Sociedad

Wednesday 3 Jul 2024 | Actualizado a 16:11 PM

La Paz busca modelo de Control Social democrático y participativo

Cita. La III Asamblea del municipio pulirá el anteproyecto de ley hoy y mañana

Por La Razón

/ 8 de junio de 2011 / 05:00

El anteproyecto tiene «la finalidad  de crear mecanismos y espacios en el ejercicio del control social. En la Ley de Participación Popular se establecían mecanismos de control con la conformación de los Consejos de Vigilancia, que sólo correspondían a la representación territorial. Ahora se quiere fortalecer y reformar ese grupo con la representación sectorial», explicó el director de Gobernabilidad de la Alcaldía, Pedro Susz.

El artículo 7 del último borrador del anteproyecto señala que el derecho de participación y Control Social será ejercido por los actores de la sociedad civil organizada «sin discriminación de ningún tipo, con equidad social, de género y generacional». También se incluye a representantes de  instituciones y organizaciones  comunitaria campesinas, que elegirán representantes por usos y costumbres. 

El Control Social hará seguimiento  en toda la gestión pública del Gobierno Municipal. Además tendrá, según la propuesta, representación en el Concejo Municipal, con derecho a voz.

Detalles. La III Asamblea del Municipio fue convocada por el alcalde Luis Revilla en el marco de la Ordenanza 069/2006 «Norma de Participación Ciudadana en la Gestión del Gobierno Municipal de La Paz», que prevé la realización de un encuentro anual en el que se discutan temas que conciernen al municipio. 

«Este año, la Asamblea se va a dedicar exclusivamente al anteproyecto de Ley Municipal de Control Social», dice la convocatoria.

El anteproyecto también define los lineamientos básicos y conceptuales para el ejercicio de la participación y control social en el ámbito municipal y fija 20  competencias y atribuciones, como participar en la formulación de políticas y en la formulación de leyes, acceder a información oportuna y actualizada de la gestión pública municipal, pronunciarse en relación a planes, programas y proyectos.

Entre sus competencias también figuran controlar las contrataciones estatales, vigilar y exigir el cumplimiento de informes de rendición de cuentas, denunciar a instancias de fiscalización para la investigación y procesamiento en casos de corrupción o incumplimiento de normas y procedimientos.

Además, se propone darle la facultad de «elaborar informes que fundamenten la solicitud de revocatoria de mandato, colaborar en los procesos de observación pública a la designación de cargos», entre otros.

El anteproyecto de la Ley Municipal de Participación y Control Social, en su capítulo III, señala que el financiamiento para el grupo que ejercerá el control social saldrá de una partida específica establecida en el Programa Operativo Anual  (POA) del municipio. 

«Actualmente, la Ley 1551 de Participación Popular, establece que el Gobierno Municipal destina un fondo anual en su presupuesto para el Comité de Vigilancia y eso se mantendría», explicó Susz.

Pero además podrá contar con los recursos que el Estado apruebe, en el marco de la Ley Financial vigente, y financiamiento de organismos internacionales que no generen ninguna injerencia y dependencia. 

Si bien la Alcaldía paceña recogió durante ocho meses los criterios de varios sectores para elaborar el marco general de la norma, aún falta definir detalles, como por ejemplo la forma en la que se elegirán los representantes y cuántas personas conformarán este grupo. 

«La Asamblea definirá más detalles y no se descarta la conformación de una comisión que elabore el reglamento que viabilice el tema operativo», agregó Susz.

Apuntes sobre la III asamblea

La III Asamblea Municipal se inaugura a las 8.00 en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez; será clausurada mañana. Son delegados natos concejales, diputados, asambleístas departamentales, dirigentes de las juntas vecinales, de asociaciones comunitarias y del Comité de Vigilancia.

Concejales masistas no asistirán a la Asamblea

Los concejales del Movimiento Al Socialismo (MAS) no asistirán a la III Asamblea municipal de  La Paz, que definirá la aprobación de la Ley de Participación y Control Social, anunció ayer el concejal de esta fuerza política Jorge Silva.

«Ésta es una decisión de la bancada. Convocar a la Asamblea para tratar el proyecto de Ley de Control Social, si bien es legítimo, no es legal», declaró.

