Bolivia y el Mercosur

Peter Maldonado
Una de las noticias más importantes de la semana pasada fue que se cerró un acuerdo de Libre Comercio entre la Comunidad Europea y el bloque del Mercosur. La suma de estos dos bloques representa un mercado de 700 millones de personas. A golpe de vista nada despreciable, incluso podríamos pensar que para el agronegocio boliviano significa una gran oportunidad. Pero veamos a detalle el estado actual del acuerdo y las repercusiones que tendría para Bolivia.
Item: El pasado 6 de diciembre se acordó un Tratado de Libre Comercio entre los dos bloques.
Son 25 largos años de negociaciones entre la Comunidad Europea y el Mercosur, una relación nada sencilla.
Los principales impulsores son Brasil, Alemania y España, en cambio Francia lo rechaza de plano, Italia plantea modificaciones y Polonia, Austria y Países Bajos se encuentran reticentes.
Esta historia ya la vivimos el año 2019, precisamente el 28 de junio, cuando se celebró con bombos y platillos el mismo acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. El asunto se quedó solo en la celebración.
¿En qué etapa del acuerdo nos encontramos?
Acabamos de presenciar el fin de las negociaciones, pero es importante recalcar que todavía no es un acuerdo, puesto que aún no está firmado y menos ratificado. El acuerdo debe ser ratificado por ambos bloques.
Para puntualizar es importante señalar que en toda negociación internacional hay tres etapas:
La primera, los diplomáticos se ponen de acuerdo en el contenido. En el caso específico que nos toca, el acuerdo todavía tiene que ser traducido a los 24 idiomas oficiales que existen en este gran bloque.
El segundo paso es que tiene que ser firmado por los 27 jefes de Estado del bloque europeo.
Finalmente, el tercer paso consiste en la ratificación del acuerdo y para ello tiene que pasar por los 27 parlamentos y en algunos casos por subparlamentos.
Volvamos a la actualidad. Como ya dijimos, Francia está en total desacuerdo por lo que se espera que recurra a todo lo que está a su alcance para bloquear esta iniciativa. Para ello, tiene que reunir a cuatro países que estén en desacuerdo y que entre todos ellos alcancen el 35% de la población del bloque europeo. Aparentemente esta tarea le resultará sencilla porque bastaría con tener de aliados a Italia, Países Bajos y Austria para impedir su realización. A lo largo de estos 25 años Francia ha tenido éxito en impedir este acuerdo y, aparentemente, hoy no hay ningún argumento ni económico ni político para que el gobierno de Macron dé luz verde a la implementación de la iniciativa.
Francia, históricamente, es un país que, a partir de medidas arancelarias, resguarda y protege su agroindustria. El proteccionismo francés arguye una defensa del medio ambiente, basado en la idea de que se depredan bosques y la Amazonía en los países del sur para sembrar soya y pastoreo de vacas en un claro desmedro de la madre naturaleza y del medio ambiente. Argumento con bases sólidas por la sensible afectación a los bosques.
Coloquialmente a esta iniciativa se la llama el acuerdo de vacas por autos, porque la idea es que los países integrantes del Mercosur vendan carne de vaca y productos derivados de la soya y que los europeos, especialmente Alemania, vendan a los países del Mercosur autos, repuestos y partes de autos.
¿Qué significa este acuerdo para la industria europea?
El ahorro de parte de las empresas europeas en cuestión de aranceles, especialmente para las empresas alemanas, asciende a 4.000 millones de euros, cifra no menor, y por supuesto explica el gran interés que tiene Alemania en promover este acuerdo.
Ya que hablamos de los alemanes, es importante mencionar que la industria de vehículos alemana actualmente está en crisis por la severa competencia china y ven a la región como un espacio de vital importancia, no únicamente porque las fábricas alemanas en Argentina y en Brasil ensamblaron más de 300.000 vehículos para esta región en 2023, sino porque el cobre y el litio, metales necesarios para la fabricación de vehículos a electricidad, se encuentran abundantemente en la región.
¿Ahora bien, qué representa este acuerdo para Bolivia?
Para el país estas no son buenas noticias porque el sector del agronegocio en Argentina, Brasil y Paraguay es más competitivo que el nuestro y podrán inundar nuestros mercados de soya, vino y carne en desmedro de las empresas productoras bolivianas.
Bolivia, en resguardo de sus intereses, en resguardo de su industria, tiene que concentrarse en mercados que nos beneficien, mercados donde nuestros productos sean bien acogidos. Me refiero a los grandes mercados como ser China, Japón, Corea, Estados Unidos y Europa, y orientar nuestros esfuerzos diplomáticos a explorar y firmar acuerdos con estos países.
Maldonado Bakovic
es profesor universitario.