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Turismo como herramienta de ingreso de divisas

/ 26 de febrero de 2024 / 09:53

En un mundo cada vez más globalizado e interconectado, el turismo se ha convertido en una de las actividades económicas más importantes a nivel mundial. Su impacto va más allá de la simple generación de ingresos, ya que también juega un papel fundamental en la creación de empleos, el desarrollo de infraestructuras, la promoción de la cultura local y la diversificación de las economías nacionales.

En este contexto, el ingreso de divisas proveniente del turismo extranjero se configura como un elemento vital para la estabilidad financiera de los países. Estas divisas, que son obtenidas a cambio de la prestación de servicios turísticos a visitantes internacionales, permiten financiar proyectos de desarrollo, fortalecer la seguridad social, mejorar la calidad de vida de la población y, en general, contribuir al crecimiento económico sostenible.

El turismo no solo genera ingresos directos a través de la actividad turística en sí misma (alojamiento, alimentación, transporte, actividades), sino que también tiene un efecto multiplicador en otros sectores de la economía. Por ejemplo, la construcción de hoteles y resorts genera empleos en el sector de la construcción, mientras que la compra de souvenirs y artesanías beneficia principalmente a los productores locales. Además, puede ayudar a promover la agricultura local, la producción de alimentos y la industria artesanal.

Por otra parte, el desarrollo del sector puede generar un impacto positivo en la sociedad en su conjunto, como reducir el desempleo y la pobreza, contribuir a la mejora de la educación y la salud de la población local, así como a la promoción de la cultura y la diversidad. Sin embargo, su desarrollo no está exento de desafíos. Es importante que se gestione de manera sostenible para evitar impactos negativos en el medio ambiente y la sociedad local. La planificación y gestión del turismo debe tener en cuenta la capacidad de carga del territorio, la protección del medio ambiente y la participación de las comunidades locales.

Ahora bien, para comprender la importancia del sector turismo como generador de divisas, tomo como ejemplo tres países: Costa Rica, Perú y España.

Costa Rica es un ejemplo paradigmático del éxito del turismo como motor de desarrollo económico. En 2022, el sector turístico representó el 8,2% de su Producto Interno Bruto, generando $us 3.900 millones en divisas. Este flujo de ingresos ha permitido financiar proyectos de infraestructura, fortalecer la seguridad social y mejorar la calidad de vida de la población. El turismo de naturaleza, ecoturismo y aventura son los principales subsectores que impulsan la economía costarricense.

Por su parte, Perú ha experimentado un crecimiento sostenido del turismo en los últimos años. En 2022, el sector representó el 3,9% del PIB peruano, generando $us 5.400 millones en divisas. El turismo cultural, el turismo gastronómico y el turismo de aventura son los principales subsectores que impulsan el crecimiento del sector en Perú. La riqueza cultural y natural del país, junto a la mejora de la infraestructura y la promoción internacional, han contribuido a posicionar a Perú como un destino turístico de primer nivel.

Por otra parte y en una escala mucho mayor, España, con una larga tradición turística, es uno de los líderes mundiales en este sector. En 2022, el turismo representó el 14,3% del PIB español, generando $us 154.000 millones en divisas. El turismo de sol y playa, junto al turismo cultural y urbano, son los pilares de la industria turística española. La diversificación de la oferta y la apuesta por la calidad han sido claves para el éxito del turismo español.

Ahora bien, en comparación con los países mencionados anteriormente, Bolivia aún tiene un largo camino por recorrer en materia de desarrollo turístico. En 2022, el sector representó solo el 2,7% del PIB boliviano, generando $us 780 millones en divisas (en comparación: 20% de Costa Rica; 14,4% de Perú y 0,5% de España). El turismo cultural, el turismo de naturaleza y el turismo comunitario son los subsectores con mayor potencial de desarrollo. Asimismo, la falta de infraestructura, la débil promoción internacional y la escasa inversión pública son algunos de los desafíos que enfrenta el sector turístico boliviano.

Es de suma importancia establecer estrategias de crecimiento económico a partir del sector turismo, con la finalidad de que sea sostenible en el tiempo y beneficioso para la población en general, como lo es en los países mencionados y en nuestro caso en particular, para el ingreso de divisas que fortalezcan la economía nacional.

Mauricio Rocabado Rocabado
es economist
a.

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La importancia de separar opiniones e identidad

/ 5 de enero de 2024 / 08:10

En la era de la información y la comunicación instantánea, expresar opiniones se ha convertido en una actividad cotidiana. Ya sea a través de redes sociales, conversaciones cara a cara o plataformas en línea, compartir puntos de vista es una parte integral de la interacción humana. Sin embargo, es esencial aprender a desvincular nuestras opiniones de nuestra identidad para fomentar un diálogo más saludable y constructivo.

La identidad personal suele estar intrínsecamente ligada a nuestras creencias y valores. A menudo, las opiniones que expresamos son vistas como extensiones de quiénes somos. Esta conexión profunda puede llevar a una defensa vehemente de nuestras ideas, como si cuestionarlas fuera un ataque personal, ya que tenemos un apego por nuestras opiniones que nos impide reconocer si realmente son correctas y en su defecto, reconsiderarlas. Reconocer nuestros errores no nos hace parecer menos competentes, sino que es una demostración honesta de una constante predisposición a aprender.

