La prioridad del gobierno debería ser reactivar la producción y el mercado
La clave de la respuesta nacional en esta pandemia es identificar los sectores más afectados que permitan una respuesta focalizada

También de pan vive el hombre, podemos decir con seguridad en estos momentos de crisis de salud, para reflejar la preocupación que tiene el boliviano por su economía, pues opta por salir a desarrollar alguna actividad que le genere ingresos, arriesgando su vida por un contagio del COVID-19.
Esta realidad llevó al gobierno a anunciar hace pocos días la puesta en marcha de un Plan de Reactivación del Empleo, con un fondo de 16.000 millones de bolivianos, para atender toda la emergencia económica generada por el coronavirus. Aproximadamente 6% del PIB de Bolivia.
Si bien los empresarios ponemos en primer lugar la salud de la población, también estamos conscientes de que no atender los problemas económicos pueden derivar en males tal vez mayores que la pandemia. Por eso expresamos nuestro respaldo al plan gubernamental de emergencia económica.
La aplicación de este plan de emergencia debe ser inmediata. No podemos dejar esta tarea al próximo gobierno que será elegido en las elecciones programadas para septiembre próximo. La urgencia exige inmediatez en el accionar del gobierno transitorio.
Como señaló Juan Antonio Morales, prestigioso economista, en el webinar La economía boliviana en tiempos del COVID-19, patrocinado por la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia, la política macroeconómica, fiscal y monetaria debe apuntar a reducir la brecha del PIB actual con el PIB de largo plazo, para lo que es indispensable el acceso a fuentes externa de financiamiento, lo que permitirá la recuperación de la producción.
Este profesional insistió en que la estabilidad macroeconómica debe asentarse en aspectos más estructurales, como una mayor inversión y una mayor participación privada en la generación del PIB, que permitan reanudar la producción y volver a las fuentes de trabajo, superando cuellos de botella como el transporte, la provisión de materia prima y restablecer los canales de comercialización, evitando las restricciones crediticias.
En la misma webinar, el también economista Fernando Candia recordó que ahora vivimos en mucha incertidumbre, la misma que solo se corregirá con un plan claro y preciso de mediano plazo, que oriente las acciones públicas y las expectativas privadas a corregir los desajustes micro y macro económicos.
La clave de la respuesta nacional en esta pandemia es identificar los sectores más afectados que permitan una respuesta focalizada, eligiendo y priorizando sectores que necesitan apoyo, como el exportador, las microempresas y trabajadores por cuenta propia.
A su turno Ramiro Cavero, el tercer economista que participó de la señalada webinar, recordó que la situación económica nacional ya estaba en crisis antes de la llegada del coronavirus, con una gran caída de las exportaciones, elevado déficit fiscal comercial, elevado crecimiento de la deuda externa e interna, desaceleración de la economía.
Esta situación económica ya era insostenible. Si a ello sumamos los problemas generados por el COVID-19 se requiere con urgencia un importante ajuste económico, y para minimizar los efectos se requiere un elevado financiamiento externo.
Según una encuesta de la Cámara Nacional de Industrias, el 75% de las empresas tiene dificultad para pagar sus créditos, el 80% no podrá invertir este año; entre el 80 y 90 por ciento tiene dificultades para pagar sus impuestos, comprar insumos o pagar sueldos; y el 73% se verá obligado a reducir su fuerza laboral.
En este panorama, al gobierno de transición le queda una situación financiera tranquila, con liquidez y apoyo patrimonial para que siga prestando apoyo financiero; y fondos en la caja del TGN, que le permita pagar salario y generar empleo, hasta que el nuevo gobierno tenga tiempo para organizarse y ejecutar su plan económico.
Como lo reconocen diversos organismos internacionales, América Latina será una de las regiones más afectadas por la crisis de salud y sus efectos económicos, aunque la recesión no será homogénea entre los países que la integran, señala el estudio COVID-19 y América Latina y el Caribe: los efectos económicos diferenciales en la región, del Instituto de Análisis Económico y Social de la Universidad de Alcalá de Henares.
El estudio explica que esta nueva recesión, la mayor crisis económica desde la Gran Depresión de los años 30, atacará a la región por vías como la baja de las exportaciones; la caída en el precio de las materias primas; el desplome del turismo y el transporte de pasajeros y la caída del flujo de remesas.
Como se puede comprender, de esta crisis no puede estar exento nuestro país. Para encararlo debemos estar juntos para enfrentar el futuro.
Rolando Kempff Bacigalupo es economista, empresario y Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Ph.D., miembro de la Academia Boliviana de Ciencias Económicas.