Historias de 4 papás que son ejemplo de equidad en el hogar
Cambios. En el Día del Padre, una ONG busca generar cambios en la sociedad.

Glovis Olmos, Miguel Villafán, Adrián Paco y Andrés Cossío son papás que acostumbran a compartir las tareas del cuidado de la casa y de quienes en ella habitan. En el Día del Padre, La Razón le presenta cuatro ejemplos de equidad dentro del hogar.
Además de trabajar, los cuatro padres, a su modo, asumen junto a sus parejas el cuidado de sus hijos, al igual que en las labores de casa y a costa de ser muchas veces el blanco de bromas de su entorno y propia familia, comentaron.
“Todos los que habitan una casa son responsables de su mantenimiento, cuidado y manutención; pero en nuestra sociedad machista, el lavar, cocinar y cuidar a los niños es un rol destinado a las mujeres. Con estos ejemplos (historias de cuatro padres) se está avanzando en la equidad dentro del hogar”, opinó Jimmy Tellería, director de Cistac Cuerpo Territorio, una ONG sobre masculinidades.
Explicó que algunos papás piensan que al trabajar y generar dinero para el hogar ya cumplieron con su obligación y no perciben que las labores del hogar son también parte de su responsabilidad, al igual que de su pareja.
“No será de inmediato, pero con el ejemplo que dan estos padres a sus hijos no estamos lejos de la equidad dentro de la familia y el hogar, y que esto ya no sea un motivo de burla de amigos”, dijo.
“Mandilón” y “pocholo” son algunos de los apodos que escuchan estos padres, pero ellos sienten que no es con mala intención y prefieren centrarse en construir una familia con valores. Para Villafán, compartir las tareas es algo que todos los papás deben asumir. “No me siento mal y quiero que mis hijos lo repliquen”.
Tellería sostuvo que con estos “papás ejemplos”, a futuro ya no será raro verlos dedicando el tiempo libre a la limpieza del hogar y atención de los hijos. “Otra forma de ser padres sí es posible”.
Miguel Villafán: ‘Lavo, cocino, trabajo y cuido a mis hijos, al igual que lo hace mi esposa’.
Sus tres hijos también ayudan en algunas labores domésticas.
Miguel Villafán sale cada día apurado de su trabajo para estar puntual en la parada de buses y esperar, pasado el mediodía, a que sus tres hijos desciendan del vehículo escolar y juntos trasladarse a pie a su casa.
Ya en su hogar, cada uno sabe qué hacer después de cambiarse el uniforme escolar. Uno pone la mesa, otro ayuda en la cocina, el más pequeño se encarga de ver al perro, mientras que el padre cocina y les sirve el almuerzo para luego escuchar quejas y anécdotas en la mesa.
“Yo trabajo, lavo, cocino y cuido a mis hijos, al igual que lo hace mi esposa, ambos compartimos los roles del hogar e inculcamos dentro la familia la equidad para que cuando ellos sean grandes no sufran”, afirma Miguel convencido de que en algunos años el machismo ya será historia en Bolivia.
Él está casado con Miroslava Flores hace 11 años y tienen tres hijos: Carolina (10 años), Samir (6) y Mateo (4). Miguel confiesa que las labores de casa las aprendió por necesidad. Su esposa, psicóloga de profesión, trabaja a tiempo completo; en tanto que él, ingeniero en sistemas, pudo acomodar su horario para atender a sus hijos.
La jornada de la pareja comienza a las 06.30, ambos se levantan para preparar el desayuno y alistar a sus hijos; mientras su esposa se va al trabajo, Miguel los lleva a la parada del bus para que los dos mayores se vayan a la escuela y después traslada al menor a la guardería.
“A veces, cuando mi esposa se queda en casa, ella cocina, pero cuando no lo hace, me encargo de preparar la comida y revisar sus tareas antes de ir a trabajar por la tarde. Es cierto que soy blanco de algunas bromas de conocidos, pero con mi pareja decidimos enfrascarnos más en nuestro hogar”, indica.
Una de las anécdotas que siempre recuerda es la de un cumpleaños en la que un payaso preguntó a sus hijos: ¿Qué hace su papá cuando llega del trabajo?. Ellos respondieron: ‘Cocina’, como algo natural.
“Mis hijos no son machistas y es precisamente lo que buscamos con mi pareja”, dice.
Glovis Olmos: ‘Realizar las tareas del hogar son naturales para mí’.
Glovis Olmos y Cintya López comparten el cuidado de sus hijos.
Recoger a sus hijos, Alejandro y Abigaíl, de la casa de sus suegros, ayudar en las tareas de los niños y arreglar el desorden en el hogar son parte de los roles que comparte Glovis Olmos con su esposa Cintya López.
De lunes a viernes, la rutina de la esta familia consiste en levantarse a las 06.00. Mientras los niños se alistan, Cintya prepara el desayuno y Glovis peina el cabello de Alejandro, todos los días, y verifica que no falte nada en las mochilas de sus hijos.
