Resultados clave para la política exterior de Rusia

Nos despedimos del año 2022. El año saliente no fue nada fácil, con sus retos históricos de una magnitud tremenda, decisivo para el futuro de Rusia y de su política exterior. Además, aceleró significativamente el proceso del cambio del panorama mundial, el surgimiento de una nueva realidad internacional.
A principios del año pasado las autoridades rusas tomaron pasos difíciles pero indispensables al dar inicio a la especial operación militar en Ucrania para defender los derechos humanos de la población de las regiones de Donetsk y Luhansk, así como garantizar la seguridad de la propia Rusia, cuyos requisitos más que justificados se quedaban obviados e ignorados por los países de Occidente durante muchos años sin que nadie le prestara atención a esta situación inadmisible. La militarización de las fronteras occidentales de Rusia por parte de la OTAN llegó a un punto de inflexión. Una vez rechazados total y presuntamente los esfuerzos diplomáticos de nuestro país, nos dejaron en un callejón sin salida.
El reconocimiento de la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, realización de referendos en dichas repúblicas, así como en los territorios liberados de Zaporiyia y Jersón y su ulterior adhesión a la Federación de Rusia se convirtieron y permanecerán por siempre como hitos de nuestra historia. Cabe mencionar que estos acontecimientos decisivos revelaron las verdaderas intenciones y enfoques de los países occidentales hacia Rusia. Hoy en día todo el mundo puede observar un nivel escalofriante de la retórica rusofóbica de los líderes de Estados inamistosos que incluso se permiten hablar de su determinación de infligir una “derrota estratégica” a nuestro país, echándolo de esta manera de la palestra internacional y privándolo del estatus de una superpotencia y entidad geopolítica.
Y reaccionamos. Reaccionamos a las actitudes explícitamente antirrusas. Abandonamos algunos organismos internacionales como, por ejemplo, el Consejo de Europa. Terminamos con anticipación las facultades del miembro del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas (ONU), asumiendo el estatus del observador. Bajo una presión inaudita seguimos llevando a cabo nuestra política basada en principios y valores, defendiendo firmemente los intereses nacionales y cumpliendo siempre las normas del Derecho Internacional. Como confirmaron los ulteriores eventos a nivel internacional, la gran parte de la comunidad mundial apoyaba nuestras posturas y no deseaba convertirse en los cómplices de las prácticas neocoloniales de Occidente. Vale la pena mencionar que la mayoría aplastante de los Estados miembros de la ONU aprobó la resolución anual rusa sobre la lucha contra la glorificación del anciano. Más de 30 países se hicieron coautores de la misma. Sin embargo, por primera vez votaron en contra de la resolución Alemania, Italia y Japón, al parecer, olvidando los crímenes de los nazis alemanes, fascistas italianos y militaristas japoneses en los años de la Segunda Guerra Mundial.

Incentivamos significativamente la cooperación internacional en el marco de la Unión Económica Euroasiática (UEEA), la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y la unión BRICS.
La BRICS celebró más de 150 eventos, inclusive la XIV Cumbre de la unión (el 23-24 de junio del a.c.). Fue lanzado el Centro de desarrollo y estudio de vacunas, empezada la implementación del Acuerdo para la cooperación en el ámbito de la constelación de satélites de teleobservación de la Tierra, creada una alianza de BRICS para educación y formación técnica profesional. Se terminó el trabajo con el texto del acuerdo sobre la cooperación y ayuda administrativa recíproca en cuestiones aduaneras, así como el memorándum para regulación de productos médicos, entre otros logros.
El 9 de diciembre, en Biskek, en la sesión del Consejo Supremo Económico Euroasiático a nivel de líderes de Estados, fue destacada la preservación de la estabilidad macroeconómica en los países de la UEEA, registrado un crecimiento del comercio recíproco (en pasados nueve meses creció un 12% comparado con el mismo periodo del año pasado), inversiones (aumento en 6,6%), producción agrícola (en 5,4%) e industria (en 0,3%). Se confirmaron también nuevas direcciones de las actividades internacionales de la UEEA para 2023. Además, fueron discutidas propuestas de celebrar próximamente una cumbre conjunta de la UEEA, la OCS y BRICS, así como creación de la criptomoneda de la unión.
