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Tuesday 2 Jul 2024 | Actualizado a 07:15 AM

Netanyahu y la resolución 2735 del Consejo

La continuación de los proyectos de asentamiento es condenada y rechazada y no traerá seguridad a nadie

Mahmoud Elalwani

/ 2 de julio de 2024 / 07:15

El primer ministro del Estado fascista de Israel, Benjamín Netanyahu, no tuvo reparos al declarar un claro rechazo a la resolución 2735 del Consejo de Seguridad del 10 de junio, sobre el alto de fuego en Gaza, basada en la “Declaración Biden” que derivaba de una propuesta israelí y como fruto de una campaña de desinformación para culpar a la parte palestina. El 24 de junio, Netanyahu dijo que estaba “preparado solo para concluir un acuerdo parcial que traería el regreso de algunos rehenes”, mientras que estaba comprometido a continuar la guerra después de una pausa para completar su objetivo. No obstante, ha negado repetidamente que la propuesta israelí estipule poner fin a la guerra antes de que Israel logre sus objetivos.

Lea: El anuncio de Biden para un alto el fuego en Gaza

Netanyahu no ve margen para hablar de ningún plan para detener la guerra y define el “marco de la solución” con la condición de que nunca habrá un Estado palestino y de que no hay lugar para la Autoridad Palestina en la Franja de Gaza, en su lugar se formará una administración civil adjunta al nuevo gobierno de ayuda militar; además, no habrá salida del ejército de ocupación hasta que él decida el momento. Las medidas más destacadas tomadas por el gobierno de ocupación fueron la adopción de una ley en la Knesset, con la aprobación de 99 de 120 diputados, rechazando la idea de un Estado palestino. Las declaraciones de Netanyahu sobre el control total de la seguridad en Cisjordania y la Franja de Gaza son un desafío a la legitimidad internacional, y un desprecio por la posición internacional cuando el mundo entero habla de un Estado palestino independiente y busca su reconocimiento.

No es la primera vez que Netanyahu esboza su “visión judaizante moderna” para la Franja de Gaza, especialmente la que completa sin ninguna ambigüedad el proyecto declarado por Smotrich, asegurando que no existe ni un Estado palestino ni una autoridad palestina. Smotrich, en un comunicado distribuido por su oficina el 23 de junio, añadió que está trabajando para «frustrar cualquier posibilidad de establecer un Estado palestino y para consolidar los asentamientos en Cisjordania, que considera una barrera protectora para impedir el control palestino». «Vinimos a colonizar y construir la tierra, a evitar su división y a desarrollar los asentamientos». El gobierno de ocupación ha elaborado una lista de más de 70 nuevos puestos coloniales con el fin de trabajar para proporcionarles servicios básicos y de seguridad, lo que supone imponer un sistema de guetos y cantones destinados a provocar un desmantelamiento sistemático de la geografía palestina, que conduce a la destrucción total de cualquier posibilidad para establecer un Estado palestino.

El 23 de junio en Luxemburgo, en una conferencia tras la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, el alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, dijo: «Parece haber una clara voluntad israelí de anexar gradualmente a Cisjordania, y este asunto no conducirá a la paz». Añadió: “No hemos alcanzado un alto el fuego en la Franja de Gaza, a pesar de que han transcurrido tres semanas desde la resolución 2735 del Consejo de Seguridad que cuenta con el apoyo de la comunidad internacional”.

 Las políticas israelíes no aportan seguridad ni estabilidad a nadie. La continuación de este enfoque destructivo conducirá a una explosión total. Es necesario trabajar para detener la continua agresión israelí contra el pueblo palestino y construir el Estado independiente de Palestina en las fronteras del 4 de junio de 1967, con Jerusalén Este como su capital, hay que lograr obtener membresía plena en las Naciones Unidas. Una paz justa, integral y duradera sigue siendo una opción estratégica y una necesidad para la paz y la seguridad regional e internacional.

