75 años de la República Popular China
China celebra un nuevo aniversario marcado por la transformación de una nación devastada a potencia global, promoviendo un orden mundial multipolar y desarrollo compartido.
La fundación de la República Popular China es uno de los acontecimientos más importantes de la humanidad. El 75º aniversario de su fundación marca un hito fundamental en la historia moderna de China, porque se desarrolla en un momento de especial importancia en la situación del mundo en transición.
Fundada el 1 de octubre de 1949, este aniversario conmemora la transformación de China, de una nación devastada por la guerra y la pobreza, a una potencia mundial con logros y un futuro de prosperidad, innovación y liderazgo global.
Luego de su fundación en 1949, la República Popular China, liderada por el Partido Comunista de China (PCCh) bajo la dirección de Mao Zedong, inició un periodo de reconstrucción y consolidación nacional. El país hizo frente a desafíos masivos, como la pobreza extrema, la devastación de la infraestructura después de años de conflicto y la necesidad de unificar un país grande y diverso.
La llegada de Deng Xiaoping marcó el inicio de una nueva era que transformaría a China en un gigante económico. Las políticas de reforma y apertura representaron un cambio estratégico y una adaptación al contexto mundial para asegurar el resurgimiento de la nación.
Transformación de China
En las dos últimas décadas, China se ha transformado en una potencia global como resultado de la mayor revolución económica, que le ha permitido convertirse en el «motor» del crecimiento global, contribuyendo no solo al bienestar del pueblo chino, sino también a la prosperidad mundial. Los logros en ciencia, tecnología, innovación y diplomacia han convertido a China en un pilar fundamental del sistema internacional.
El proceso de ascenso de China y su dinamismo económico imparable no son reducibles a su adhesión al capitalismo como resultado de la globalización y la deslocalización productiva de Estados Unidos y sus aliados occidentales. El lugar que hoy ocupa China está relacionado con la obtención de importantes niveles de autonomía, fortaleza político-estratégica, bienestar básico en materia de salud y educación, producto de la revolución de 1949; y las reformas iniciadas en 1978 y subsiguientes décadas, para finalmente convertirse en la gran industria del mundo.
China se ha convertido en la primera economía mundial en términos de Paridad de Poder Adquisitivo y la segunda por su volumen de Producto Bruto Interno nominal, la primera potencia exportadora y segunda importadora a escala global. Es uno de los principales países inversores internacionales y receptor de Inversión Extranjera Directa y posee una moneda, el Yuan RMB, que está en pleno ascenso y que integra los Derechos Especiales de Giro del FMI.
Para entender a la República Popular China, que cumple 75 años de existencia, se precisa una mirada desde una perspectiva histórica que abarque lo cultural, lo político y lo económico, como corresponde a un estado-civilización con un inmenso territorio y población.
Diplomacia
La política exterior china plantea una orientación dual, que consiste en reclamar reformas a las instituciones políticas y económicas mundiales, a la par de crear paulatinamente un entramado de nuevas instituciones que reflejen el creciente papel de China y de otras potencias emergentes en el escenario global multipolar. Mantiene en vigencia las instituciones creadas por Estados Unidos en la posguerra (como el FMI, el Banco Mundial o la Organización Mundial de Comercio), a la par que ha creado nuevos instrumentos estadocéntricos intergubernamentales, como los BRICS (bloque Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica + ahora Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos), el Banco de Desarrollo de los BRICS, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) que eclipsó al FMI y al Banco Mundial; la Asociación Económica Integral Regional (RCEP en inglés) en Asia Pacífico y la exponencial Iniciativa de la Franja y la Ruta, integrada por decenas de países.
También se destaca su alianza con África y, a nivel regional en América Latina y el Caribe, la importancia que le da China a la CELAC, y otros emprendimientos de integración, como MERCOSUR, incluso a pesar de algunos gobiernos neoliberales-conservadores de la región. Todo ello pone de manifiesto el carácter multipolar de la política exterior promovida por China en el contexto actual, de la mano del declive estadounidense, y las especificidades del extraordinario ascenso chino en el mundo.
Políticas
Hace poco asistimos en Beijing a la conclusión de la III sesión plenaria del XX Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), donde se pusieron sobre la mesa más de 300 medidas reformadoras a nivel de sistemas, mecanismos e instituciones. Esta plenaria solo es comparable al inicio mismo de la política de Reforma y Apertura. China está lista para trabajar con todos para generar beneficios de interés mutuo. Por ello, el mundo será testigo de un nuevo capítulo donde la mejora, el perfeccionamiento, la continuidad y la sostenibilidad de políticas se materializarán. China, a partir de su tercera sesión plenaria, perfeccionará mecanismos e instituciones, hará más eficiente la gobernanza del Estado y promoverá, con mayor alcance, la construcción de la modernización con peculiaridades chinas.
En 2013, el presidente Xi Jinping, frente a las estrategias de contención impulsadas por Estados Unidos y sus aliados, propuso crear un corredor económico que emulara a la milenaria «Ruta de la Seda». China lanzó con esto la revolucionaria Iniciativa de la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative); en Bolivia, el Memorándum de la Franja y la Ruta es la Ley 1170. Considerada como la principal herramienta de la geoestrategia y geopolítica china en la actualidad.
China, potencia
Evidentemente, el papel de China es cada vez más asertivo, más presente en el escenario internacional, y se debe no solo a su desarrollo económico, aunque por supuesto es muy importante, sino también a la presencia que ha tenido a nivel diplomático. China se ha esforzado mucho por generar una imagen de una potencia responsable, de una potencia que no es transgresora del orden internacional y que busca y promueve resolver las tensiones, conflictos y guerras, como una clara alternativa al modelo estadounidense y europeo.
Finalmente, China es un referente fundamental en la política exterior de cualquier país en el mundo y parte fundamental de la configuración del orden internacional multipolar y el Sur Global. Por ello, la relación bilateral de Bolivia y China comparte principios fundamentales en el relacionamiento de ambos estados, como el respeto mutuo a la soberanía estatal e integridad territorial, la no agresión, la no intervención en los asuntos internos de otros países, igualdad, beneficio recíproco y coexistencia pacífica. Son estas coincidencias las que han permitido construir una relación de amistad, integración y cooperación de agenda bilateral robusta, de 39 años, hasta la actualidad.
Es en este contexto que el presidente Luis Arce, en representación de Bolivia, junto a la mayoría de los países del mundo, respalda la multipolaridad, como la única opción viable en la coyuntura del presente siglo. Solo así se entiende la «civilización global» planteada por China, como la coexistencia en armonía y justicia entre naciones ricas, naciones en crecimiento y países pobres; una relación equilibrada, abierta e integral en un mundo de configuración multipolar. Por ello, larga vida a la República Popular China en su 75º aniversario de fundación.
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