Los gastos reservados de Javier Milei

Si algo debemos destacar en Bolivia estos últimos 16 años de gobierno es la erradicación de los gastos reservados, no solo por los montos altos que se destinaban, sino el principio fundamental por los que se utilizaban. Éstos son recursos que se destinaban al pago de los “buzos” (agentes parapoliciales y paramilitares) que se infiltraban en organizaciones sociales y partidos políticos de izquierda, para llevar información al gobierno y de esta manera tener más elementos de represión a estas entidades.
Los gastos reservados también estaban destinados a sobornar a algunos malos dirigentes y políticos opositores, para que convenzan a sus bases de aceptar las propuestas gubernamentales, incluso yendo en contra de sus principios e ideologías; lamentablemente, estos gastos no tenían una rendición de cuentas clara, ya que como su nombre lo indica, al ser reservados solo los podían conocer muy pocas autoridades.
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Lo paradójico es que el principal líder de “la libertad”, Javier Milei, presidente argentino, ordenó que se destinen 100.000 millones de pesos argentinos a gastos reservados, vale decir que se destinan recursos para “espiar” a los argentinos y a sus organizaciones sociales, ¿qué libertad puede haber cuando un ciudadano es espiado por el gobierno? Lo peor es que se destinan gastos para espionaje interno y se quitan gastos sociales destinados a los sectores más pobres de Argentina.
Pero como no se podía esperar menos del mandatario argentino, sus principales fundamentos “ideológicos” de libertad solo fueron eslóganes de campaña, que llegado el momento de gobernar quedaron en el olvido o simplemente fueron promesas dirigidas a los incautos votantes.
No olvidemos cómo Milei prometió cortar con “la motosierra” los privilegios de “la casta” (gente que vive y disfruta de la política), sin embargo una de sus primeras medidas fue incrementar el sueldo de sus ministros y parlamentarios; juró a todos los santos que haría desaparecer el Banco Central, por ser el ente donde se generaba la inflación, a la fecha el Banco Central argentino goza de buena salud y sigue con sus actividades cotidianas; dijo que el Estado nunca más tendría déficit fiscal, pero para lograrlo realizó una transferencia del oro físico de las reservas internacionales al exterior, por un valor de $us 450 millones.
Pero a todo esto qué dicen nuestros eméritos analistas económicos, que dieron su grito al cielo cuando circulaba la idea de que el Banco Central de Bolivia pueda realizar transacciones del oro físico. Incluso algún analista tituló en su columna de opinión que el Gobierno boliviano vendía las “joyas de la abuela”. Pareciera que para estos analistas está bien que un gobierno de derecha (Milei) venda las “joyas de la abuela”, pero para un gobierno de izquierda significa que es un dato que demuestra “crisis económica”. Estas contradicciones surgen cuando mezclan sus intereses políticos con el análisis económico.
Los bolivianos ya vivimos esas promesas y nefastas políticas económicas de los “libertarios”, que con el famoso decreto 21060 y su capitalización ocasionaron solo desocupación, crisis financiera, política y social, y sobre todo comenzó la informalidad económica que hasta hoy viene arrastrando la sociedad boliviana.
(*) Miguel Ángel Marañón Urquidi es economista