La continuación de los proyectos de asentamiento es condenada y rechazada y no traerá seguridad a nadie. La comunidad internacional ha confirmado, especialmente en la Resolución 2334 de la ONU, que los asentamientos son ilegales, en todas sus formas y en todos los territorios palestinos ocupados, incluida Jerusalén Oriental. Los asentamientos israelíes constituyen una bofetada al mundo entero, que exige el cese de la violencia de los colonos terroristas. La comunidad internacional debe continuar brindando posiciones firmes en el apoyo al pueblo palestino y sus derechos justos y legítimos, de conformidad con el derecho internacional, las resoluciones pertinentes de legitimidad internacional.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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El anuncio de Biden para un alto el fuego en Gaza

La tercera fase contempla el plan de reconstrucción de Gaza y la liberación de los últimos rehenes

Mahmoud Elalwani

/ 10 de junio de 2024 / 10:12

El viernes 31 de mayo, el presidente estadounidense Joe Biden, en un discurso pronunciado en la Casa Blanca sobre la situación en Medio Oriente, dijo que Israel había presentado una propuesta para un alto el fuego sostenible en Gaza que constaría de tres etapas y pondría fin al conflicto que lleva más de ocho meses en marcha.

La primera fase duraría seis semanas y comenzaría con el cese de hostilidades. Durante esta fase se liberarían mujeres, niños, ancianos y los rehenes heridos, se produciría la retirada de las fuerzas de ocupación israelíes de zonas densamente pobladas de Gaza y el regreso de los gazateís a sus hogares en todas las zonas de Gaza, incluido el norte, también se incrementaría el número de camiones cargados con ayuda humanitaria a 600 por día.

Consulte: La Nakbah y la limpieza étnica en Palestina

Durante estas seis semanas, Israel y Hamás negociarán los arreglos necesarios para llegar a la segunda fase en la que se produciría un alto el fuego permanente. Biden reconoció que hay «una serie de detalles» que deben negociarse para pasar de la primera etapa a la segunda porque Israel quiere asegurarse de que sus intereses estén protegidos.

La segunda fase incluye la liberación de los rehenes restantes, incluidos los soldados varones. En esta fase Israel retirará todas sus fuerzas de Gaza siempre que Hamás cumpla con sus obligaciones y “el alto de fuego temporal se convertirá en un cese permanente de las hostilidades”.

La tercera fase contempla el plan de reconstrucción de Gaza y la liberación de los últimos rehenes.

Biden destacó que esta es la oferta que ahora está sobre la mesa. El presidente estadounidense dijo que la continuación de este conflicto agotará las capacidades de Israel y aumentará su aislamiento, destacando que este acuerdo conducirá a la calma en la región, incluida la conclusión de un acuerdo histórico entre Israel y el Reino de Arabia Saudita. Asimismo, señaló que Israel tiene derecho a defenderse, y puntualizó que sabía que algunos miembros del gobierno de Israel no aceptarían esta propuesta porque quieren que la guerra continúe, quieren ocupar Gaza para siempre, pero indicó que la idea de una victoria completa solo mantendrá a Israel atrapado en Gaza, aislándolo del mundo y que los secuestrados no regresarán a sus hogares. Biden concluyó que es hora de que esta guerra termine y comience la siguiente etapa.

El discurso del presidente estadounidense constituye la presentación de una propuesta israelí, pero plantea interrogantes. Si esta propuesta no la hubiera hecho el gobierno de Israel, el presidente de los Estados Unidos no la habría presentado, sino que habría solicitado que la presentara el secretario de Estado de los Estados Unidos o el presidente de su Consejo de Seguridad Nacional. El hecho de que el propio presidente presente este plan tiene connotaciones inusuales, es indicativo de que esta propuesta ha sido adoptada por el gobierno de Estados Unidos porque le confiere importancia en términos de patrocinio e implementación del plan y, al hacerlo, corta el camino al primer ministro Netanyahu de la guerra en Gaza, para evitar que posponga el estudio de las propuestas de paz con el fin de mantener su guerra en Gaza con armas estadounidenses. Este es un mensaje a Netanyahu de que no debe someterse a las amenazas de sus ministros de Seguridad y de Finanzas, Ben Gvir y Smotrich, los más extremistas del gobierno, que están llenos de odio por la humanidad, que practican matanzas y exterminio sin dudarlo.

La propuesta del discurso tiene mensajes dirigidos al pueblo estadounidense y a aquellos que se levantan contra el genocidio del pueblo palestino en Gaza de cara a la campaña electoral del próximo noviembre. También contiene mensajes para Europa y para otros países del mundo de que Estados Unidos apoya el cese de la guerra en Gaza para así blanquear la imagen de su administración que ha utilizado el poder de veto en más de una ocasión negándose a condenar la agresión israelí y que ha rechazado una resolución del Consejo de Seguridad que solicitaba el cese de la guerra en Gaza.