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Ahora bien, la capacidad de separar nuestras opiniones de nuestra identidad es esencial para cultivar un entorno en el que el intercambio de ideas sea enriquecedor en lugar de confrontativo. Nos permite tomar consciencia de que no existe un antagonismo en nuestra manera de ver el mundo.

¿Por qué deberíamos hacerlo? La primera razón es para animar la práctica del pensamiento crítico, fomentando nuestra capacidad de análisis profundo para obtener una postura razonable y justificada sobre un tema.

Otra razón es la promoción de un diálogo respetuoso y constructivo. Cuando percibimos una crítica a nuestras opiniones como un ataque a nuestra identidad, es más probable que respondamos de manera defensiva y cerrada. En cambio, al reconocer que nuestras opiniones no definen nuestra totalidad, podemos participar en conversaciones más abiertas, receptivas y dispuestas a aprender.

Por otra parte, la desvinculación también fortalece la empatía y la comprensión interpersonal. Al comprender que las opiniones son cambiantes y no representan la totalidad de una persona, estamos más inclinados a ver a los demás como individuos complejos con experiencias y perspectivas únicas. Esta percepción más matizada de las opiniones ajenas fomenta la empatía y reduce la polarización, permitiendo un entendimiento más profundo entre individuos con diferentes puntos de vista.

Otra razón es la liberación de la presión social. Muchas veces, nos aferramos a ciertas opiniones debido a la presión social o el deseo de pertenecer a un grupo específico. A partir de la desvinculación, podemos liberarnos de la necesidad de conformarnos con lo que es aceptado en nuestro entorno y desarrollar un mayor sentido de autenticidad.

Aprender a separar quiénes somos de lo que pensamos nos permite ser más flexibles, abiertos y receptivos a nuevas ideas, enriqueciendo así nuestra experiencia en la interacción con los demás. En un mundo cada vez más diverso y complejo, esta habilidad se convierte en un componente fundamental para construir sociedades más tolerantes y comprensivas. Comencemos un nuevo año promoviendo una sociedad más tolerante, abierta y empática con otras formas de pensar, de vivir y de construir futuro.

(*) Mauricio Rocabado Rocabado es economista

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Universidad y riesgo moral

/ 17 de mayo de 2022 / 01:14

El riesgo moral es un problema de información asimétrica que tiene como consecuencia un desequilibrio en la toma de decisiones. Un ejemplo muy utilizado para una mejor comprensión es el mercado de seguros. Cuando uno tiene un seguro a todo riesgo para su vehículo, no tiene incentivos a cuidarlo, porque sabe que cualquier desperfecto que tenga el motorizado será cubierto por la empresa aseguradora, por lo tanto, el conductor tiene un comportamiento de conducción muy arriesgado.

En el caso boliviano, el problema nace a partir de la Constitución Política del Estado (CPE) que, en parte de su artículo 93, señala “Las universidades públicas serán obligatoria y suficientemente subvencionadas por el Estado, independientemente de sus recursos departamentales, municipales y propios, creados o por crearse”. Sin embargo, el problema no se encuentra necesariamente en la CPE, ni en la administración de las Universidades Públicas Autónomas (UPA), sino en quienes son los beneficiarios finales, es decir, los estudiantes matriculados. Si salen las cosas bien, las UPA gradúan más profesionales capacitados para un mercado laboral que los requiere (dejando de lado por ahora el debate de las carreras que demanda el mercado, así como el ineficiente vínculo entre las universidades y las empresas que procuran el desarrollo económico). Si las cosas no salen bien, las pérdidas se socializan, es decir que existen más estudiantes matriculados, menos egresados y titulados que consecuentemente generan presión al financiamiento estatal (que como se dijo antes, está asegurado constitucionalmente). Con todo, ¿qué nos queda por hacer?, ¿cambiamos la CPE?, ¿seguimos siendo observadores silenciosos de estudiantes que están 10, 20 o más años matriculados?, que, dicho sea de paso, pueden recibir un salario cuando son dirigentes, cuentan con seguro de salud, entre otros beneficios.

Una alternativa de solución son los sistemas de vouchers educativos (bonos canjeables), que fueron promocionados desde los años 60 y han tenido resultados diversos, puesto que no es una receta única que funciona bien, indiferentemente del sistema económico de cada país. En el caso boliviano, cuando un estudiante ingresa a una universidad pública, el presupuesto designado para formar al estudiante debería ser asignado directamente a la demanda, es decir, al estudiante, pero en forma de voucher universitario, intransferible y no monetizable excepto por la UPA donde esté matriculado y exclusivamente para solicitar presupuesto público. Este monto presupuestado tiene validez por un número máximo de años (digamos seis), para que el estudiante los canjee por su educación; asimismo, en caso de repetir alguna materia, el costo debería ser cubierto, en al menos un porcentaje, por el estudiante. Ahora bien, en caso de abandono, el beneficiario debería salir del sistema universitario público, así como la extinción de los vouchers asignados. A esta idea agreguemos un componente tecnológico de digitalización y control por las universidades, así como por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, sin que esto signifique una afrenta a la autonomía universitaria, simplemente velando por la transparencia de la información.

Bienvenido a la universidad pública, usted ha sido aceptado tras haber aprobado sus cursos preuniversitarios y su examen de ingreso. Aquí tiene sus vouchers que pagamos todos los bolivianos, utilícelos con responsabilidad.

Mauricio Rocabado Rocabado es economista.

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