Con el “Vacunatón 2012”, Bolivia celebró el esfuerzo de movilización social para la salud más significativo de los últimos años, cuando en una sola jornada (el 15 de abril) se propuso proteger a 200 mil niñas y niños entre dos y cinco años. Según el reporte final de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en esa jornada se alcanzó la cifra de 160 mil menores vacunados contra el sarampión y la rubéola.

Como parte de la estrategia comunicativa desarrollada, y dentro del enfoque de la movilización social, se convocó a la adhesión solidaria de diferentes sectores de la comunidad, para que desde sus diversos campos de actividad se constituyan como embajadores de esa actividad, subtitulada como “Fiesta de la Salud”. Una de las personas con espíritu solidario que comprometió su apoyo fue el pintor Roberto Mamani Mamani. El artista, semanas antes, esbozó lo que en su propuesta debería ser un mural que reflejara el esfuerzo de Bolivia por poner cerco definitivo al sarampión y la rubéola, y así ser certificado como país libre de estas enfermedades discapacitantes.

Hechas las gestiones ante la Gobernación paceña, se ofertó para la obra el frontis del estadio Olímpico de La Paz. Fue así que el trabajo tomó forma justo al frente del templete semisubterráneo de la plaza de Miraflores. Unos diez operarios colaboraron con la labor de Mamani Mamani, no sólo en el dibujo del proyecto sino también en el pintado. A tiempo de entregar esa obra, el artista paceño señaló que era la pieza mural más grande de Bolivia; y además que, para él, significaba un hito artístico, celebrado desde la pintura en beneficio de toda la sociedad boliviana.

Así, los colores brillantes y llamativos propios de la obra plástica de Mamani Mamani configuraron un mapa que reflejaba la variedad humana y cultural del país en sus diversas regiones, donde el espíritu de la Pachamama, las deidades ancestrales y el cóndor de los Andes impedían el ingreso de los agentes causantes del sarampión y la rubéola, dejando en este sentido el espacio interior a la niñas y niños orientales, andinos y de los valles contentos para gozar del don de la vida.

De esta manera, la movilización social (impulsada por el Ministerio de Salud y Deportes, la OMS/OPS y los Servicios Nacional y Departamentales de Salud, con el esfuerzo conjunto de una alianza de instituciones gubernamentales, privadas y académicas) tenía en la obra plástica de Mamani Mamani un ícono de lo que puede significar el esfuerzo cooperativo y sobre todo solidario ante la necesidad de proteger a las niñas y niños contra el sarampión y la rubéola. Justamente porque los menores en ese rango de edad corren el riesgo de contagiarse, y siempre está abierta la posibilidad de que se repitan epidemias como en años anteriores con serias consecuencias para la población. Sin embargo, con el número de niños inmunizados en la Vacunatón 2012, la OPS señaló que el país puede sentirse seguro de que en el territorio no se presentará un brote de características epidémicas, pues los márgenes de protección ya estarían establecidos gracias a las metas alcanzadas de vacunación. Por tanto, la obra pictórica anticipaba ya el justo reconocimiento de ese logro nacional.

No obstante, en días pasados, el frontis del estadio Olímpico de La Paz fue cubierto de cemento por el peso de la brocha insensible de obreros, que destruyeron así la obra de Mamani Mamani. De esta manera, el otrora mural más grande del país y que marcaba un hito histórico para la salud preventiva de Bolivia fue borrado, y con ello, su color y vida, como si éstos nunca hubieran sido parte de los logros alcanzados con miras hacia el derecho a la salud que todos aspiramos.