Intendencia decomisa en La Paz 1.500 kilos de carne de burro
Cinco puestos ofrecían este producto como carne de llama y sin garantía de inocuidad alimentaria. Se encontraron gusanos y cucarachas dentro de los puestos. La carne de burro se diferencia de la carne de llama y de res por su coloración más oscura y que la grasa y articulaciones son amarillentas a simple vista
El personal de la Intendencia, con el apoyo del Instituto Nacional de Laboratorios en Salud (Inlasa) y la Guardia Municipal, decomisó 1.500 kilos de carne de burro de cinco puestos, ubicados en la avenida Nuevos Aires, entre las calles Chorolque y Los Andes.
El intendente Mauricio Ruiz informó que hace algunas semanas, con apoyo de Inlasa, se tomó 18 muestras de supuestamente carne de llama de estos puestos. El análisis de la composición determinó que la carne ofrecida era 100 por ciento de burro.
Esta carne era ofrecida a las amas de casa en diferentes cortes; chuleta, rabadilla, molida y pulpa a un precio de 18 a 20 bolivianos el kilo.
“La venta de esta carne constituye un atentado contra la salud de la población, puesto que no se tiene un matadero para el faenado de este animal, no se conoce las condiciones de inocuidad alimentaria de estos predios, cómo fueron transportados y por qué caminos”, expresó.
La Intendencia para evitar que este producto siga siendo ofrecido, también confiscó las tarimas y utensilios. Todo este material fue transportado a depósitos de la Alcaldía para su devolución en 15 días.
“En cada puesto se encontró la presencia de vectores, gusanos y cucarachas. Las caseras manipulaban la carne sin las normas de higiene. Esto implica un riesgo sanitario. Se está elaborando un informe detallado para el proceso administrativos de los vendedores y un análisis técnico para ver el grado de perjuicio para un proceso penal”, expresó.
Los 1.500 kilos de carne de burro serán traslados al relleno sanitario de Alpacoma para ser desechados en la unidad de patógenos.
Ruiz explicó que la carne de burro se diferencia de la carne de llama y res por su coloración más oscura y que la grasa y articulaciones son amarillentas a simple vista.
“La venta de esta carne es un engaño a la economía de las familias y atenta contra el derecho del consumidor”, aseveró