Los diplomáticos rusos participaron enérgica y activamente en la solución de conflictos internacionales. Contribuimos de manera significativa a la estabilización de la situación en Afganistán. Promovíamos un enfoque integral hacia el tema sirio, sobre todo dentro del “formato de Astaná”. Coadyuvamos a la normalización de las relaciones entre Azerbaiyán y Armenia, levantamiento del bloqueo del transporte, delimitación de la frontera, armonización del acuerdo de paz, solución de problemas humanitarios. Merece la pena mencionar las acciones de los contingentes de paz rusos que siguen garantizando la seguridad en la región.
Quedó claro que los intentos de los países inamistosos de aislar Rusia económicamente fueron inútiles. Con apoyo del MAE de Rusia, se celebraron varios grandes acontecimientos internacionales, tales como el Foro Económico Internacional de San Petersburgo, la Semana de la Energía de Rusia con el presidente de Rusia, Vladímir Putin, y el Foro Económico del Caspio, en que presentó su discurso el presidente del Gobierno de la Federación de Rusia, Mijaíl Mishustin.
Desarrollábamos exitosamente contactos con numerosos socios internacionales interesados en un diálogo constructivo con Rusia. En un año, el Presidente de la Federación de Rusia acogió más de 70 reuniones con los líderes de otros países y organizaciones internacionales, participó en unos 300 eventos de política exterior y tuvo más de 220 negociaciones telefónicas con los líderes extranjeros.
Fueron fructíferos los contactos relacionados con múltiples cuestiones con India, Irán, Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Türkiye y otros países amistosos.
Manteníamos el curso hacia el desarrollo multidimensional de la interacción con los países en desarrollo y los organismos regionales de África, ante todo, la Unión Africana. Profundizábamos la interacción con los países de la región de América Latina y el Caribe. Entró en vigor el acuerdo ruso-venezolano sobre el uso del espacio ultraterrestre para fines pacíficos, fue ratificado el acuerdo con Antigua y Barbuda sobre las bases de las relaciones, firmado el acuerdo con Cuba sobre la cooperación en el ámbito de educación, así como el acuerdo intergubernamental con Nicaragua sobre la cooperación y ayuda recíproca en asuntos aduaneros.
Resultó fructífera la cooperación ruso-boliviana. Los cancilleres de Rusia y Bolivia se reunieron en septiembre del a.c. en Nueva York en el transcurso de la 77 Asamblea General de la ONU. Los ministros discutieron los proyectos bilaterales en el ámbito de la energía nuclear, economía, seguridad alimentaria, etc. Expresaron la voluntad de llevar a cabo en el futuro próximo la reunión de la Comisión Intergubernamental Ruso-Boliviana de Cooperación Económica y Comercial. Se lograron avances muy prometedores en cuanto a la cooperación deportiva y académica. En la carta de felicitación con motivo del Año Nuevo dirigida al presidente de Bolivia, Luis Arce, el jefe del Estado ruso, Vladímir Putin, elogió la intención fundamental del líder boliviano de desarrollar las asociaciones entre los dos países y expresó su confianza en que los proyectos de cooperación bilateral previstos llegarán a buen puerto.
Así fue el año saliente para la diplomacia rusa. Nada fácil, pero prometedor. Desafiante, pero exitoso. Lo despedimos con sensaciones diferentes pero sobre todo con la alegría del que sabe que ha hecho un buen trabajo. Con la intención de seguir defendiendo a nuestro país respetando el derecho internacional y apoyando a nuestros amigos y socios. Lo mejor está por venir. ¡Enhorabuena!
Mujámmad Timurzíev es agregado de prensa de la Embajada de Rusia en Bolivia.