¡Las reservas se respetan!
El Art. 387 de la Constitución Política indica que “El Estado deberá garantizar la conservación de los bosques naturales en las áreas de vocación forestal, su aprovechamiento sustentable, la conservación y recuperación de la flora, fauna y áreas degradadas”. A su vez, el Art. 385 es muy claro al señalar que “Las áreas protegidas constituyen un bien común y forman parte del patrimonio natural y cultural del país; cumplen funciones ambientales, culturales, sociales y económicas para el desarrollo sustentable”.
Bajo estos conceptos, resulta evidente la importancia y el valor que tienen las reservas forestales, pues en ellas se desarrollan funciones ambientales que ayudan a la regulación del clima, alimentan al sistema hídrico, albergan especies forestales, fauna y flora, y aunque suene muy romántico, son el pulmón del planeta; entre muchas otras funciones ecológicas.
Como dato importante, Santa Cruz cuenta con 35 reservas forestales y unidades de conservación del patrimonio natural, distribuidas en 13,5 millones de hectáreas; las cuales representan el 53% de las áreas protegidas de todo el país. Por ejemplo están las reservas Espejillos, Tucabaca y la laguna Concepción, entre varias otras que desarrollan diferentes funciones ambientales que contribuyen al desarrollo del departamento y del país.
La explotación de los bosques puede tener repercusiones en el medio ambiente. La deforestación, la construcción de caminos y de represas y otras actividades pueden generar daños irreparables a las áreas forestales, y con ello, a los recursos vegetales y animales, así como a las funciones ecológicas que generan.
Debemos tomar en cuenta que cualquier impacto hacia nuestros bosques tiene consecuencias en el corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, muchos consideran que la deforestación que se realiza en la actualidad no tiene mayores consecuencias. No obstante, cuando en el futuro los desastres naturales nos invadan, cuando la seguridad alimentaria esté en riesgo, las altas temperaturas afecten la producción y nuestra cómoda forma de vida, nos veremos obligados a iniciar esta reflexión que hoy es solo una preocupación de unos cuantos, cuando debería ser obligación nuestra y del Estado. El problema es que si iniciamos esta reflexión en el futuro, quizás sea demasiado tarde.
El municipio cruceño de Roboré está en alerta por la deforestación de 50 hectáreas en una reserva forestal. Cincuenta hectáreas pueden parecer poco, pero mañana podrían ser otras 50 y así sucesivamente. No se trata de un reclamo temporal o local, o porque hoy tengo una bandera que dice “cuidemos el patrimonio natural”, se trata de sentido de pertenencia y arraigo: las reservas forestales, las áreas protegidas no se tocan, se respetan.
* Directora de Comunicación de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN).