La política con rostro joven
Los jóvenes se han convertido en el electorado mimado para las aspiraciones presidencialistas.

Era prioridad electoralista fotografiarse con habitantes de los pueblos indígenas, quienes accedían porque sabían que más allá de los simbolismos, ese era el camino que tenían para canalizar sus políticas de descolonización arrancadas de las entrañas de nuestra Bolivia profunda. También era una estrategia abrirse a la participación de las mujeres. Las que saltando las postales a full color penetraron en número paritario los curules y reivindicaron tenazmente sus derechos para regar de equidad las leyes nacionales. Ahora la foto buscada es con las y los jóvenes, quienes se han convertido en el electorado mimado para las aspiraciones presidencialistas. ¿Estarán las juventudes en condiciones de convertir este espacio preferente en propuestas estratégicas que, como los pueblos indígenas y los movimientos de mujeres, remuevan los cimientos de la política y enriquezcan el quehacer democrático?
Puedo afirmar que existen condiciones para ese derrotero histórico. Partiendo de la constatación más obvia, digamos que están presentes en la foto como son, sin cambiar sus esteticidades, sino obligando a algunos líderes a adecuar su look a los imaginarios que tienen del ser joven, presumiendo que éste podría ser el pasaporte para captar su complicidad y su voto. Por otra parte, como nunca antes, las y los jóvenes han ocupado espacios en las listas de candidatos a la Asamblea en límites que bien trabajados podrían llevar a rejuvenecer la misma política. Tarea compleja para las juventudes que tendrán que saber demostrar que su presencia en el Congreso será protagónica y no para calentar asientos, y menos para cumplir el lastimero rol de levantamanos.
Convertir la posibilidad que da el bono demográfico en oportunidad política dependerá, en gran medida, de saber recoger las propuestas de país gestadas desde las propias juventudes, con su mirada contemporánea-futurista, inclusiva, pluralista, subvertora, esperanzadora. Un referente extraordinario para esta tarea es la Agenda de Propuestas de Políticas Públicas desde las Juventudes, que trabajaron inicialmente decenas y ahora centenas de plataformas y redes de jóvenes de distintos departamentos del país.
El documento en cuestión plantea diversos ejes que deben ser reconocidos como propuestas de las juventudes para el país. El primero es el desarrollo humano integral, para una vida digna y una convivencia complementaria y solidaria basada en valores de justicia. También proponen el desarrollo económico sostenible para fortalecer la capacidad productiva y generación de riqueza, incorporando a las y los jóvenes en el crecimiento económico, trabajo digno, seguridad social y protección laboral.
Otro eje está destinado a poner el desarrollo científico y tecnológico al servicio de la vida con criterios de equidad. También se propone vivir sanamente en armonía con la naturaleza, fortaleciendo la conciencia ambiental. Un eje clave de su propuesta es la despatriarcalización, para romper con las estructuras de dominación que reproducen situaciones de subordinación.
Se plantea asimismo gobernar con estructuras y valores democráticos e instituciones transparentes, fomentando la participación ciudadana en el control social de la gestión pública. Finalmente, proponen derechos con inclusión social para garantizar un desarrollo integral en condiciones de igualdad y equidad para las diversidades cultural, sexual, y otras.
No es exagerado afirmar que los caminos de la política con rostro joven podrían llevar a construir una Bolivia del siglo XXI adosada de voluntad democrática y debate propositivo e inclusivo, por sobre intereses sectoriales, territoriales o generacionales, permitiendo acuerdos renovadores para el conjunto de nuestra sociedad.
Es sociólogo y comunicólogo boliviano, ex secretario general de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).