El discurso de Biden no incluye una solución política a un Estado palestino independiente con continuidad geográfica entre Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental; sobre este tema no hay ninguna propuesta en la iniciativa del presidente estadounidense, solo se habla de aceptar el statu quo anterior a la guerra en Gaza, lo que supone una mayor privación de los derechos nacionales del pueblo palestino.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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La Nakbah y la limpieza étnica en Palestina

¿Por qué continúa el riesgo de desplazamiento de la población de la Franja de Gaza hacia el extranjero?

Mahmoud Elalwani

/ 16 de mayo de 2024 / 06:57

Desde 1948, cada 15 de mayo el pueblo palestino conmemora la Nakbah (la catástrofe), fecha en que fue masacrado y expulsado de su tierra a manos de las milicias israelíes y sus aliados. Hoy, lamentablemente la historia se repite en Gaza a manos de los mismos actores, pero con un genocidio más sanguinario, utilizando alta tecnología y armamentos más sofisticados y de destrucción masiva. La limpieza étnica sigue en todo el territorio palestino por octavo mes consecutivo, dejando más de 35.200 víctimas, entre ellas 14.100 niños, 9.200 mujeres, 1.050 ancianos y más de 11.000 desaparecidos, con más de 80.000 heridos y dos millones de desplazados por la fuerza militar israelí.

Lea: El veto de EEUU en el Consejo de Seguridad

La limpieza étnica es una parte esencial de la estrategia del movimiento sionista, basada en «apoderarse de la mayor superficie posible de tierra de Palestina con el menor número posible de palestinos». De hecho, los sionistas actuales critican a la generación fundadora del sionismo, diciendo que no acabaron su trabajo en 1948, que no lograron una limpieza total matando o deportando a todos los palestinos y que cometieron el gran error histórico estratégico de permitir que los palestinos se multiplicaran en la Palestina ocupada. Hoy en día, las bandas armadas sionistas están llevando a cabo exterminios masivos y deportaciones, evitando su difusión mediática, prohibiendo la entrada de los medios de comunicación con la intención de ocultar las masacres y negar su comisión.

La limpieza étnica fue y sigue siendo un plan sionista sistemático y una política estratégica israelí. Ha acompañado al proyecto sionista desde sus inicios y estaba en el centro de la doctrina sionista. La expulsión y el desplazamiento forzado bajo la amenaza de muerte y expulsión de los palestinos de sus tierras era el objetivo común del movimiento sionista para borrar el nombre de Palestina del mapa mundial.

Después de más de 220 días de guerra, con cada día que pasa se confirma la falsedad de la narrativa promovida por la entidad sionista, especialmente por Netanyahu, de que el objetivo de la guerra es recuperar a los secuestrados y eliminar al movimiento Hamás, ocultando el objetivo real que se extiende más allá de Gaza y de Hamás, que es el de liquidar la causa palestina.

Netanyahu todavía insiste en mentir para justificar la continuación de la guerra, afirmando que estos dos objetivos no se han logrado; también continúa logrando sus verdaderos objetivos: más asentamientos en Cisjordania y la judaización de Jerusalén.

¿Cómo alguien puede creer que esto es una guerra contra Gaza y contra Hamás a la luz de la destrucción sistemática de todos los edificios e infraestructuras en la Franja de Gaza, donde se apunta a los civiles y se los mata?

¿Por qué continúa el riesgo de desplazamiento de la población de la Franja de Gaza hacia el extranjero?

¿Cuál es la relación entre la liberación de los secuestrados y la eliminación del movimiento Hamás? ¿Por qué impedir que la agencia de ayuda de las Naciones Unidas, UNRWA, funcione e incitar a los países a cortarle la financiación cuando dicha agencia es un símbolo de la cuestión de los refugiados y del derecho al retorno?

¿Cuál es la relación entre los objetivos declarados y la retención de fondos fiscales al gobierno palestino? ¿Cuál es la relación con la incitación a los países del mundo contra el gobierno y los dirigentes palestinos?

¿Acaso se rebelaron los estudiantes de las universidades estadounidenses y europeas, los movimientos de opinión pública y las organizaciones internacionales contra el Estado sionista solo porque querían liberar a sus prisioneros y eliminar a Hamás, o es porque los objetivos israelíes van mucho más allá con una guerra de genocidio y limpieza étnica contra todo el pueblo palestino?

