Un camino peligroso
Gran parte de ese recurso natural pasa la frontera a través de canales artificiales hace más de 100 años.

Luego de anunciar, hace poco más de una semana, su viaje a La Haya, sede de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), la Canciller boliviana sorprendió a las opiniones públicas boliviana y chilena revelando que en algún momento el equipo boliviano habría reconocido que parte de las aguas del Silala corren de manera natural hacia Chile; en el país vecino hubo beneplácito, como alarma en Bolivia.
El conflicto que hoy amenaza la soberanía boliviana sobre las aguas que emergen de manantiales en la región conocida como Silala se inició en junio de 2016, cuando Chile demandó a Bolivia ante la CIJ reclamando derechos sobre esa corriente por considerar que se trata de un río de curso internacional. Gran parte de ese recurso natural pasa la frontera a través de canales artificiales construidos hace más de 100 años bajo el amparo de una concesión que actualmente está anulada.
La memoria de la demanda chilena fue presentada el 3 de julio de 2017 y La Paz presentó el 31 de julio no solo la contramemoria respondiendo al documento chileno, sino también una contrademanda en la que el Estado boliviano pide a la CIJ “que juzgue y declare que Bolivia tiene soberanía sobre los canales artificiales y los mecanismos de drenaje en el Silala, que están ubicados en su territorio, y tiene el derecho soberano a decidir cómo los mantendrá”.
El proceso ante el tribunal multilateral con sede en La Haya siguió su derrotero normal e incluyó una segunda ronda de alegatos escritos; pasada la cual restan únicamente los orales, que se producirán en breve. Es precisamente en vísperas de dichas actuaciones que la Cancillería boliviana en inexplicable gesto publicó un “comunicado” en el que además de afirmar que el litigio “se inició durante la gestión de Evo Morales” (cosa cierta, mas no exacta), se señala que en determinado momento el Gobierno boliviano “admitió que una parte de las aguas del Silala fluye de manera natural hacia Chile y constituyen un curso de agua internacional”.
La peligrosa afirmación, publicada por escrito y ampliamente divulgada, causó alegría en la Cancillería del país vecino, y el Presidente de Chile la consideró “buena noticia”. Los diplomáticos bolivianos a cargo del delicado proceso han hecho tan penoso reconocimiento de vulnerabilidad basados, aparentemente, en una declaración hecha a mediados de 2018 por el Canciller chileno y que tenía base únicamente en una noticia publicada en un medio local de Santiago y replicada profusamente en otro diario local de La Paz. En ese momento el entonces Presidente desmintió categóricamente tal afirmación, por lo que extraña doblemente lo hecho por la Cancillería.
Todo apunta a que el Ministerio de Relaciones Exteriores ha decidido recorrer un peligroso camino, en el que podría resultar seriamente afectada la imagen y la reputación de los exgobernantes, pero mucho más afectada la soberanía nacional si es que se retrocede, siquiera un milímetro, de la posición adoptada al iniciar la contrademanda.