Jugando a la tercera guerra mundial
Crecen las tensiones y los riesgos de escalamiento bélico en los conflictos que tienen como epicentros a Ucrania y en Gaza.
La conversación abordó la compleja situación en Ucrania, destacando la posición cada vez más precaria de los ucranianos frente al avance ruso. El profesor señaló que la administración Biden se enfrenta a un «desastre» en Europa del Este, sugiriendo que los funcionarios estadounidenses son conscientes de la victoria inminente de Rusia, a pesar de sus declaraciones públicas en contrario. Mearsheimer calificó la decisión de permitir y promover la guerra en febrero de 2022 como un «error catastrófico» que tendrá graves consecuencias tanto para Estados Unidos como para Ucrania.
En cuanto al conflicto en Gaza, Mearsheimer analizó las recientes acciones de Israel en el Líbano, incluyendo ataques contra civiles mediante la detonación de dispositivos móviles. El profesor interpretó estos actos como parte de una estrategia de coerción contra Hezbolá, aunque cuestionó su eficacia. Mearsheimer también abordó la posibilidad de una invasión israelí al sur del Líbano, advirtiendo sobre los desafíos significativos que enfrentarían las Fuerzas de Defensa de Israel, especialmente tras el desgaste sufrido en Gaza.
Además, Mearsheimer exploró las implicaciones de una posible escalada del conflicto que involucre a Irán, sugiriendo que el primer ministro israelí Netanyahu podría estar buscando arrastrar a Estados Unidos a una guerra regional. Más aun, el potencial para el uso de armas nucleares en torno al conflicto en Ucrania pone al mundo frente a un escenario de una nueva conflagración bélica de proporciones apocalípticas.
Ucrania hoy
Mearsheimer presenta una visión pesimista de la situación actual en Ucrania. Considera que Rusia está ganando la guerra y que la posición de Ucrania y Occidente se está deteriorando rápidamente.
En sus palabras, «el hecho es que los rusos están ganando, y la gente de la administración seguramente lo sabe, y seguramente saben que no hay forma de revertir la situación.» Mearsheimer cree que la administración Biden es consciente de esta realidad, aunque públicamente mantenga una narrativa diferente.
El profesor describe la situación de Estados Unidos en Ucrania como «desastrosa», señalando que «la administración Biden realmente se enfrenta a dos grandes desastres y no tiene salida». Esto sugiere que considera que EEUU está atrapado en un conflicto que no puede ganar.
El académico es particularmente crítico con la decisión de permitir que estallara el conflicto, afirmando que sus impulsores «cometieron un error catastrófico al permitir esta guerra, al promoverla en febrero de 2022, y ellos y los ucranianos van a pagar un precio terrible por ese error.»
Occidente
Respecto a los intentos de Occidente de cambiar el rumbo del conflicto, Mearsheimer es escéptico. Describe los esfuerzos de la administración Biden como «un fracaso» y sugiere que están «buscando una fórmula mágica, alguna esperanza mágica de poder sacar un conejo de la galera o algo así.» Sin embargo, concluye rotundamente que «la verdad es que no pueden hacerlo. Están condenados».
En cuanto a la contraofensiva ucraniana en Kursk, Mearsheimer la califica como «un desastre para los ucranianos», añadiendo que «cada día la historia se vuelve más y más oscura». Esto refuerza su visión de que la situación militar en el terreno favorece claramente a Rusia.
Mearsheimer ve el conflicto en Ucrania como una guerra que Occidente no puede ganar, con Rusia en una posición de ventaja creciente y sin perspectivas realistas de un cambio en la situación a favor de Ucrania o sus aliados occidentales.
Riesgos
El profesor de relaciones internacionales identifica varios riesgos significativos de escalamiento en el conflicto ucraniano, siendo el más grave la posibilidad de un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN que podría llevar al uso de armas nucleares.
«Hay que recordar que lo que está sucediendo en Ucrania es algo que los rusos han dicho durante mucho tiempo que representa una amenaza existencial para ellos», afirma Mearsheimer. Esta percepción aumenta el riesgo de que Rusia tome medidas drásticas si se siente acorralada.
