El período de septiembre a noviembre en Bolivia mostró el éxito de algunas políticas implementadas por el gobierno de Luis Arce.

Desde que asumió la presidencia de Bolivia en noviembre de 2020, Arce ha enfrentado desafíos significativos, tanto internos como externos, pero ha logrado posicionar a su gobierno como una administración que continúa con el legado de estabilidad económica y social de su anterior mandato. En el periodo de septiembre a noviembre de 2024, la gestión mostró una serie de resultados positivos que han reforzado su popularidad y consolidado su liderazgo, a pesar de los intentos de desestabilización por parte de sectores opositores.

Uno de los aspectos más destacados de la administración de Arce durante este tiempo ha sido su enfoque en la recuperación económica. Tras el impacto de la pandemia y las tensiones políticas derivadas del golpe de Estado de 2019, Arce logró recuperar la estabilidad económica de Bolivia mediante políticas fiscales y monetarias prudentes, con un enfoque particular en la redistribución de la riqueza y el fortalecimiento de las economías regionales. A lo largo de estos meses, Bolivia ha experimentado un crecimiento económico sostenido, con una recuperación significativa de los sectores productivos y un fortalecimiento del empleo, lo que ha tenido un impacto positivo en la vida de las familias bolivianas.

La estabilidad política también ha sido una de las piedras angulares de su gestión. Arce ha sabido mantener un ambiente de gobernabilidad en un país que atraviesa divisiones profundas, a menudo exacerbadas por actores que buscan polarizar y fragmentar el panorama político. A pesar de las diferencias internas dentro del Movimiento Al Socialismo (MAS), Arce ha logrado sostener su autoridad y encaminar al país hacia un desarrollo inclusivo, sin caer en las tentaciones de confrontación abierta. Su liderazgo en la política exterior también ha sido relevante, destacándose por mantener una postura de independencia en temas internacionales, especialmente frente a presiones de actores externos.

Sin embargo, uno de los elementos más complejos que ha enfrentado Arce en este periodo es el desafío constante de Evo Morales, el expresidente y líder histórico del MAS, quien no ha dejado de influir en la política del país. Morales ha estado activo en la escena política, intentando mantener su relevancia y disputando la narrativa sobre el futuro de Bolivia. Aunque Morales es una figura clave dentro del MAS y continúa siendo un referente para muchos sectores, sus intervenciones en los últimos meses han generado tensiones dentro del partido y entre sus bases de apoyo.

A pesar de sus intentos por deslegitimar los logros de Arce, Morales no ha podido eclipsar los avances significativos del gobierno actual. Mientras Arce continúa avanzando en sus políticas de inclusión social y fortalecimiento de la economía, Morales parece haber quedado atrapado en una estrategia más reactiva, centrada en cuestionar las decisiones del gobierno de Arce y en sembrar dudas sobre su capacidad de gobernar. Si bien Morales sigue siendo una figura poderosa, su influencia parece estar decayendo frente a los logros tangibles que Arce ha obtenido en los últimos meses.

A pesar de las críticas y la presión de algunos sectores liderados por Morales, Arce ha mantenido su enfoque en el bienestar de la población boliviana. El Presidente ha seguido promoviendo la inversión en infraestructura, educación y salud, áreas que continúan siendo fundamentales para el desarrollo del país. La estabilidad política y económica que se ha logrado durante este periodo es el reflejo de una gestión eficaz, orientada hacia la mejora de las condiciones de vida de los bolivianos.

En conclusión, la gestión de Luis Arce, en especial por los datos entre septiembre y noviembre de 2024, ha mostrado una dinámica positiva, marcada por la recuperación económica, la estabilidad política y una visión inclusiva del desarrollo. A pesar de los intentos de desestabilización por parte de sectores como el de Evo Morales, Arce ha demostrado su capacidad para navegar estos desafíos con serenidad y determinación, consolidando así su liderazgo en Bolivia. Mientras el país avanza hacia el futuro, parece claro que la gobernanza de Arce, con su enfoque en la justicia social y el desarrollo económico, continúa siendo un pilar fundamental para el progreso de Bolivia en este periodo.

*Fernando Quispe Ayala es politólogo