Atrapados en las redes

En Santa Cruz, una niña de 12 años fue víctima de violación por un grupo de cuatro adolescentes y dos adultos, quienes la citaron por una red social. Ninguna advertencia es suficiente. Ninguna medida de prevención es más poderosa que un mensaje por Facebook, Instagram o WhatsApp. Sobre todo los menores de edad se entregan a las redes, dejando que estas fuentes rijan su pensamiento y accionar; es decir, su vida.
Al menos el 80% de las víctimas de trata y tráfico de personas fueron cooptadas en las redes sociales. Pese a las noticias, los mensajes en los medios de comunicación o los difundidos en las mismas redes, los casos de trata aumentan en un 20% cada año. En junio, la Defensoría del Pueblo emitió un informe que señala que en el primer trimestre de 2019 se registraron 140 denuncias de trata y tráfico de personas en el país. Es un número muy elevado que se agrava considerando que en un 97% se trata de mujeres, niñas y adolescentes.
Tanto en los casos de violación como en los de trata y tráfico es evidente la ausencia de responsables de los menores víctimas de estos delitos. En estos casos, los padres o tutores no ejercen ningún control sobre el uso, muchas veces abusivo, de las redes sociales por parte de los menores. Estos vacíos suelen ser llenados con promesas de cariño, con regalos de fantasía, por quienes solo buscan dañarlos.
Muchos adultos ante la información que reciben por las redes, generalmente distorsionada, optan por incautar el celular de los menores que tienen a su cuidado, repitiéndoles a gritos la información que circula entre sus amigos de Facebook. Pocas veces hay una explicación o una búsqueda de información veraz a nivel familiar sobre el tema. De ese tipo de confusión se aprovechan quienes delinquen para presentarse como los “verdaderos” amigos. Ellos saben que las víctimas están en situación de vulnerabilidad, porque quienes deberían protegerles están demasiado enojados, nerviosos o muy ocupados.
Indudablemente, se deben reforzar los mensajes de advertencia sobre los peligros a los que están expuestos los jóvenes, niños y adolescentes frente a las violaciones, la trata y tráfico, junto con campañas de educación sobre el uso de redes sociales dirigidas a los adultos. Es necesario que el sistema formal de educación, en lugar de prohibir el uso del celular, establezca reglas del buen uso de esta herramienta de comunicación, y advierta sobre los peligros que corren los niños y adolescentes cuando reciben mensajes perjudiciales. A esta altura es imposible prohibir el uso del celular, por lo que hay que apuntar a formar criterio para su buen uso.
* Periodista.