Mearsheimer señala que el objetivo declarado de Occidente de «expulsar a los rusos de las filas de las grandes potencias» ha intensificado la determinación rusa: «Los rusos están obviamente asustados. No tienen intención de perder.» Esto sugiere que Rusia podría estar dispuesta a escalar el conflicto para evitar la derrota.
El riesgo de uso de armas nucleares es una preocupación central para Mearsheimer. «Si se desesperan, si piensan que estamos subiendo la apuesta de una manera que los pone en gran desventaja, pueden estar seguros de que al menos considerarán seriamente el uso de armas nucleares». Advierte que Rusia podría usar armas nucleares contra Ucrania porque, en ese escenario, ese país “no tiene capacidad para tomar represalias».

Escalamiento
Mearsheimer también describe un escenario de escalada gradual: «Creo que empezarán por un peldaño bajo en la escala de escalada y desafiarán (a Occidente) a tomar represalias». Sugiere que Rusia podría atacar activos estadounidenses en Europa o satélites, lo que provocaría una respuesta de la potencia norteamericana, iniciando un ciclo de represalias mutuas.
«El gran peligro es que terminemos en una situación en la que estemos atacando el territorio ruso y ellos estén atacando el territorio estadounidense», advierte.
Mearsheimer ve un riesgo significativo de que el conflicto en Ucrania escale a un enfrentamiento directo entre Rusia y la OTAN, con la posibilidad real de uso de armas nucleares. Considera que la determinación de Rusia de evitar la derrota, combinada con la percepción de una amenaza existencial, crea una situación altamente volátil con potencial para una escalada catastrófica.
Gaza hoy
Mearsheimer mantiene una perspectiva pesimista respecto a la situación en Gaza, caracterizándola como un conflicto en curso con pocas perspectivas de resolución a corto plazo. El profesor describe las acciones de Israel en Gaza como un «genocidio», afirmando que «los israelíes matan a civiles sin motivo». Esta caracterización sugiere que Mearsheimer ve la situación como una crisis humanitaria grave y prolongada.
El académico es particularmente crítico con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a quien ve como un obstáculo para la paz. Mearsheimer afirma categóricamente que no habrá un alto el fuego en Gaza «mientras Netanyahu esté en el poder». Explica que el mandatario no puede aceptar un alto el fuego porque si lo hace “ya no estará en el cargo porque gente como (Bezalel) Smotrich e (Itamar) Ben-Gvir han dicho que dejarán el gobierno».
Mearsheimer prevé que la situación en Gaza continuará deteriorándose. «Se va a seguir asesinando palestinos, se va a seguir destrozando el lugar», asevera.
Además, el cadémico estadounidense vincula directamente la situación en Gaza con el conflicto más amplio en la región, especialmente con Hezbollah. Afirma que «sólo hay una manera de poner fin a la guerra entre Hezbolá e Israel, y es poner fin a la guerra en Gaza, llegar a un alto el fuego y a algún tipo de acuerdo significativo». Esta declaración subraya la complejidad del conflicto y cómo las diferentes tensiones regionales están interconectadas.
Ataque reciente
Mearsheimer analiza los recientes ataques de Israel contra Hezbollah en el Líbano, utilizando dispositivos de comunicación explosivos, como parte de una estrategia más amplia, aunque con resultados inciertos. El profesor sugiere que Israel tenía dos posibles estrategias en mente: una de coerción y otra de invasión.
La estrategia de coerción, según Mearsheimer, implicaba «causar un gran dolor a Hezbolá con los buscapersonas explosivos» y «hacer subir a las fuerzas terrestres […] para amenazar con una invasión». El objetivo era «obligar a Hezbolá a alcanzar algún tipo de alto el fuego» para que «todos esos 60.000 israelíes que han sido desplazados del norte de Israel puedan regresar a sus hogares».
Sin embargo, Mearsheimer duda de la eficacia de esta estrategia, señalando que «Nasrallah ha hablado ahora y ha dejado inequívocamente claro que no van a rendirse. Son hombres duros y van a contraatacar».
Conflictos regionales
En cuanto a la posibilidad de una invasión terrestre, Mearsheimer es escéptico. Afirma que los israelíes «saben que será una pesadilla una vez que entren allí». Además, compara la situación con Gaza, preguntando retóricamente: «¿Cómo pueden prevalecer en una invasión terrestre contra Hezbolá cuando no pudieron prevalecer en una invasión terrestre contra Hamás?»
