Raíz del flujo migratorio
Los enfrentamientos entre pandilleros, policías y militares han forzado el éxodo de miles de centroamericanos.

El flujo migratorio de venezolanos hacia los países del sur del continente y el proceso migratorio de familias centroamericanas hacia Estados Unidos tienen sus propias características y factores internos que estimularon su movilización. Sin embargo, estos dos fenómenos migratorios no ocurrieron por sí solos, es decir, no se originaron en aquellos países, sino que tienen raíces en tierras norteamericanas.
El caso venezolano está asociado a la crisis inmobiliaria de Estados Unidos de 2008. El sector financiero norteamericano fue el primero en sentir los descalabros de la crisis, y luego, a manera de un efecto dominó, se infectó todo el sistema económico. Finalmente, el problema económico se desplazó a todos los países dependientes del mercado norteamericano. Venezuela fue uno de los primeros en pagar el pecado mortal de depender de los dólares estadounidenses. Desde que se inició la crisis financiera, Venezuela nunca pudo salir de su atolladero. Por el contrario, el irracionalismo de Nicolás Maduro, su falta de conocimiento en la economía y su autoritarismo están dejando a su país en la ruina. Su población no encuentra otro camino que escaparse para sobrevivir.
En este sentido, la dependencia del mercado estadounidense ha sido una constante para el gobierno de Chávez inicialmente y luego para el de Maduro. El petróleo se convirtió en un vino tinto exquisito, muy valioso, que los mantuvo embriagados con el mismo cliente por muchos años. Durante la gestión de Chávez, el barril llegó incluso a cotizarse a un poco más de 160 dólares el barril.
Ese era el momento para diversificar su economía y seguir un modelo híbrido, de mercado y estatal, que se ajuste a la realidad del proceso global. Sin embargo, Chávez utilizó los recursos del petróleo en políticas altamente populistas para mantener “feliz” a sus bases sociales. Por unos cuantos años tuvo éxito, pero cuando la crisis inmobiliaria alcanzó a Venezuela, el modelo chavista se desmoronó. Maduro tuvo la oportunidad de emendar los errores de su jefe, pero su naturaleza autoritaria terminó por pulverizar a su país.
Por otro lado, el reciente flujo migratorio de hondureños, salvadoreños y guatemaltecos, quienes en este momento se encuentran en la frontera de Tijuana (México), está relacionado con la deportación del Gobierno estadounidense de más de 20.000 pandilleros entre el 2000 y el 2004. Una gran mayoría de esta gente deportada pertenecía a la Mara Salvatrucha y a la pandilla Calle 18. Tras la llegada a sus países de origen, estos pandilleros se dedicaron al tráfico de drogas, al asalto y a la extorsión, creando un ambiente de terror a su alrededor.
Al estilo de Los Ángeles, California, el control por el dominio del territorio en los barrios conurbados centroamericanos es de vida y muerte para los pandilleros. La lucha también ha involucrado a la Policía y al Ejército de estos tres países. Así, los barrios de las principales ciudades se han convertido en campos de batalla de pandilleros, policías y militares.
Los enfrentamientos han forzado el éxodo de personas que buscan un lugar donde vivir en paz. Hoy, familias enteras se encuentran en la frontera de Tijuana buscando asilo. A diferencia de los gobiernos suramericanos, quienes han mantenido las puertas abiertas a los migrantes venezolanos, el gobierno de Trump ha cerrado por completo el acceso de su frontera a los migrantes centroamericanos. La acción de Trump no solo viola el derecho internacional, también ignora un problema social que se gestó precisamente en aquel país.
* Docente e investigador; actualmente está de visita como profesor eminente en Columbus State University, Georgia (EEUU); email: [email protected]