Bolivia es incoherente ante EEUU
Incluso el gobierno títere de Víctor Paz encontraba formas de resistir a las imposiciones de su benefactor.

En los archivos del Departamento de Estado estadounidense hay una curiosa historia sobre el intervencionismo político de su embajada en Bolivia. El 18 de abril de 1961, Bolivia amaneció convulsionada por protestas callejeras contra el Gobierno de Estados Unidos. En la ciudad de Cochabamba, por ejemplo, el edificio del Consulado había sido apedreado y todos los vidrios fueron quebrados. El escudo había sido arrancado y quemado junto a la bandera que usaba la representación diplomática. También fueron apedreados los edificios de USIS, dependiente de la Secretaría de Información de Estados Unidos; y del Centro Boliviano Americano (CBA), donde también fue quemada la bandera norteamericana.
Las protestas eran porque Cuba estaba siendo invadida por una operación militar de cubanos exiliados en Estados Unidos, con el apoyo muy mal encubierto del gobierno del presidente Kennedy. Mientras en la isla se iniciaba la contraofensiva cubana en defensa de la soberanía nacional, en La Paz, el gobierno de Víctor Paz Estenssoro y el Comité Político Nacional del MNR emitían un comunicado conjunto reiterando su irrevocable adhesión a los principios de la no intervención, condenando a los países de cuyos suelos había salido la invasión, y deseando una pacífica solución.
El 19 de abril, mientras en Cuba se combatía, en Bolivia el embajador Carl W. Strom le reclamaba al presidente boliviano por la declaración de su gobierno y de su partido político. Paz defendió la declaración diciendo que era bastante moderada, que simplemente apoyaba la no intervención, lo cual era la política de Bolivia desde 1843; y que abogaba por una solución pacífica. Strom insistió, y Paz tuvo que explicarle que la declaración era lo más moderada posible, y que se había redactado después de tres horas de discusiones a puertas cerradas, entre los miembros del gabinete ministerial y del Comité Político Nacional del MNR, en el que había una fuerte presión por una declaración extremista y pro-Castro. Luego Strom explicó la importancia de la posición boliviana, diciendo que la caída de Castro mientras el MNR sobrevivía daría una tangible evidencia de que el tipo de revolución del MNR podía tener éxito en el contexto del hemisferio occidental, mientras que el tipo de revolución de Castro no podía.
Ese pasaje histórico demuestra que incluso el gobierno títere de Víctor Paz Estenssoro, estando sometido por la abrumadora dependencia económica que tenía de Estados Unidos, encontraba formas de resistir a las imposiciones de su benefactor. Lo que es incomprensible es que en pleno siglo XXI, cuando el gobierno de Evo Morales no depende ya de Estados Unidos, la Cancillería boliviana siga dejándose engañar por la vieja estrategia estadounidense de “la zanahoria y el garrote”.
En este caso, la zanahoria de la reposición de embajadores, y el garrote de la humillante crítica pública del encargado de Negocios Peter Brennan al presidente Evo Morales por no seguir la batuta de Estados Unidos con respecto Venezuela. Aparentemente, en la Cancillería boliviana todavía no saben que para tener una relación de respeto mutuo con Estados Unidos no hay que necesitar, ni desear absolutamente nada de ese país, que éste pueda utilizar como chantaje. Si de verdad no se quiere tolerar el garrotazo, entonces no hay que babearse por la zanahoria. Más aún cuando ésta va colgada de un anzuelo, por delante del burro, solo para hacerlo caminar.