Salen a las 07.30 en su vehículo, el papá deja a sus niños en el colegio y a su esposa en el trabajo. Glovis es auditor y Cintya es una profesional en comercio exterior.
Cuando llega el fin de semana, Glovis es quien se encarga en ocasiones de preparar el almuerzo para la familia, cuenta su esposa Cintya. Ella asegura que uno de los platillos “que le sale bien” es el espagueti y las comidas que llevan chorrellana.
“Mi papá y mi mamá lavan los platos y la ropa”, comenta su hija Abigaíl. Ella cuenta que en el colegio también le enseñan el equilibrio que debe existir entre varones y mujeres sobre los derechos y obligaciones.
Cuando se trata de ayudar en las tareas escolares, Glovis es el especialista en Matemáticas y Cintya, en Ciencias Naturales y Sociales.
Si se trata de las labores en casa, este padre de familia no pone objeciones al momento de arreglar un prenda de vestir. “Mi mamá me enseñó a cocinar, lavar y planchar, por eso las tareas del hogar son naturales, como el coser un botón”.
Esta pareja de esposos, además de dividir los roles relacionados con el cuidado de los hijos y los quehaceres de la casa, comparte los gastos del hogar. Aunque el esposo gana más que la esposa, hay situaciones en que él se vio sin trabajo, pero existía el ingreso de Cintya. “Aprendimos a compartir las cosas y tener un fondo común”.
Para este papá, que dejó de salir los viernes con sus amigos, es importante que sus hijos crezcan en felicidad y con la espiritualidad de Dios.
Glovis considera que no tiene sentido ser un padre de familia que ordene y que lastime; al contrario, él trata de ser un amigo para sus hijos.
Andrés Cossío: ‘Nunca me hice problema para cambiar los pañales’.
Andrés Cossío es un papá a quien le gusta cocinar para su familia.
Andrés Cossío, padre de Andrés (4), Sophia (3) y Nicolás (1), asegura ser “un experto en cambiar pañales” gracias a mucha práctica en cuatro años. Él se siente afortunado de tener tres hijos, a quienes enseña valores y respeto.
Todas las mañanas, Andrés prepara el desayuno mientras Carmen Flores, su esposa, alista a su hijo mayor para que vaya al kínder. Él deja en el centro de la ciudad, de lunes a viernes, al pequeño Andrés, mientras que Sophia y Nicolás se quedan al cuidado de la mamá.
Al mediodía, en lo posible tratan de almorzar juntos en la casa de la suegra de Andrés y por la noche la familia se reúne. El fin de semana la pareja de esposos divide las tareas de preparar el desayuno, el almuerzo y la cena, asegura el joven padre.
Respecto a quién cambia más los pañales, él afirma que es indistinto. “Nunca me hice problema para cambiar los pañales, lo hice en estos cuatro años”, relata.
Si se trata de cocinar, a él le gusta preparar sopa de verduras porque sabe que es importante para la buena alimentación.
Andrés sostiene que es importante que una pareja de esposos equilibre todos los roles de la casa, además considera ya un tema habitual que el papá lave, planche y cocine para su familia. Este tema y otros son conversados con su esposa, luego de que sus hijos se duermen.
Este progenitor se considera afortunado por ser padre de familia de tres niños a sus 29 años. “Cuando pasen los años aún tendré la fortaleza de hacer caminatas con mis hijos”, menciona.
Adrián Paco: ‘La gente dice que soy buen padre’.
Este joven padre trabaja limpiando parabrisas de autos.
Adrián Paco, de 19 años, se gana la vida limpiando parabrisas de taxis y minibuses en las calles de La Paz, mientras carga en su espalda a su hijo Yordan, de dos años. Su esposa vende golosinas y otros productos cerca de él. Su sueño es terminar el colegio y trabajar para darle mejor vida a su familia.
Hace dos semanas que se ve a este papá en la calle Potosí y Colón limpiando los parabrisas de los vehículos que pasan por esta vía. “Es un joven que trabaja sin tiempo”, comenta Natalia Vargas, una comerciante del lugar.
Casi todas las tardes, entre las 14.00 y 17.00, Adrián trabaja en la calle Potosí, mientras su compañera de vida vende chocolates en la misma vía. “Hace tiempo que limpio, pero recién estoy por esta calle”, cuenta el muchacho.
Aunque no quiso precisar cuánto gana con el oficio, asegura que el dinero reunido entre su esposa y él les alcanza para comer.
“Nos va bien”, dice el joven, que a sus 17 años se estrenó como padre y que sueña con ingresar a un colegio nocturno para terminar sus estudios y conseguir un trabajo en una empresa de limpieza.
Para que el pequeño Yordan no llore, sus padres le dan juguetes, pero a él le distraen los vehículos, razón por la que le gusta estar cargado en la espalda de su padre. “La gente que me ve me regala plata, me dicen que soy buen padre. Me gusta estar con mi hijo”, afirma. (19/03/2017)