Es evidente que el objetivo de los sionistas y sus aliados no es más que una limpieza étnica de los palestinos con el fin de liquidar su legítima causa.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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El veto de EEUU en el Consejo de Seguridad

Reconocer el Estado palestino y aceptar su membresía en las Naciones Unidas es un derecho inalienable

Mahmoud Elalwani

/ 24 de abril de 2024 / 06:39

El jueves 18 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU votó una resolución sobre la solicitud del Estado de Palestina para ser miembro pleno de dicha organización, pero el veto estadounidense (el quinto en los últimos seis meses) frustró dicha resolución que fue aprobada por 12 países: Rusia, China, Francia, Japón, República de Corea, Argelia, Mozambique, Sierra Leona, Guyana, Ecuador, Eslovenia y Malta, con las abstenciones de Gran Bretaña y Suiza.

Hace 12 años, desde la Resolución 19/67 de 2012 que otorgó el estatus de Palestina en las Naciones Unidas en la categoría de Estado observador, Estados Unidos justifica su veto al considerar que ser miembro de pleno derecho solo se logrará mediante “negociaciones directas” entre las dos partes, pero sabiendo de antemano que no existen negociaciones directas entre las partes palestino-israelíes ni políticas, ni las relacionadas con los acuerdos de Taba en enero de 2001. Con la llegada del gobierno extremista israelí encabezado por Netanyahu, que rechaza categóricamente el establecimiento del Estado de Palestina y niega los derechos nacionales del pueblo palestino, se imposibilita la negociación.

Lea también: Un alto de fuego no permanente

Estados Unidos rechazó descaradamente el intento de acuerdo presentado en 2008 por el exprimer ministro del gobierno de ocupación, Olmert, porque veía en él un alejamiento de “las constantes de la posición estadounidense” y un acercamiento a una “posible solución”. La nueva maniobra estadounidense representa una desviación fundamental de la realidad política. El veto es injusto, inmoral e injustificado, decepcionante, desafortunado, vergonzoso, irresponsable, constituye una agresión flagrante contra los derechos del pueblo palestino y desafía la voluntad de la comunidad internacional, que apoya firmemente que el Estado de Palestina obtenga membresía plena en las Naciones Unidas. Actualmente hay más de 140 países en el mundo que reconocen el Estado Palestino. Estados Unidos ha violado todas las leyes internacionales y ha roto todas las promesas relativas a la solución de los dos Estados y el logro de la paz en la región.

La administración estadounidense está liderando abiertamente la batalla para bloquear el camino para que Palestina obtenga sus derechos. Es otra vergüenza añadida a su historial de atacar y socavar los cimientos de la acción internacional colectiva y demuestra su parcialidad ciega a favor de la entidad de ocupación israelí. La administración estadounidense está apoyando la   agresión de Israel, se niega a obligarle a detener la guerra de genocidio, le está suministrando armas y dinero con los que está matando a niños palestinos inocentes. Estas acciones no favorecen la seguridad y la estabilidad en la región ni en el mundo.

La maniobra estadounidense, al rechazar la solicitud de plena membresía al Estado de Palestina, es un pretexto para mantener una ilusión de negociación entre ambas partes, mientras Israel establece un Estado judío racista único en Palestina. La maniobra estadounidense no es más que un engaño claro. Este veto revela las contradicciones de su política, que ha roto todas las promesas de las que habla con respecto a la solución de dos Estados y al logro de la paz en la región.

El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Yisrael Katz, dijo durante la sesión: “Si el Consejo de Seguridad aprueba la resolución, entonces será el Consejo de Terrorismo no de Seguridad”, y tras la votación felicitó a Washington por utilizar su veto contra la propuesta, declarando que reconocer un Estado Palestino, a medio año del atentado de octubre, sería una “recompensa por el terrorismo”.

Reconocer el Estado palestino y aceptar su membresía en las Naciones Unidas es un derecho inalienable para el pueblo palestino y una responsabilidad jurídica y moral para el Consejo de Seguridad, especialmente en este momento en que Israel está lanzando su guerra genocida contra Gaza y continúa con sus medidas ilegítimas que perpetúan la ocupación y socavan la solución de dos Estados y de todas las posibilidades para lograr una paz justa, permanente e integral. El logro de la paz, la seguridad y la estabilidad en nuestra región y en el mundo depende de la implementación de resoluciones internacionales de legitimidad, poner fin a la ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina y reconocer los derechos legítimos del pueblo palestino, sobre todo de su derecho a la autodeterminación y el establecimiento de su Estado independiente con Jerusalén Este como su capital.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Un alto de fuego no permanente

A pesar de todo lo que ha sucedido, el gobierno fascista de Netanyahu está orgulloso de lo que está haciendo

Mahmoud Elalwani

/ 27 de marzo de 2024 / 07:53

El lunes 25 de marzo de 2024, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por décima vez consecutiva, votó la Resolución 2728 (con 14 países a favor y la abstención de los Estados Unidos); dicha resolución exige un alto al fuego inmediato y duradero durante el mes de Ramadán, solicitando la liberación inmediata e incondicional de todos los rehenes, el aumento de la ayuda humanitaria y la eliminación de todas las barreras que evitan su llegada.