Según el representante municipal, la Constitución Política del Estado (CPE), en su artículo 241, parágrafo IV, dice que el Control Social  se aplicará luego de que la Asamblea Legislativa sancione una ley. «Mientras tanto, sólo se están generando estos espacios ilegales que en el fondo tienen la necesidad de precautelar a los comités de vigilancia o crear mecanismos de Control Social  que sigan convirtiéndose en los cinturones de seguridad de los alcaldes», señaló.

Sin embargo, el citado parágrafo sólo señala que «la ley establecerá el marco general para el ejercicio del Control Social» y no establece qué instancia debe aprobar la norma.

Consultado sobre el tema, el director de Gobernabilidad de la comuna, Pedro Susz, indicó que Silva «es un concejal que siempre se opone a todas las iniciativas de la administración edil. Lo interesante sería que comenzara a realizar propuestas que ayuden a contribuir en este tema importante».

Ejes del anteproyecto de ley municipal de participación y control social

1. Límite
Control Social, sin facultad coercitiva

La participación y Control Social no ejercerá labores de fiscalización, ni tendrá facultades coercitivas, siendo éstas competencia de los órganos del Estado. (Art. 13 del proyecto)

2. Alcances
Freno a proyectos y actos edilicios

No podrá retrasar, impedir o suspender la ejecución y continuidad de proyectos y actos administrativos, salvo potencial daño al patrimonio estatal o derechos colectivos. (Art. 13)

3. Coordinación
Sus resoluciones servirán de insumos

Las resoluciones de la participación y Control Social podrán ser llevadas ante instancias competentes y de fiscalización municipal, departamental y nacional. (Art. 13)

4. Garantías
Protección y acceso a la información

Se garantiza la protección contra represalias en el ejercicio del Control Social, en sujeción a la normativa constitucional y el acceso irrestricto a la información. (Art.11)

5. Presencia
Derecho a voz en el Concejo edil

El Control Social contará con representación en el Concejo, con derecho a voz, participará en la formulación de políticas públicas y ejercerá control de toda la gestión. (Art. 10)

6. Sanciones
Deben rendir cuentas de sus actos

Las y los representantes del Control Social serán sujetos a sanción por incumplimiento de funciones o actos de corrupción. Están obligados a ser transparentes. (Art. 8)

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Golpe y democracia

Por La Razón

/ 30 de junio de 2024 / 00:02

La asonada golpista del pasado miércoles, que opositores y sus operadores mediáticos calificaron pronto de “autogolpe”, dejó como saldo no solo excomandantes presos, dudas, un surtido de memes y renovada polarización, sino algo más esencial: las y los bolivianos cerramos filas, sin titubeos, en defensa de la democracia. Nos acompañó también la comunidad internacional.

 Más allá de que, en pocas horas, el debate sobre la fallida acción militar en Palacio de Gobierno se haya degradado y polarizado (golpe versus autogolpe), es fundamental destacar la pronta y unánime reacción inicial de los actores políticos, sociales e institucionales. Ni bien se conoció la presencia de militares y tanquetas en la plaza Murillo, a la cabeza del oscuro excomandante del Ejército, todo el arco de líderes políticos del país se pronunció con firmeza, a su estilo, en defensa de la democracia.

Fue inmediata e inequívoca asimismo la respuesta de las organizaciones sindicales y movimientos sociales, convocando a huelga general indefinida, bloqueo de caminos y movilizaciones hacia la sede de gobierno para evitar y, en su caso, enfrentar una ruptura del orden constitucional. Se pronunciaron también, en defensa de la estabilidad democrática, la Conferencia Episcopal, entidades empresariales y varias instituciones y organizaciones de la sociedad civil. Los silencios fueron marginales.

Por otra parte, cabe destacar las oportunas expresiones de mandatarios de la región y Europa, así como de líderes de organismos internacionales, que condenaron el intento de golpe de Estado y expresaron su respaldo y solidaridad al gobierno democráticamente electo y al pueblo boliviano. Algunos fueron más lentos y mezquinos, como el gobierno de Milei, pero igual terminaron pronunciándose. Esta vez, a diferencia de la ruptura constitucional de 2019, la defensa de la democracia boliviana fue clara y fuerte.