Mearsheimer también señala que las fuerzas israelíes están «desgastadas» después de casi un año de combates en Gaza, lo que complicaría aún más una invasión del Líbano.
En cuanto a las expectativas de Israel, Mearsheimer sugiere que el ataque podría haber sido un intento de provocar una guerra más amplia, posiblemente con la intención de arrastrar a Estados Unidos al conflicto. Sin embargo, advierte que esto podría tener consecuencias no deseadas y potencialmente catastróficas para la región.
Líbano e Irán
Mearsheimer ve un alto riesgo de escalamiento regional del conflicto, especialmente involucrando a Líbano e Irán. El profesor considera que Israel, particularmente bajo el liderazgo de Netanyahu, está intentando provocar una guerra más amplia que involucre a Estados Unidos. Algo que el propio presidente de Francia, Emanuel Macron, señaló públicamente el pasado viernes. “Netanyahu está empujando a una guerra total en Oriente Próximo”, aseveró
Mearsheimer afirma que Netanyahu «quiere arrastrarnos a la guerra, y quiere que sea una guerra entre Irán de un lado y Estados Unidos e Israel del otro». El objetivo, según Mearsheimer, es que Estados Unidos utilice «nuestra impresionante capacidad militar para golpear realmente a Irán».
Involucramiento directo de EEUU
El profesor ve esta estrategia como extremadamente peligrosa, advirtiendo que «si los iraníes entran en la lucha, nosotros (EEUU) entraremos en ella. Y seremos nosotros y los israelíes contra los iraníes». Mearsheimer cree que los estadounidenses «queremos evitarlo desesperadamente», pero teme que las acciones de Israel puedan forzar la situación.
Mearsheimer señala que Israel ha estado intentando provocar esta guerra «durante mucho tiempo», citando ejemplos como el bombardeo de la embajada iraní en Damasco y el asesinato de un líder palestino en Teherán. Estas acciones, según Mearsheimer, son intentos deliberados de Israel para «hacer que suceda una guerra entre Estados Unidos e Irán».
En cuanto al papel de Hezbollah, Mearsheimer lo ve como un actor clave que podría desencadenar una escalada regional. Advierte que este grupo tiene una capacidad militar significativa, con «más de 150.000 misiles» que podrían superar las defensas israelíes. Esto podría llevar a una respuesta masiva de Israel y Estados Unidos, potencialmente arrastrando a Irán al conflicto.
Mearsheimer advierte un riesgo real de que el conflicto escale a una guerra regional que involucre a Líbano, Irán, Israel y Estados Unidos, con consecuencias potencialmente catastróficas para toda la región.
China
Mearsheimer no ve probable un involucramiento directo de China en el conflicto de Oriente Medio, pero sí considera que la situación podría beneficiar indirectamente a los intereses chinos.
El profesor descarta la posibilidad de que China aproveche la situación para invadir Taiwán. Explica que «los problemas militares asociados con esa operación son demasiado grandes» en este momento.
Sin embargo, Mearsheimer sugiere que China podría intentar «causar problemas en el Mar de China Meridional», aprovechando que la atención y los recursos de Estados Unidos están concentrados en Oriente Medio.
Oriente medio
Más importante aún, Mearsheimer ve la situación en Oriente Medio como beneficiosa para los intereses estratégicos de China a largo plazo. Afirma que «desde el punto de vista chino, lo que los estadounidenses están haciendo en Ucrania y en Oriente Medio es algo que les cae del cielo».
El profesor explica que «los chinos deberían simplemente esperar que el conflicto en Oriente Medio continúe para siempre» porque mientras Estados Unidos mantenga «todos esos activos navales que tienen desplegados en el Mediterráneo y en el Mar Rojo en su lugar […] no estarán en el este de Asia tratando de contener a los chinos».
En otras palabras, Mearsheimer sugiere que el conflicto en Oriente Medio distrae a Estados Unidos de su competencia estratégica con China en Asia-Pacífico. Esto permite a China fortalecer su posición regional mientras su principal competidor está ocupado en otros frentes.
Aunque Mearsheimer no prevé una intervención directa de China en Oriente Medio, considera que la situación en general beneficia los intereses estratégicos de Beijing.