El zorro Antonio
Es un nuevo caso de buena voluntad y amor por los animales que no corresponde con lo que la norma dicta
Recientemente la opinión pública ha sido conmovida por la historia de Antonio, un zorro andino rescatado por una familia de Oruro cuando todavía era un cachorro indefenso y que días atrás fue capturado por el Gobierno Municipal de esa ciudad y luego entregado al Zoológico. El caso inspiró muchas muestras de solidaridad con el animal y la familia adoptiva, pero la ley no es favorable.
Hasta donde se sabe, el zorro fue salvado cuando iba a ser sacrificado en una comunidad en las afueras de la capital orureña; no se conoce la suerte del resto de los zorros de la manada, pero el pequeño Antonio, entonces de apenas unas semanas de vida, fue adoptado y criado junto a los demás animales domésticos de la familia que lo salvó de la muerte. Hace unos días, los vecinos se quejaron de que el animalito había comenzado a aullar y la Dirección de Zoonosis del gobierno local intervino para llevarse al animal en coordinación con la Policía Forestal y Prevención del Medio Ambiente (Pofoma).
El zorro, completamente domesticado y manso como cualquier perro, según la familia adoptiva, fue llevado primero al Zoológico de Oruro, de triste memoria por haber sido el lugar donde otros animales silvestres, también rescatados de manos humanas, terminaron muriendo por las paupérrimas condiciones del lugar. Finalmente intervino el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, que instruyó el traslado del zorro al Zoológico Vesty Pakos, de La Paz, donde está ahora y es estudiado por especialistas para determinar su estado de salud.
En redes sociales, vasta caja de resonancia de las preocupaciones de individuos y grupos, pronto se desató un fervoroso pedido de que el animal sea restituido a su familia adoptiva. Fue tal la ola de comentarios y manifestaciones, que en irónica coincidencia, hasta la Defensora del Pueblo y el Ministro de Gobierno pidieron que Antonio sea devuelto a sus criadores.
Finalmente fue la Ministra de Medio Ambiente y Agua quien hizo notar que tal cosa es imposible, pues la tenencia de animales salvajes en viviendas humanas no solo está prohibida, sino que es un delito sancionado con hasta tres años de cárcel; restituir al animal en su hogar humano obligaría a las autoridades a iniciar un proceso de oficio, explicó. Asimismo, un biólogo consultado por este diario afirmó que el zorro no perderá algunos rasgos de su naturaleza que lo vuelven peligroso para los humanos, pero al mismo tiempo, no ha sido criado para sobrevivir en la naturaleza y no puede ser devuelto a su hábitat sin más.
Es, pues, un nuevo caso de buena voluntad y amor por los animales que no se corresponde con lo que la norma dicta al respecto. Menos importa en este caso el cariño que le tenga esa familia a su Antonio que la clara obligación que tenían de entregar al cachorro a autoridades pertinentes cuando fue rescatado. La pregunta que surge, sin embargo, es ¿hubiera Antonio sobrevivido de haber sido entregado al Estado?