Hecha la ley…
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Lucía Sauma, periodista
Escena al interior de un avión rumbo a Cochabamba, el anuncio dice que estamos próximos a despegar y se deben apagar todos los aparatos electrónicos como computadoras, incluidos los auriculares, celulares en modo avión, plegar las mesas y ajustar cinturones. La joven que ocupa el asiento 10 A, es decir el que está en la ventanilla, parece que no escuchó el anuncio, tiene la mesa desplegada, su laptop está encendida y también tiene en una mano el celular donde digita un mensaje de WhatsApp. Pasa la azafata y pide que repliegue la mesita, apague la computadora y el celular. La muchacha hace ademán de obedecer la instructiva, pero en cuanto la sobrecargo continúa su camino, ella sigue mensajeando. No es la única, en el asiento 9 D está un hombre que apresuradamente lee mensajes de WhatsApp y responde, alguien le hace notar que debe guardar el celular y él se enoja, le increpa y le dice que el avión todavía no ha despegado y está haciendo su trabajo.
Al ingresar en el Cementerio Jardín en La Paz, se puede leer un letrero bastante visible que dice “Prohibido el ingreso de mascotas”. Justo debajo del letrero un perrito pequeño levanta la patita, su dueña parece orgullosa del incumplimiento. Por supuesto que no es el único, hay otros visitantes caninos más grandes, de otras razas, unos retozan en el pasto, otros corren aprovechando la libertad del espacio. El letrero está quieto e invisible, irónicamente es letra muerta.
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En la puerta del ascensor de una entidad pública se indica claramente que solo deben subir cuatro pasajeros, pero el sexto pasajero ingresa muy sonriente y pide apretar el piso 12. En el minibús un pasajero grita “¡bajo en la esquina!”, en ese momento el transporte se inmoviliza en mitad de camino debido al congestionamiento. Impaciente, el mismo pasajero dice “¿puedo aprovechar?”, sin importar que los automóviles del carril derecho, en ese momento comienzan a moverse.
¿Qué regla se cumple? O mejor, una pregunta más directa: ¿Existe alguna regla o norma que se cumpla? Parecería que toda norma, regla, medida de seguridad, está hecha para incumplirse, para ser ignorada. ¿Entonces para qué se las ha hecho? Se invierte mucho tiempo en redactarlas, publicarlas, difundirlas y ningún esfuerzo en cumplirlas. Sin embargo, no podemos vivir sin reglas, normas, leyes, tampoco podemos resignarnos a que se incumplan o ignoren constantemente; a pesar de todo queda reclamar su cumplimiento, vale la pena mantener una conducta regida por las normas, que finalmente son consensos para vivir más dignamente, más responsablemente con uno mismo y con el otro.
(*) Lucía Sauma es periodista