La Guerra del Chaco 1932 1935 Digitalizada
Cinemateca Boliviana estrena el lunes 18 de marzo a las 19.30 el documental de 1936 de Luis Bazoberry.

El antecedente mayor es la restauración y digitalización de la película ‘En el infierno del Chaco’, dirigida por el argentino Roque Funes, que fue realizada por encargo del Gobierno del Paraguay ante el estallido de la contienda bélica que enfrentó a bolivianos y paraguayos entre los años 1932 y 1935.
En el infierno del Chaco sobrevivió a los años en un archivo privado del Paraguay. Mediante una gestión de Hugo Gamarra (Fundación Cinemateca del Paraguay) en coordinación con Fernando Martín Peña (Asociación de Apoyo al Patrimonio Audiovisual – APROCINAIN) en Buenos Aires pudo hacerse una nueva copia de negativo y otras dos de exhibición. El estreno de esta película tuvo lugar durante el BAFICI en abril de 2008. Al año siguiente INCAA digitalizó el material y lo incluyó en una colección de cine silente argentino bajo el título de Mosaico criollo. Diez años después de que se editara esta antología, la Fundación Cinemateca Boliviana estrena la versión restaurada y digitalizada de la película que cierra este tan cruento capítulo dentro de la historia de ambos países. Si Funes estrenó su película en Buenos Aires el 21 de diciembre de 1932 —meses después del estallido de la guerra—, el realizador boliviano Luis Bazoberry estrenaría La Guerra del Chaco 1932-1935 al año siguiente del cese de hostilidades, en 1936.
Con el estreno de la versión digitalizada de la película de Bazoberry se da un paso muy importante para la consolidación de la memoria colectiva de ambos países. Se trata de una pieza que en sí misma es el final de la Guerra. El film incluye escenas de la desmovilización de las tropas luego de los encuentros de los altos mandos militares paraguayos y bolivianos en territorios de ambos países, en momentos que se reconocen como hechos que marcan el cese al fuego. Se trata del almuerzo ofrecido en el Fortín Capienda por parte del Comandante paraguayo, y de la devolución de gentilezas por parte de los bolivianos en otro almuerzo que tiene lugar en Villamontes.
Lo que filma Bazoberry en el Chaco será revelado en España, en Barcelona, mientras él trabaja allá. Se trata de una época en la que el cine está en plena revolución, el sonido ha llegado y las nuevas producciones ya lo incorporan a la propia película. Bazoberry se toma dos licencias importantes, la primera es la de anunciar en los títulos que es una película “fotografiada” por él, y la segunda es presentarse ante la cámara en la primera escena con un discurso en el que pide disculpas por la calidad del material. Con un plano medio, y sosteniendo una cámara en la mano izquierda, Bazoberry presenta su película.
Los créditos anuncian a Juan Pallejá como “coordinador del film”. ¿Qué quiere decir esto? Pallejá es reconocido dentro de la historia del cine español como montajista. De acuerdo con el libro Directores de cine en Cataluña: De la A a la Z (Magí Crusells, 2006), él habría trabajado entre los años 1934 y 1936 en la empresa Cinematografía Josep Maria Bosch, es precisamente entre estos años cuando Bazoberry va a trabajar a España. Lo que Pallejá hace con la película es darle un sentido a partir del material filmado en Bolivia. En este ejercicio de “ordenar” se utilizan algunos de los efectos visuales más modernos de la época. Aunque sin duda, lo más importantes es “escuchar”. Se puede decir entonces que en el Chaco se rompe el silencio.
La película tiene su propia historia, desde el cómo fue hecha hasta lo que dice, Bazoberry nunca más presentó ninguna otra obra de estas características, aunque no dejó de fotografiar, del mismo modo que lo había hecho desde antes de empezada la contienda. La Guerra del Chaco 1932-1935 fue estrenada en La Paz en septiembre de 1936. El público no respondió favorablemente a su exhibición porque sin duda lo acontecido en el sudeste de Bolivia no le había resultado favorable al país. La historia registra un reestreno de la película el año 1962 en el Cine Tesla de La Paz, recordando los 30 años del inicio de la Guerra. No hay más registros de posteriores exhibiciones públicas del material original hasta 2015, cuando en enero se hizo una proyección extraordinaria en Cinemateca Boliviana y se organizó una serie de exhibiciones en otras ciudades, así fue que llegó a Oruro, Cochabamba, Santa Cruz, Trinidad y Potosí. En esa misma gestión, Cinemateca Boliviana coordinó con Hugo Gamarra, director de Fundación Cinemateca del Paraguay y también director del Festival de Cine de Paraguay, la exhibición por primera vez en la historia de la película de Bazoberry en Asunción.
Una noche de septiembre, durante el 24 Festival de Cine en Asunción, con Hugo Gamarra conversamos sobre la necesidad de tener las películas de Funes y Bazoberry digitalizadas al alcance de todos, en un mismo disco, un material que permita entender el principio y el final de la Guerra. Fue en El Bolsi, en Estrella esquina Alberdi, donde soñamos con este momento, ahora —que ya existe la digitalización boliviana— podemos continuar persiguiendo el objetivo de generar un material binacional que permita la divulgación del patrimonio fílmico, confirmando la importancia de los archivos, devolviendo a las futuras generaciones su imagen propia.