Empresarios-capitalistas y colonizadores perversos

En estos tiempos del COVID-19, en varios países de nuestra gran Abya Yala o América, incluido el Caribe, se han denunciado formas perversas de usufructuar en la pandemia. Mejor dicho, maneras de robar, aprovechando las circunstancias de la emergencia sanitaria. Nuestro país no ha sido la excepción, bajo el paraguas de la “reconquista de la libertad y la democracia”, los políticos/as “pititas” han instaurado y organizado formas atroces de la práctica humana, como es la delincuencia política, en el gobierno de facto de Jeanine Áñez.
A raíz de algunos hechos dolosos en pleno esclarecimiento, como el “blanqueamiento” de dinero del exministro Arturo Murillo y sus seguidores, descubierto en su adorado Estados Unidos, o la supuesta condonación de deudas del Estado del actual gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, cuando éste ejerció a distancia el poder con Áñez; preguntamos, ¿qué es el Estado para estas élites locales? ¿Qué es el Estado plurinacional para estos políticos retrógrados? Muchas investigaciones históricas y sociológicas nos muestran lo difícil que es caminar para estos grupos del Estado colonial, republicano al Estado plurinacional. En otras palabras, continúan confundiendo la cosa pública con la tenencia privada. Incluso en lo privado ¿es permitido alguien que se robe o se autorrobe? A pesar de que dicen ser modernos y hasta muy liberales, pero su pensamiento y sus acciones siguen siendo arcaicos y coloniales, como de sus abuelos hacendados, que a costa del pongueaje y formas de servidumbre social se apropiaron de las riquezas de este país.
A pesar de que nacieron en este país, sus prácticas siguen siendo del extranjero colonizador y siniestro, quieren seguir explotando a fuerza de formas de violencia y chantaje y entrelazando con la política, sea mediante logias o simplemente agrupaciones que hoy se denominan ciudadanas, plataformas, etc., que no son más que formaciones clasistas y racistas.
No lejos de estas prácticas está la Iglesia, particularmente la Católica, que a nivel institucional aún se siente parte del Estado, cuando ya somos un Estado laico. No hay otra explicación de cómo se empoderaron en los días del golpe de Estado de noviembre de 2019. Propiciaron la presidencia de Áñez, favoreciendo diálogos de conjura en la Universidad Católica en la ciudad de La Paz. Muchos estudiantes de varias carreras fueron obligados a marchar a favor de los/as “pititas”. Que desmientan si no es cierto.
En estos tiempos, cómo ensanchan su capital a costa de formas de malversación, tanto Murillo, Camacho y otros similares. ¿Con esas prácticas del robo descarado y chantaje fundaron sus empresas? ¿Este es el legado que se quiere dar a las nuevas generaciones? ¿Esta práctica del pillaje es el espíritu de la democracia, la libertad, que tanto pregonan? Hoy los/as “pititas” electas como autoridades departamentales no tienen vergüenza de justificar lo injustificable. Lo que está claro, el capitalismo a nivel mundial y a nivel nacional, en su versión más real, no es más que una forma de acumulación de riquezas despojando a los más necesitados, que en teoría se llama explotación, plusvalía o trabajo excedentario.
A pesar de la vergüenza nacional sobre el caso Murillo, aún hay políticos que valoran a la justicia estadounidense por haber detenido al exdictadorcillo. Lo atribuyen a una justicia justa, cuando de por medio esa justicia ya negoció, ya transó con el delincuente para aminorar los años de cárcel. ¿A cambio de qué se hizo ese convenio? Seguramente Murillo acumuló mucha información de los contrarios al sistema capitalista o información sobre nuestras riquezas naturales. Posiblemente en el fondo de ese pacto esté la traición a la patria, por delatar información confidencial. ¿No dirán una sola palabra sobre estos hechos los políticos y supuestos defensores de la democracia y la libertad?
Uka anu q’uxtañ jaqinakaxa wali lunthatapxchistuxa. Murillo, Camacho uka ipi jaqinakaxa jan p’inqan jaqinakapxchixaya. Lunthatañampixaya utt’ayapxchixa imprisanakapxa.
Esteban Ticona es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.