Así pues, la asonada golpista del desequilibrado excomandante Zúñiga y los suyos, hoy presos y en proceso de enjuiciamiento penal, dejó en limpio el respaldo unánime al régimen democrático como valor en sí mismo. Y eso hay que realzarlo y celebrarlo. Claro que, en este sombrío caso —sobre el cual pesan sospechas e interrogantes—, si bien la defensa de la democracia pasa por la defensa del gobierno legítimo, haría mal el presidente Arce en creer que necesariamente supone un apoyo a su gestión.

A reserva de la investigación sobre el alcance y responsables del acto de insubordinación militar, es lamentable que la defensa de la democracia no haya servido como un momento de oportunidad para la construcción de acuerdos sobre temas de preocupación colectiva. En su lugar, hoy tenemos un inútil e irresoluble debate político. Como sea, ojalá al menos quede en agenda la impostergable necesidad de reestructurar la fuerza pública para evitar nuevas aventuras, motines y asonadas antidemocráticas.

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Intentona golpista

Con todos los contornos de un acto orquestado no para tomar el poder, sino para enviar alguna clase de mensaje, la intentona es apenas un síntoma

Por La Razón

/ 27 de junio de 2024 / 06:33

Lo sucedido ayer, cuando un general de Ejército ensayó, con tanques y tropas armadas, la toma de Palacio Quemado, podrá pasar a la memoria como una mala anécdota, pero su importancia para la salud de la democracia es mayor. Con todos los contornos de un acto orquestado no para tomar el poder, sino para enviar alguna clase de mensaje, la intentona es apenas un síntoma.

Luego de una brevísima campaña de notoriedad, alimentada por peligrosas amenazas contra el expresidente Evo Morales, de quien dijo que está organizando una “revolución de mil colores” para tomar el poder, el general Juan José Zúñiga movilizó tropas militares desde mediodía y temprano en la tarde llegó a Plaza Murillo donde, con una tanqueta, rompió la reja de hierro de Palacio Quemado, hoy convertido en símbolo del poder, que se ha trasladado al edificio contiguo, la Casa Grande del Pueblo. Acompañó su temeraria acción con un confuso discurso acerca de liberar “presos políticos”.

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Si la dramática imagen presagiaba un retorno a los días del golpismo militar, la siguiente escena cambió el curso del relato: el presidente Luis Arce le salió al paso y, tras un ríspido intercambio de palabras, el militar golpista se dio la vuelta para retirarse, con menos fanfarria que la mostrada a su llegada y sin responder a los azorados periodistas que no entendían lo recién sucedido. Horas después, el Presidente había posesionado a un nuevo Alto Mando militar, sin necesitar el visto bueno de la Asamblea Legislativa, y salía a recibir un baño de multitudes.

Fue inevitable que así como los medios de comunicación se llenaron de declaraciones, ora de apoyo a la democracia, ora de adhesión al Gobierno, o de análisis que denotaban más sorpresa que comprensión, las redes sociales se llenasen de teorías de la conspiración con énfasis en el hecho que el primer mandatario acababa de conjurar un golpe de Estado prácticamente sin hacer nada, pero con el propósito de galvanizar apoyo en diferentes sectores de la sociedad.

Horas después, el fiscal general del Estado instruyó iniciar proceso contra el general golpista y rápidamente fue detenido en puertas del Estado Mayor del Ejército. El proceso que debería iniciarse hoy seguramente arrojará nuevos datos que ayuden a encontrar los contornos de un acto que puso en suspenso, así sea por minutos, el cauce democrático y que dejó planteada la pregunta de a quién beneficia más todo lo sucedido y los efectos de corto y mediano plazo que provocará.

Finalmente, el tenso y trascendental momento quedó reducido a una avalancha de memes, que por una parte es la muestra de cómo procesa la sociedad de hoy la realidad, simplificándola en clave de humor, y, por otra, muestra de la verdadera profundidad del conflicto de ayer, que no produjo transformación alguna ni mucho menos sirvió para aliviar las crecientes tensiones económicas, políticas y sociales que tienen cercado al Gobierno y lo tienen aquejado de debilidad.

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Cumbre del TSE

Por La Razón

/ 23 de junio de 2024 / 00:02

La Sala Plena del TSE ha convocado a una reunión multipartidaria e interinstitucional para conversar sobre el próximo ciclo electoral. Se realizará en julio. Es una muy buena iniciativa, pues busca despejar el camino hacia las elecciones generales de 2025. Ojalá los actores políticos, así como las autoridades electorales y del Órgano Legislativo, estén a la altura.

