Reto: enterrar o reciclar

Pasaron 7 años desde que la Dirección General Integral de Residuos Sólidos, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente y Agua, diera a conocer que tan solo 18 de los 339 municipios del país cuentan con rellenos sanitarios. Todos los otros municipios tienen botaderos a cielo abierto, sean clandestinos o no. En el informe difundido se detalla que a la mayor parte de los rellenos le quedaba un año de vida útil. El diagnóstico estaba acertado ya que a partir del año siguiente se sucedieron diferentes conflictos sociales con los vecinos que iniciaron bloqueos frente a los ingresos de los rellenos sanitarios, como por ejemplo los pobladores de K’ara K’ara, en Cochabamba, quienes firmaron al menos cinco acuerdos con las autoridades municipales, desde el 2014 hasta el 2018, para que se encuentren alternativas a la contaminación que generan las 500 toneladas diarias de basura que se depositan en el lugar. La Paz estuvo inundada de basura durante 13 días en enero por el bloqueo de los pobladores de Achocalla, quienes exigieron el cierre del relleno de Alpacoma después de un deslizamiento. Los rellenos sanitarios o enterrar la basura no son la mejor solución. Cada vez hay menos campo para crear celdas que siempre terminan atiborradas. Ni hablar de los botaderos a cielo abierto que son indiscutibles fuentes de contaminación.
En Bolivia se generan 4.782 toneladas día de basura, más de un millón setecientos mil anuales, según los informes del Ministerio de Medio Ambiente y Agua. El tratamiento de la basura, el aseo de las ciudades, los repositorios, son temas que requieren de presupuesto, decisión y tecnología para industrializar en gran escala aquello que ahora solo se piensa en enterrar para olvidar. El tratamiento de la basura pide a gritos nuevas políticas por parte de autoridades y ciudadanos.
Países industrializados como Suecia emplean hasta el 99% de su basura, reutilizando y reciclando. Establecieron normas que obligan a la gente a seleccionar los desechos y colocarlos en diferentes contenedores que existen en todas las calles. Separan los vidrios, los plásticos, el papel, el cartón y los biodegradables. No hacerlo significa pagar un impuesto. En Holanda los escombros de demoliciones se reutilizan en la construcción de carreteras, en lugar de abandonarlos en los ríos, una práctica que cada vez es más frecuente en nuestras ciudades.
La basura genera ganancias, avance tecnológico y sobre todo reeducación ciudadana que implica formación en valores porque impone disciplina, genera responsabilidad en lo que se usa y en lo que se desecha. Nuestra visión del tratamiento de la basura tiene que cambiar radicalmente. ¿Asumimos el reto?
* Periodista.