Suben los casos de violencia intrafamiliar
El Alto. La Alcaldía realizó ayer una campaña de ‘vacunación’ para adultos

Los casos de violencia intrafamiliar, registrados en las Defensorías de la Niñez y Adolescencia (DNA) de El Alto, tuvieron una tasa de crecimiento de 8,15%, aunque este porcentaje podría ser más elevado hasta fin de año.
En toda la gestión 2012, las DNA alteñas recibieron 4.000 denuncias de violencia intrafamiliar, pero sólo en los primeros ocho meses de este año, de enero a agosto, registraron 4.326, lo que representa una tasa de crecimiento de la violencia intrafamiliar de 8,15%.
Pero son datos parciales, pues la cifra de 2012 es de toda la gestión, y la de 2013 muestra esa realidad sólo hasta agosto, según datos presentados por la representante de la DNA 24 horas, Ana María Callisaya. Estos números fueron expuestos ayer, durante la V Campaña de Vacunación contra el Maltrato Infantil, que se realizó desde las 09.00 en la Ceja alteña.
La movilización consiste en la entrega de un chocolate a los padres de familia que se comprometan por escrito a no maltratar a sus hijos. La responsable explicó que se detectan más casos debido, entre otras razones, a que desde este año funcionan nueve defensorías en toda la urbe; antes eran menos. Es decir, que ahora hay una mayor cobertura y registro de estos incidentes en contra, principalmente, de menores de edad y mujeres.
“Es pertinente mencionar que antes no se contaba con tantas defensorías y por ello éste es otro factor de incremento en los datos”. Hasta 2009, la Alcaldía contaba sólo con cuatro DNA. Ese año, los casos registrados fueron sólo 2.000.
Respecto a los efectos de la campaña, admitió que se trata de una movilización de concienciación que tiene su limitación en el hecho de que sólo se la realiza una vez al año. Ella sugirió que aquélla se desarrolle en más jornadas durante una gestión.
La jornada de ayer comenzó a las 09.00 con una caminata desde la Cruz Papal de la avenida Juan Pablo II, hasta las puertas de la Alcaldía Quemada, donde se instalaron 20 mesas o puestos de “vacunación”. En cada sitio estaban niños, niñas, adolescentes voluntarios de distintas unidades educativas y autoridades municipales.
Los “vacunadores” entregaban un chocolate a los adultos para simbolizar una “pastilla de vacunación”. Al momento de hacerlo les preguntaban: ¿Se compromete usted a no maltratar a niños, niñas y adolescentes? Una vez que el adulto recibía la “pastilla” se registraba su nombre en una libreta, en la que se incluía su número de carnet, su edad y la institución a la que pertenece.