En un contexto de crisis política, bloqueo institucional y alta incertidumbre, es una buena noticia que se generen espacios plurales de diálogo para analizar temas de preocupación colectiva. Uno de esos temas es precisamente el ciclo electoral 2025- 2026, que en rigor debería iniciarse ya este mes de agosto con la convocatoria a elecciones primarias para binomios presidenciales. El desorden en el campo político y las barreras decisorias en la Asamblea Legislativa Plurinacional complican el panorama.

¿Por qué es necesaria y relevante la “cumbre” convocada por el TSE? Porque, luego de mucho tiempo, los actores políticos saldrán de sus trincheras para compartir un espacio común. Es valioso en sí mismo que se reúnan los líderes o delegados de los 11 partidos políticos, las dos alianzas con representación nacional y los presidentes de las cámaras legislativas. Claro que no basta juntarse: hay que lograr acuerdos mínimos. El acuerdo esencial es que ningún hecho puede mover o malograr los comicios de 2025.

En el itinerario del próximo ciclo electoral, aparece en el corto plazo la realización de primarias. Por ello, la primera definición de la cumbre político-institucional tiene que ver con estas elecciones establecidas en la ley como requisito obligatorio para postular candidaturas al binomio presidencial. ¿Es posible realizarlas este año? Parece difícil, sobre todo porque están en agenda los ya postergados comicios judiciales. Tampoco hay condiciones para iniciar pronto la competencia electoral.

Pero no basta resolver el tema de las primarias. Como señaló el TSE, hay otras cuestiones fundamentales para la integridad de las elecciones generales de 2025. Se han mencionado tres: la redistribución de escaños y consecuente delimitación de circunscripciones conforme a los datos del Censo, la confiabilidad del padrón electoral biométrico y la impostergable necesidad de un sistema de resultados preliminares. Son temas complejos que requieren no solo capacidad técnica, sino también voluntad política.

Por todo ello, la reunión multipartidaria e interinstitucional convocada por el TSE puede ser un valioso momento de acuerdo que brinde certidumbre. Pero también podría ser un fallido espacio de desencuentro. Dependerá de los participantes. Se espera que los líderes políticos estén a la altura del desafío. Pero también deben estarlo los propios vocales, sin exabruptos. Y por supuesto es clave la convergencia de los presidentes de Diputados y del Senado. Ojalá prime el interés común y no los cálculos particulares.

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Receso legislativo

No está de más reiterar que la democracia corre peligro a causa de sus agentes en los órganos del Estado

Por La Razón

/ 20 de junio de 2024 / 07:01

A dos semanas de la inédita sesión del pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP) convocada y dirigida por el presidente de la Cámara de Senadores, lo que en ese momento parecía un momento de inflexión en la depauperada acción política se ha convertido en un nuevo tema de polémica, sin más efecto que el debate sobre su legitimidad y su legalidad, hoy cuestionadas.

Luego del jueves 6 de junio, hubo consenso en que el acto del senador Rodríguez serviría para sacar a las y los legisladores de su modorra, inevitable después de casi seis meses de inactividad, producida, en parte, por la mala fe de quienes habiendo postulado a sabiendas de que no cumplían todos los requisitos buscaron amparo en la justicia constitucional, hoy severamente cuestionada; y en parte por la inacción del presidente nato de la ALP.

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Si luego de la sesión del 6 de junio quedaba alguna duda sobre las acusaciones contra el Vicepresidente del Estado y su reprochable actitud, la tibia respuesta de los días siguientes, acusando a “la troika” de querer dañar al Gobierno (que se daña a sí mismo con su falta de iniciativa y transparencia) o dejando “en manos” del Tribunal Constitucional las decisiones del órgano a su cargo, sirvieron como evidencia de que la parálisis de la Asamblea es de interés del oficialismo gubernamental.

