La Paz, prefirió a un ‘pitita’ como alcalde

El pasado 7 de marzo, en las elecciones subnacionales para alcalde del gobierno municipal de la ciudad de La Paz, se eligió a un representante de los “pititas”, Iván Arias Durán. El término diminutivo de pita, es decir, de la soga, el garrote o aquella especie de trenza que sirve para liar, para amarrar o atar que se denomina pitita en nuestro medio, es sinónimo de los continuadores de una política procolonialista, con mucho dinero de por medio y coadyuvados por empresarios, políticos conservadores, sectores de la Iglesia retrógrados y apoyados por el Gobierno de Estados Unidos. ¿Cómo fue posible el triunfo de un cruceño como alcalde de La Paz? Al parecer la clase media, incluidos algunos indios desclasados, siguen actuando de manera muy acrítica y sin mucha reflexión sobre lo que sucedió en los luctuosos días de noviembre de 2019 y que terminó con un golpe de Estado atípico.
Recordemos algunas acciones de los/as “pititas”, como sus amenazas, tomas y quemas de las instituciones del Estado, amedrentamiento por redes sociales, guerra sucia e insultos en las calles, difusión de grafitis racistas, segregación abierta y solapada a las mujeres de pollera. Además, los/as “pititas” siempre utilizaron alambres con púas, cadenas para obstaculizar la circulación, aunque se diga hasta el empacho que son inofensivos y tolerantes. Todas estas estrategias callejeras y racistas, ¿serán las herramientas con las que gobernarán el alcalde electo y sus concejales?
Hay que recordar que la ciudad de La Paz y su trazado, como de muchas otras ciudades latinoamericanas fundadas por los españoles, albergan a la plaza principal o plaza mayor, cercada por la Catedral, la Gobernación y la Asamblea Legislativa, y fueron fundadas sobre otras ciudades antiguas, sobre las wak’as o lugares sagrados ancestrales; ejemplos hay muchos como Tenochtitlán en México, Cusco en Perú y nuestro Chuqiyapu marka.
La ciudad se convirtió en un reducto europeo. Así se organizó el sistema político y administrativo colonial, los usos burocráticos, el estilo arquitectónico, las formas de vida religiosa, las ceremonias civiles, de modo que la nueva ciudad comenzara cuanto antes a funcionar, como si fuera una ciudad europea extendida, ignorante de su contorno, indiferente al mundo subordinado de los indios, los negros a los que se superponía. ¿El alcalde camba electo en la ciudad de La Paz, continuará con esta herencia colonial excluyente de gobernar la ciudad para unos pocos?
A pesar del triunfalismo colonialista, como de los “pititas”, el peligro de un levantamiento de los indios se mantuvo latente en muchas ciudades y obligó a sus pobladores a mantenerse en pie de guerra. Por eso crearon la ciudad-fuerte, la ciudad-fortín, que les garantizaba la unión del grupo colonizador, la continuidad de sus costumbres y ese ejercicio de la vida “noble” que se había grabado en su memoria de emigrados. ¿El alcalde Arias solo fortalecerá a la ciudad “pitita” de La Paz, despreciando a Chuqiyapu marka y sus habitantes aymaras y quechuas…?
La idea de ciudad-fortín también fue aplicada en su cabalidad a la ciudad de La Paz, ¿acaso no se convirtió en fortín frente al levantamiento de Tupaj Katari-Bartolina Sisa en 1781 y movilizaciones indias y populares contemporáneas? Esa idea de ciudad- reducto fue el justificativo para que los indios no ingresen a la plaza Murillo. Los “pititas” repitieron ese esquema obstaculizando con las pitas-garrotes. Entonces, ¿qué le espera a Chuqiyapu marka con un alcalde “pitita”? Nuestra ciudad siempre fue muy hospitalaria y generosa con sus habitantes que no nacieron en estas tierras andinas; pero estamos llegando al colmo de que no somos representados dignamente, porque cualquiera hoy es alcalde. Los hijos/as de estas tierras no lo son, no estamos encarnados. Se está re-produciendo cada vez más visiblemente, una forma de colonialismo interno urbano, donde los nacidos/as en estas tierras ancestrales se han convertido en simples votantes, en simples espectadores e incluso en simples pongos citadinos de los políticos colonialistas y golpistas.
Chuqiyapu markasanxa, uka lunthata jaqinakakiwa irpnaqaskistu, jiwasanakaxa janiw arsusktanti. ¿Kunapachakamasa ukham apnaqayasiñani? Wakisiwa mä pita jiwas pachpa apnaqasiñani jach’a Chuqiyapu marka.
Esteban Ticona es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.