Bono demográfico
Los cambios en la estructura de edad de la población tendrán consecuencias importantes para Bolivia.
El tema no es nuevo en la agenda pública, pues los organismos multilaterales vienen advirtiendo sobre la importancia estratégica de la población comprendida entre los 15 y 55 años de edad para el presente y el futuro. Lo que sí es novedoso es que haya sido el Instituto Nacional de Estadística (INE) el que haya llamado la atención del Gobierno sobre esta importante temática.
En efecto, la institución que produce las estadísticas oficiales del país señaló días atrás que si no se aplican de manera inmediata nuevas políticas que generen conocimiento y que mejoren la calidad de la educación, acorde con las necesidades productivas del país, Bolivia “habrá perdido un inmenso potencial de desarrollo”.
La advertencia del INE tiene como base un informe de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), que advierte que los cambios en la estructura de edad de la población, fenómeno que ocurre en toda la región, tendrán consecuencias importantes para los países en el crecimiento económico; en la sostenibilidad de los sistemas de apoyo financiero de la familia, del Estado y del mercado financiero; y en la desigualdad dentro y entre generaciones.
De ahí que la preocupación sea generar inversión social en el más corto plazo; pues, según dice el INE, para que el “bono” beneficie a la sociedad “se requiere de fuertes inversiones en capital humano, en especial en los jóvenes”, fundamentalmente asegurando “políticas educativas y de empleo adecuadas e integrales”, de tal modo que sea posible “potenciar sus efectos sobre la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible”.
Asimismo, advierte que “debido a la inflexión económica que vivirá Latinoamérica y el país, se generarán menores posibilidades de inversión social que, sumadas al incremento de la demanda, podrían condicionar afectaciones en la gobernabilidad y posiblemente en la disconformidad social”. En este caso, la advertencia no es menor, pues no solo alude a los conflictos que pudiera crear un incremento en la población económicamente activa, sino también de condiciones económicas adversas que se vislumbran en el porvenir.
Respecto de lo primero, el INE recuerda que “la capacidad de resiliencia social en el país aún es baja” debido al incremento de la clase media, operado gracias a la reducción de la pobreza de los últimos años. Fortalecer a este sector constituye “otro desafío” para contribuir “al desarrollo en condiciones de entorno cambiantes”, concluye.
Se trata de una clara señal de alerta respecto de lo que debe hacerse para el futuro inmediato, a fin de aprovechar el buen momento económico que todavía vive el país al mismo tiempo que la creciente población en edad de trabajar. Apostar por el futuro con acciones en el presente debería considerarse una de las tareas urgentes del Ministerio de Planificación del Desarrollo, del cual depende el INE.