Cooperación práctica, resiliente y sostenible
Suiza está a la vanguardia en cooperación práctica, resiliente y sostenible en favor de Bolivia.

Días atrás, con gran beneplácito, un programa televisivo de extensa cobertura nacional cedió la palabra al Sr. Roger Denzer, embajador de Suiza en Bolivia, quien compartió una nueva y acertada iniciativa que se viene implementando en el país a través del proyecto de Biocultura y Cambio Climático.
Según explican los especialistas, los ecosistemas naturales y productivos de Bolivia se encuentran entre los más vulnerables frente a los impactos y las perturbaciones que está provocando el cambio climático, el problema ambiental más importante que enfrenta la humanidad en su historia. El calentamiento global, generado por la emisión excesiva de gases de efecto invernadero, ha dejado de ser una amenaza para convertirse en una cruel y devastadora realidad.
Desde 2009, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) viene alertando que las regiones más pobres y con niveles más elevados de hambre crónica en el mundo estarán entre las más afectadas por los impactos ambientales. En Bolivia, el altiplano y la puna han sido identificadas como las regiones que van a sentir con mayor rigor los efectos del cambio climático, sobre todo los departamentos de Potosí y Oruro, donde las perturbaciones ya se evidencian, ante la mirada impotente de pequeños agricultores y ganaderos de subsistencia, quienes ven morir a sus animales y desaparecer la escasa cobertura vegetal que tienen.
Frente a esta realidad, como una acertada medida para optimizar el empleo de los recursos naturales, reducir la inseguridad alimentaria y mitigar la pobreza, el Estado Plurinacional de Bolivia gestiona la declaratoria del Año Internacional de los Camélidos (llamas, alpacas, vicuñas, guanacos, camellos y dromedarios). El propósito de esta cruzada es el de reconocer y valorar la importancia económica y cultural de estas especies animales en la vida de los pueblos originarios, propensos a la extrema pobreza, inseguridad alimentaria y malnutrición; y así lograr el posicionamiento de los productos y subproductos que ofrecen estas especies milenarias e impulsar acciones concertadas a todos los niveles en tal sentido.
Los camélidos son muy importantes para los pobladores que habitan zonas áridas y semiáridas, pues resultan esenciales para su alimentación, vestimenta y a su misma vivencia. El aprovechamiento racional, cariñoso y respetuoso de los recursos provenientes de camélidos silvestres como la vicuña, poseedora de la fibra textil más fina del planeta, es una de las formas más efectivas para mitigar la pobreza, generando ingresos adicionales a los de la agricultura. La declaratoria del Año Internacional de los Camélidos podría impulsar un modelo efectivo de mitigación ante el cambio climático, lo que constituye una esperanza para los sectores más vulnerables de la sociedad andina.
A través del proyecto de Biocultura y Cambio Climático, la Cooperación Suiza está impulsando en el país la noción de “Sistemas de Vida” como un modelo integral de planificación territorial en tiempos de perturbaciones climáticas, dando así cumplimiento a la Ley 300 Marco de la Madre Tierra y Desarrollo Integral para Vivir Bien. Un tema central del proyecto es el fortalecimiento del manejo de la vicuña y otros camélidos domésticos, cuyos ingresos adicionales, además de diversificar los recursos de las familias campesinas, contribuyen a evitar la migración de los pobladores rurales a las ciudades. El manejo integral del ganado camélido y el aprovechamiento sustentable de la fibra de vicuña son los elementos articuladores que contribuyen a incrementar la resiliencia económica. Proyectos reales y emprendedores como éstos son los que necesita nuestro país.