Precariedad y falta de higiene en 6 baños públicos de particulares
Atención. Ponen avisos que dicen: Precio único Bs 1. Alcaldía maneja 32 mingitorios.

Improvisación y condiciones de operación insalubres y precarias —por ejemplo, cortinas en vez de puertas— constató La Razón en seis mingitorios públicos administrados por particulares, que además cobran una tarifa única de Bs 1, violando la norma.
Al ingresar a uno de estos excusados, el olor nauseabundo, los pisos resbalosos, basureros llenos de papel higiénico, grifos que no sirven y ventiladores viejos y empolvados dan la bienvenida al usuario urgido de hacer sus necesidades fisiológicas.
“Este baño público está dentro, no hay ventilación, el olor fétido se concentra y el urinario tiene una puerta vieja. No da ganas de entrar, pero no hay otra”, se queja Zenobia Lima, estudiante que el jueves 9 de julio ingresó al mingitorio ubicado en la avenida Buenos Aires esquina Garita de Lima.
Allí el retrete tiene una destartalada puerta, con dibujos y un texto escrito con tiza que dice: “Urinario damas solo pis”.
Actualmente funcionan 266 servicios higiénicos, entre municipales (30), privados (207) y delegados (31), según el sitio web del Gobierno Municipal de La Paz.
Recorrido. La Ordenanza Municipal 452/2005 clasifica estos evacuatorios en públicos municipales (administrados por la Alcaldía) y públicos privados (administrados por particulares), y los divide en tres categorías: A, B y C.
Los del grupo A son de primera categoría, que deben otorgar todas las comodidades al usuario y cobran una tarifa no diferenciada de Bs 1. Los B y C no cuentan con otras prestaciones, como jaboncillo en el lavamanos, ambientadores y otros, y por eso deberían cobrar Bs 0,50.
No obstante, seis de estos retretes privados se hacen pasar por clase A, sin cumplir los requisitos mínimos y cobran Bs 1, según constata este medio.
En tanto en el sexto, dentro del mercado Bolívar, a unos metros del Servicio General de Identificación Personal, orinar cuesta Bs 0,50, pero los baños tienen cortinas en lugar de puertas.
“En el Macrodistrito Max Paredes hay varios baños públicos ilegales, que no cumplen las exigencias higiénicas”, admite el subalcalde Rudy Ticona, quien promete una inspección.
Es el 9 de julio, La Razón recorre seis mingitorios públicos de propiedad privada, cuyos usuarios se quejan del mal servicio, de las condiciones antihigiénicas y el costo único de Bs 1.
Comercio. En este mingitorio, los implementos de limpieza están apilados y no hay jabón para lavarse. Foto: Jorge Quispe
Después de ir excusados de la avenida Buenos Aires esquina Garita de Lima, la próxima parada fue la avenida Tumusla esquina Buenos Aires, donde hay cuatro sanitarios administrados por particulares. En uno de ellos, un letrero advierte de manera contundente: “Todo ingreso se paga 1 Bs”, dice sobre un papel humedecido. Allí no funcionan los ventiladores y el olor fétido causa la impresión de impregnar la ropa.
Unas cuadras más abajo, en la avenida Mariscal Santa Cruz casi al frente del templo de San Francisco, se aplica la tarifa de Bs 1, como si fuera de categoría A, aunque los urinarios no están conectados al sistema de descarga de agua y no hay jaboncillos.
Dos cuadras arriba, a metros de la calle Comercio, en un mingitorio al que se debe ingresar bajando unas gradas, solo dos de los tres grifos funciona y un anuncio prohíbe lavarse la boca. Allí, si uno quiere orinar, debe pagar igual Bs 1, en franca contravención a la ordenanza 452/2005.
En plena Comercio hay dos servicios higiénicos públicos privados. Uno tiene las puertas oxidadas, los implementos de limpieza como escobas y baldes están apilados en un rincón. Ahí también rige el precio único de Bs 1.
“Yo no sé nada, solamente soy una empleada”, responde una mujer cuando se le consulta del porqué cobra esa tarifa, pese a que hay usuarios que están solo apremiados por la micción.
El sexto baño privado al que este diario ingresa se encuentra en el mercado Bolívar, donde el antiguo mingitorio para las comerciantes está abierto al público, aunque en cada compartimiento hay cortinas en lugar de puertas.
Allá se puede orinar por Bs 0,50; sin embargo, debe esperar, porque solamente existe un urinario.
