Poder mediático y excesos de confianza
Gróver Cardozo
Ocurrió desde el 22 de enero de 2006 con la asunción de Evo Morales al gobierno y ocurre ahora frente a la gestión del presidente Luis Arce. Los medios de comunicación proliberales están tremendamente movedizos y renovados, y no pierden ni un solo minuto de sus noticieros y tapas para erosionar la imagen del Gobierno con enfoques tendenciosos, cual termita silenciosa que desgasta un proceso que trabaja y se preocupa por el bien común.
Hoy, que la opción militar con fusiles en mano está desacreditada y archivada, quedó habilitada la opción de la guerra mediática con las fake news y el lawfare, a través de las pantallas grandes en los hogares y las pantallas chicas en los celulares.
El objetivo es debilitar y minar la confianza de la población, de tal modo que en conversaciones callejeras las amas de casa hablen sobre el pequeño incremento del precio del tomate, pero no digan ni una palabra sobre la industrialización del litio y otros recursos naturales valiosísimos.
Lo que preocupa de esto no es solo la estrategia utilizada por los poderes económicos agroindustriales, financieros y comerciales ligados a los capitales transnacionales, sino el exceso de confianza en algunas fortalezas que aún tiene el proyecto nacional y popular boliviano.
Lea también: ¿En serio, Presidente?
La historia, que es gran maestra de la vida, registra lo que fue el comportamiento de los grandes medios en Bolivia hasta el 20 de octubre de 2019 y cómo esa conducta de apariencia democrática se transformó en cuestión de horas en titulares y encabezados que hábilmente pusieron base discursiva al golpismo de los Camacho, los Mesa y los Murillo.
En esos cruciales momentos, a esos grandes medios les correspondía actuar con un “mínimo” de responsabilidad exponiendo con un poquito más de decencia las versiones de uno y otro lado para hacer viable una salida sensata y democrática a esa crisis, pero eso no fue así, porque los intereses de los dueños de esos medios no fueron en aquel momento coincidentes con los de un gobierno nacional y popular, como no lo son hoy mismo.
Este peligro no está controlado y sobre eso expuso alertas el exvicepresidente Alvaro García Linera. Dijo, con su acostumbrada lucidez: «Ganar las elecciones es apenas (ganar) el Ejecutivo que es una especie de poder de vasallaje, supeditado a otros grandes poderes mediáticos, económicos, de bolsas de valores. La cosa es qué haces con el poder primario electoral. ¿Le das base económica? (y entonces) Nacionaliza. ¿Quieres darle base discursiva? (entonces) Crea medio de comunicación”. Y la base discursiva de la que habla Alvaro supone amplificar con los ciudadanos el potente discurso de la lucha por la igualdad y la defensa de los intereses de una nación que por centurias ha sido presa de piratas y saqueadores.
(*) Gróver Cardozo es periodista y abogado