Estados Unidos no aceptó el texto de un alto al fuego permanente modificándolo a un alto al fuego duradero, convirtiéndola en la primera resolución de alto al fuego adoptada por el Consejo en seis meses, después de cuatro fracasos anteriores. El texto deja la puerta abierta a Israel para reanudar la guerra después del fin del mes de Ramadán, el próximo 10 de abril.

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El portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Matthew Miller, dijo que la resolución del Consejo de Seguridad sobre el cese de la guerra en Gaza no es vinculante y que su implementación puede tener lugar mediante negociaciones, señalando que “esta resolución no tiene ninguna importancia práctica para nosotros y se hará siempre lo que sea en interés de nuestra seguridad”.

El pasado viernes 22 de marzo, el Consejo de Seguridad se reunió para votar un proyecto de resolución presentado por EEUU que fue vetado por Rusia, China y Argelia; dicho veto llegó como un “rescate político y jurídico” a la causa palestina. Los Estados Unidos querían vender una ilusión a la comunidad internacional manipulando las palabras y encubriendo los crímenes de la ocupación para protegerlo de cualquier proceso legal en el futuro. El Consejo adoptó dos resoluciones sobre la situación, la Resolución No. 2712 y la Resolución No. 2720. Washington utilizó su poder de veto contra tres proyectos de resoluciones, dos de los cuales pedían un alto el fuego inmediato y permanente. 

Washington trabajó para magnificar la “catástrofe humanitaria” en su proyecto de resolución del Consejo de Seguridad y utilizó las palabras “tragedia” y “ayuda” muchas veces, mientras ignoraba por completo mencionar los crímenes de guerra y el “genocidio”, en una maniobra política para explotar la situación del pueblo de Gaza que se debate entre la muerte por hambre y la muerte por asesinato, con el fin de acabar con su gran sueño nacional y aprovechándose de la catástrofe humanitaria resultante de la guerra de agresión llevada a cabo por el Estado fascista israelí desde el 7 de octubre.

El proyecto estadounidense se refiere a la cuestión del Estado palestino y lo sitúa en el contexto del derecho internacional y de las resoluciones de las Naciones Unidas sin especificación directa vinculada a ellos. La resolución de la Asamblea General sobre el Estado de Palestina exige colocar la Resolución 19/67 de 2012 sobre la composición del Estado de Palestina y su plena membresía en las Naciones Unidas, incluidas sus fronteras, su capital y su soberanía, pero Washington evitó aprobarla porque dicha resolución puede utilizarse posteriormente y romper la esencia del contenido de un futuro proyecto alternativo.

El proyecto estadounidense situó el ataque del 7 de octubre y a los rehenes en igualdad con la agresión que lanzó Israel, ignorando por completo los crímenes de guerra y el genocidio perpetrados por el ejército israelí contra la población gazatí, utilizando la misma narrativa israelí, una omisión que ninguna persona ingenua puede pasar por alto.

El proyecto estadounidense se refirió a lo que llamó el “terrorismo” de Hamás, pero ignoró por completo el “terrorismo” de Estado que practica Israel, como si lo que está ocurriendo no fuese matanza, destrucción y sabotaje contra la humanidad. A pesar de todo lo que ha sucedido, el gobierno fascista de Netanyahu está orgulloso de lo que está haciendo.

El proyecto estadounidense es un claro intento para romper el rumbo de la “Corte Internacional de Justicia”, cuyas sesiones fueron un “tribunal vivo” para juzgar los crímenes de guerra del Estado fascista contemporáneo y cuya decisión final podría poner a un estado, líderes y ejército en el banquillo.

Es necesario que la administración estadounidense demuestre su compromiso con la legitimidad internacional y el derecho internacional y que obligue al Estado ocupante a detener la guerra de aniquilación que está librando contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza y en Cisjordania, incluida Jerusalén Oriental; deben poner fin a sus crímenes y asentamientos, de lo contrario, la alternativa será más violencia y una expansión de ésta por toda la zona.

