‘Esito sería’
Necesito dejar, por el momento, el pulso del corto plazo y volver a mi torre de investigaciones.

Los tiempos de la vida son complejos. Hay momentos que uno siente el corazón vacío. O tal vez tan lleno que uno deja de sentirlo. Es como el dolor: cuando éste pasa un cierto punto y llega a ser insoportable, el dolor desaparece como por arte de magia. Así me encuentro: medio anestesiada. En Bolivia, siento que la realidad superó la ficción y es muy difícil sólo ver la coyuntura. Y me siento como el dicho: “Aquí lo puse y no parece”. Paralizada y sin saber qué decir sobre las noticias que llenan nuestros periódicos.
En las últimas semanas y frente a la tarea de opinar sobre los acontecimientos recientes, sólo me recordaba el famoso poema del escritor brasileño Carlos Drumond de Andrade, que decía: “En el medio del camino tenía una piedra. Tenía una piedra en el medio del camino. Tenía una piedra. Nunca olvidaré de ese acontecimiento en la vida de mis retinas tan fatigadas. Nunca olvidaré que en el medio del camino tenía una piedra. Tenía una piedra en el medio del camino. En el medio del camino tenía una piedra”.
Y así me quedé: tropezando sobre la piedra en el camino. Y cuando esto ocurre es mejor pasar de lado y dejar la piedra en el camino. Y pese a que son muchos los ángulos desde los cuales podemos mirar y sentir la realidad social y económica, la cercanía al realismo político puede ser agobiante.
Felices son los analistas del norte que, con tanta soltura, nos hablan de nuestro país. Sin embargo, para nosotros, Bolivia no es un paisaje, tampoco un lugar exótico que guarda la buena noticia del paraíso en la tierra o, en el extremo opuesto, un lugar perdido en la barbarie. Tenemos nuestros pies hundidos en el camino, nuestro futuro germinado en estas montañas, valles y planicies, nuestras ilusiones bien cerca de la arena y de la piedra en el camino.
Esta columna quincenal completó 20 meses y creo que cumplí una etapa. Necesito dejar, por el momento, el pulso del corto plazo y volver a mi torre de investigaciones. Dejar de ver tan de cerca la piedra en el camino, por lo menos por un tiempo, para que ésta vuelva a ser únicamente una piedra en el camino. Los cambios y desafíos por los que atraviesa Bolivia son complejos y quiero entenderlos de una manera más pausada y reflexiva. Siento que el análisis coyuntural me es insuficiente y está demasiado contaminado por la anécdota y los fuegos de paja. Por eso requiero tomar aire para sumergirme en el análisis más profundo que brinda la investigación cualitativa y cuantitativa.
Vuelvo a mis libros y a mi reflexión sobre los cambios y continuidades de nuestras prácticas y estructuras, a partir de una perspectiva de mediano y largo plazo. Desde ahí seguiré aportando con mis granitos a la sociedad que adopté, enamorada, como mi patria. Así que digo, por el momento, “esito sería”, a todos y todas que me acompañaron en este camino. Agradezco a La Razón por este espacio y a ustedes, mis queridos lectores (as). Estaré presente en mi blog www.fernandawanderley.blogspot.com. Me despido de esta columna con el dicho popular brasileño: “Un gran abrazo”.