“Es chiquito, solo para diez personas y funciona desde hace tres años. Nosotros pagamos Bs 1.250 de alquiler a la Alcaldía, queríamos ampliarlo, pero lo que se gana no alcanza, por eso está con cortinas”, sostiene Vidalia, la maestra mayor, quien no quiere proporcionar su apellido.
Pérez velasco. Tarifa de este baño edil es de Bs 0,50. Foto: Ángel Illanes
En otros negocios de la avenida Buenos Aires, el usuario debe sacar agua de un turril con un bidón, baldear por cuenta y lavarse las manos en el mismo tanque.
En estos retretes instalados por particulares no se cumple tampoco la norma municipal de que los mayores de 65 años no pagan al igual que los menores de 12 años. “Igual nomás nos cobran Bs 1, pese a que soy de la tercera edad”, dice Rosendo Mariaca, jubilado del magisterio, mientras sale del baño que está en la calle Figueroa.
“Muchos comienzan a funcionar sin ninguna autorización y solo cuando intervenimos empiezan a tramitar sus papeles, con el perjuicio a la población”, refiere René Bustamante, jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de la Subalcaldía Centro.
“Hace diez años, cuando el costo era Bs 0,20, yo ganaba al menos Bs 200 en un día, pero ahora deben ganar más si cobran Bs 1”, confía Ramiro, que no quiere dar su apellido y que en el pasado administró uno de estos negocios.
Destrozos. En el Macrodistrito Centro están instalados 20 de los 32 mingitorios ediles. Cinco se hallan en Max Paredes, cuatro en Cotahuma, dos en Periférica y uno está en el Sur.
“Nuestros baños están limpios como los de la categoría A, pero cobramos Bs 0,50”, explica Dewar Pérez, jefe de la Unidad de Servicios Higiénicos Públicos Municipales. Por otro lado, en esa unidad reportan que hay usuarios que destruyen inodoros, grifos y los botones de descarga del agua.
“Hoy (jueves 9 de julio) un mal usuario rompió un grifo y no sabemos quién es”, se queja Felisa una administradora del servicio municipal de la Pérez Velasco.
Otros llegan incluso a destrozar el inodoro; sin embargo, si son pillados en flagrancia, son obligados a reponer lo dañado.
Cada año, esa unidad cambia cerca de seis inodoros. Pérez revela que hay administradoras de los 32 baños municipales que sufrieron maltrato de los usuarios. “A veces el cliente quiere pagar sus Bs 0,50, con Bs 50 y se molestan porque no hay cambio”.
Pérez Velasco. Un grifo roto en el baño municipal. Foto: Ángel Illanes
Al menos hay 30 letrinas ilegales en 2 macrodistritos
Jorge Quispe
En los macrodistritos Centro y Max Paredes de La Paz hay al menos 30 baños clandestinos, según informan las dos subalcaldías, que dan cuenta de que 44 funcionan de manera legal.
“En Max Paredes tenemos 12 baños públicos privados legales, pero hay diez ilegales que los estamos fiscalizando para cerrarlos”, advierte Rudy Ticona, subalcalde del Macrodistrito Max Paredes, uno de los más grandes del área urbana.
Detalle. La Subalcaldía Centro informa que en su jurisdicción existen 32 legales y 20 ilegales. “Una mayoría está en la zona Rosario y en la calle Illampu. No tienen licencia de funcionamiento, plano aprobado por la Alcaldía, conexión al alcantarillado autorizada por la Empresa Publica Social de Agua y Saneamiento (EPSAS) y sus condiciones higiénicas son pésimas”, sostiene Renato Bustamante, jefe de la Unidad de Desarrollo Económico de esa subalcaldía.
“Hay locales (comerciales) que instalan estas baterías que no tienen condiciones para atender al público, por eso haremos una nueva inspección”, anuncia la autoridad.
En ambos macrodistritos, de acuerdo con Dewar Pérez, jefe de la Unidad de Servicios Higiénicos Públicos Municipales, hay 20 baños públicos ediles en el del Centro y otros cinco en el de Max Paredes, dos áreas comerciales de la urbe.
Bustamante explicó que después que se emite una autorización para el funcionamiento de baño público privado, la oficina desconcentrada de la Intendencia Municipal de cada Subalcaldía emite un informe respecto a si cumple los requisitos. Si no lo hace, notifica a la Autoridad Tributaria Municipal, la que después de una valoración procede a la clausura del negocio.