(*) Mahmoud Elalwani es Embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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Mucho ruido y poco contenido

Nuestro pueblo seguirá luchando hasta conseguir sus derechos nacionales tal como dicta el derecho internacional

Mahmoud Elalwani

/ 5 de marzo de 2024 / 06:48

Últimamente todo el mundo, menos Israel, habla de la necesidad del alto al fuego humanitario en Gaza y busca una solución política al conflicto del Oriente Medio mediante un reconocimiento del Estado de Palestina y su membresía plena en las NNUU. Sin embargo, en el terreno pasa lo contrario. Después de 145 días de genocidio a la población palestina, las cifras son atroces, superan los 120.000 afectados, entre muertos, heridos y desaparecidos.

El domingo 18 de febrero, el aparato del Estado israelí continuó su posición hostil, después de que su parlamento, la Knesset, aprobara por una abrumadora mayoría (99 diputados de un total de 120) rechazar rotundamente la existencia de un Estado Palestino. 

Lea también: Soluciones a expensas de la víctima que fracasan

El jueves 22 de febrero, Netanyahu presentó a los ministros de su gobierno, y por primera vez, la visión escrita de sus pretensiones para todo el paisaje palestino y regional, y no solamente para el día después de la guerra de Gaza, afirmando con total claridad que no habría ningún Estado palestino, ninguna retirada de la Franja de Gaza por un tiempo ilimitado, que se establecería una “zona de amortiguamiento” como muro de ocupación, la cancelación de la agencia UNRWA, se fortalecerá el proyecto de asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, habrá un control supremo de seguridad sobre Cisjordania y la Franja de Gaza, no habrá fronteras palestinas. Reemplazar las soluciones políticas con el control de seguridad israelí sobre Cisjordania y la Franja de Gaza allana el camino para la próxima guerra.

El exprimer ministro israelí Ehud Olmert, el viernes 23 de febrero, en un artículo publicado por el periódico israelí Haaretz, describió al gobierno de Netanyahu como una «pandilla», declaró que el objetivo final de ellos no es ocupar Gaza solamente, sino limpiar Cisjordania y Jerusalén de su población palestina, y anexar las tierras a Israel, asegurando que el camino para lograr este objetivo está lleno de sangre israelí y palestina, concluyendo que “este objetivo no se logrará sin un conflicto violento a gran escala. Un desastre, una guerra total».

El jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, en la reunión del G20 en Brasil el jueves 22 de febrero, declaró que «existe una fuerte demanda de una solución de dos Estados. Es un consenso entre todos», y afirmó que la crisis en Gaza se extiende a Cisjordania, que está “hirviendo intensamente con colonos israelíes atacando a civiles palestinos”.

Un informe del periódico británico The Guardian publicado el 22 de febrero, según Bruce Riedel, quien pasó tres décadas en la CIA y en el Consejo de Seguridad Nacional asesorando a cuatro presidentes diferentes, concluyó que una sola llamada realizada por el presidente Biden a Netanyahu es suficiente para detener la guerra en la Franja de Gaza. “Estados Unidos goza de una enorme influencia porque es quien suministra diariamente a Israel sus necesidades de misiles, drones y municiones para continuar su campaña militar en Gaza”, añadiendo que lo que es notable es que “los presidentes estadounidenses han sido tímidos a la hora de utilizar esta influencia por razones políticas internas».

El martes 20 de febrero, el Consejo de Seguridad de la ONU celebró la sesión de votación esperada por los pueblos del mundo sobre un proyecto de resolución para un alto al fuego en la Franja de Gaza por razones humanitarias. El resultado fue de 13 votos a favor, la abstención de Gran Bretaña y el veto de Estados Unidos, por tercera vez este año.

El significado del veto es que no haya un alto al fuego en la Franja de Gaza, por ello la entidad sionista usurpadora debería estar contenta al disfrutar de un amplio margen de tiempo para establecer con calma los pasos necesarios para completar sus crímenes contra la humanidad. El veto anuló el derecho a la vida. Ya no habrá indulgencia en el control del cruce de los convoyes de ayuda humanitaria y de socorro, no habrá culpa ni responsabilidades por obstruir su paso. Lo que le espera a cientos de miles de desplazados al sur de la Franja de Gaza es la muerte por hambre, sed, frío y enfermedades. Ante esta situación, Israel deja al pueblo palestino tres opciones: limpieza étnica, apartheid o exilio. No obstante, nuestro pueblo seguirá luchando hasta conseguir sus derechos nacionales tal como dicta el derecho internacional.

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia

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