Luego, cuando parecía que el segundo mandatario del país retomaría el rol que la Constitución Política le asigna, a través de la convocatoria a la octava sesión del pleno (la convocatoria decía “séptima”, igual que la del 6 de junio, pero la presión política logró que ese dato se cambiase), se supo que la agenda propuesta incluía, además de la revisión de las observaciones presidenciales a algunas de las leyes aprobadas a inicios de mes (lo cual puede interpretarse como indicio de que sí se reconoce la legalidad de la cuestionada sesión), la decisión de fijar un receso parlamentario desde el domingo 7 de julio, lo cual, previsiblemente, inspiró nuevas críticas a la autoridad electa.

Hoy, la ALP sigue empantanada y sin indicios del camino que vaya a tomar en lo inmediato. La ALP está aquejada de las divisiones internas en el MAS, reflejadas en la creciente animadversión del presidente del Senado por el Vicepresidente del Estado; de la falta de liderazgo y coordinación, que se reclama desde hace ya muchos meses; de una incapacidad de resolver su mandato constitucional de dar paso a la elección de autoridades del Judicial, peligrosa para las y los legisladores, pero sobre todo para la democracia; y de la incapacidad de prácticamente todos sus miembros para hacer política y resolver las necesidades del país y no solo los apetitos de sus respectivos líderes.

En semejante panorama, no está de más reiterar que la democracia corre peligro a causa de sus agentes en los órganos del Estado; y, en ese contexto, la pregunta es ¿a quién le conviene más esta parálisis?

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Las dos ‘troikas’

Por La Razón

/ 16 de junio de 2024 / 00:03

Lejos de alentar acuerdos mínimos y soluciones de compromiso, la polémica sesión del pleno de la Asamblea Legislativa Plurinacional, que sancionó normas clave para el país, derivó en mayor distancia entre el gobierno de Arce y las tres bancadas de oposición. Ello traba el debate político plural y genera mayor incertidumbre. En lugar de diálogo, hay descalificaciones.

Sin asumir una pizca de su responsabilidad en la crisis institucional que afronta la ALP, casi paralizada y con escasa capacidad decisoria, el vicepresidente David Choquehuanca salió al ataque. Acusó a Camacho, Mesa y Morales de “capos de la troika extremista”, que se habrían aliado para un “intento de golpe”. Nada menos. “Atacan, amenazan, asaltan”, les dijo. Y atribuyó al presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, la capitanía del operativo, al haber convocado a la sesión de la Asamblea.

Previamente, Choquehuanca derivó al Tribunal Constitucional Plurinacional la decisión sobre la validez de las normas aprobadas por el pleno, entre ellas la ley que dispone la cesación de los magistrados autoprorrogados. Consulta también sobre la competencia de Rodríguez. Era previsible. En lugar de enviar las leyes al Ejecutivo para su promulgación, el Vicepresidente las manda al TCP para su bloqueo. Es la forma del arcismo para evitar cualquier decisión de la Asamblea que no convenga a sus intereses.

Las respuestas a Choquehuanca fueron inmediatas. Lo acusaron de una “inédita e indignante sumisión política”, refiriéndose a su consulta al TCP. “Es como preguntarle al ladrón si se reconoce como ladrón”, dijo una senadora calificando de vergonzante la carta del Vicepresidente. Y se retrucó la idea de troika: “La única alianza existente en el tema judicial es la que se ha evidenciado entre Arce, Choquehuanca y los autoprorrogados”, señaló el opositor Carlos Mesa, de CC. “Un acuerdo espurio”, precisó.

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En medio de tales acusaciones de ida y vuelta, estamos nuevamente en fojas cero. La ley para cesar a los autoprorrogados será rechazada por los propios autoprorrogados, diciendo que ya la declararon inconstitucional; las elecciones continúan paralizadas y sin horizonte cierto, con operadores políticos que apuestan por su fracaso; y el Órgano Legislativo sigue en situación de atrofia decisoria y fiscalizadora, aunque se logran aprobar algunas normas, bajo presión, como ocurrió recién en Diputados.

Más allá de cómo se resuelva (o se entrampe) la cuestión judicial, estamos en un preocupante escenario de crisis político-institucional, a lo que se añade una situación de conflicto de poderes. Eso es crítico no solo para el Estado de derecho y la convivencia en democracia, sino también para afrontar la delicada situación económica y el riesgo de conflictividad social. Ojalá todos los actores relevantes logren acuerdos mínimos para transitar la crisis en vez de agitar bloqueos de todo tipo para atizarla.

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