La desigualdad es explosiva, en el norte y el sur
Reuter coordina una de las mayores redes de partidos progresistas, socialdemócratas y socialistas del globo.

La Alianza Progresista (AP) es una agrupación política internacional, una “red global” (según su sitio web oficial) que reúne al menos a 140 partidos “progresistas, socialdemócratas y socialistas” del mundo creada en 2013; es una escisión de la Internacional Socialista (IS), la agrupación de la izquierda global más antigua, que nació en 1951, y que a la fecha cuenta con 135 partidos miembros.
Es peculiar el nexo entre ambas organizaciones, pues algunos partidos están en las dos; pero también hay diferencias notables, para el caso de Sudamérica, por ejemplo: de Bolivia, mientras el Movimiento Al Socialismo (MAS) es parte de la AP (y no de la IS) el partido boliviano en las listas de la IS es Unidad Nacional (UN); por Brasil, mientras en la lista de la AP está el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula Da Silva, en la de la IS está el Partido Democrático Laboralista; o si en la IS está el viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI), en la AP figura el más reciente Partido de la Revolución Democrática (PRD). Conny Reuter, nuestro entrevistado, es el coordinador global de la Alianza; de visita al país la semana pasada, compartió la visión de los partidos progresistas.
—La Alianza es heredera de algún modo de la Internacional Socialista. ¿Cómo es esa historia?
—La historia es que durante un tiempo varios partidos querían una reforma de la Internacional Socialista, porque allí había problemas con la presencia de sistemas (gobiernos) dictatoriales, que antes de acceder al poder eran progresistas, pero en el momento del ejercicio y mantenimiento del poder se han convertido en regímenes autoritarios y dictatoriales. Siempre hubo la oposición de algunos partidos, que vieron que no era fácil o posible cambiar la Internacional, por eso han tomado la iniciativa de crear esta Alianza Progresista.
—En lo básico, ¿qué separa a los partidos socialistas y progresistas de los autoritarios?
—El autoritarismo es antidemocrático, es una violación de los valores fundamentales de la socialdemocracia; puede que el desarrollo no sea como lo queremos, pero cuando es autoritario, la socialdemocracia no puede aceptarlo. Es una cuestión de credibilidad. Yo personalmente estoy convencido de que una de las grandes dificultades, hoy, en la socialdemocracia y en los socialistas es la falta de credibilidad; por eso los partidos que fueron muy críticos dentro la Internacional Socialista lo eran porque han visto que no era posible desa-rrollar globalmente una alternativa, porque había la violación de esos derechos fundamentales, cuando algunos habían abandonado la idea de la democracia.
—¿Cuántos partidos de la Alianza están en el poder y cómo les está yendo? Ese suele ser el problema de los partidos progresistas: en la oposición son muy cuestionadores, pero cuando están en el poder, cambian.
—En Europa hay mínimo 12 países; empezó con Portugal y España, continuamos con Suecia, Finlandia y otros países; estamos en los gobiernos de Italia, Alemania, Luxemburgo; en África, en la República Democrática del Congo, y ahora también en Túnez, con el nuevo gobierno.
—De aquí el Movimiento Al Socialismo está asociado.
—Sí está.
—Tienen experiencia estatal.
—Sí, claro, por eso es importante que nosotros coordinemos con los gobiernos progresistas.
—¿Cuál es el ideario básico de la Alianza, cómo se ubica en relación con otros grupos?
—El único interés de la Alianza es el desarrollo de nuestra plataforma, que es abierta, de 140 partidos socialistas, socialdemócratas y progresistas, que trabaja sobre cuestiones de fondo, como el futuro del trabajo en nuestras sociedades, la inmigración, la sostenibilidad democrática, la sostenibilidad económica; además, nosotros hemos desarrollado diferentes visiones de solidaridad; y en nuestro funcionamiento, y esto es un mensaje político, tenemos solamente una coordinación, yo soy el coordinador; no tenemos presidencia ni secretario general, sino el coordinador global, y hay coordinadores regionales en Asia, África, América Latina.
—Uno de sus fuertes es Europa, pero allí tienen el problema del avance de la extrema derecha.
—El fondo de estos partidos siempre ha sido la exclusión. Han empezado con la cuestión de la inmigración masiva. Hoy son una realidad, tienen una plaza muy fuerte; han logrado introducirse en parlamentos de casi de todos los países, no solo en el europeo. Últimamente lo han hecho en España, algo impensable hace cinco años. Ahora, algunos se convierten en partido negando el cambio climático, no les interesa el fondo de la cuestión; no buscan soluciones, lo único que buscan es la división de las sociedades, y de montar grupos, unos contra otros, y en esto tienen mucho éxito porque en casi todos los países, incluso en Europa, hay una fuerte desigualdad. Dicen: el Estado no hace nada por vosotros, los migrantes les toman vuestro trabajo, y lo peor, en el fondo, es que tienen proyectos económicos neoliberales, y se reivindican socialistas, nacional socialistas, y tienen éxito porque el desarrollo económico no ha servido para reducir las desigualdades. Y esto de las desigualdades es muy explosivo, en el norte y en el sur; lo vemos en Chile, que siempre fue considerado un país rico de la región, pero la desigualdad ha continuado hasta agravarse, y después vino la explosión social.
—Hay un hecho central para la socialdemocracia europea, el Estado de Bienestar. Parece que se lo está socavando.
—El Estado de Bienestar existe en los países europeos, pero en diferentes expresiones, diferentes formas de organización; la presión en contra vino con el famoso Pacto de estabilidad y de crecimiento, que ha puesto límites en los gastos públicos y en la deuda pública.
—La política de austeridad.
—Sí, la política pública de austeridad, que era el cuadro ideológico para reducir esos gastos; aunque al final hubo un crecimiento de las desigualdades; pero de todos modos, los estados de bienestar, comparados con otros modelos, existen, pero tenemos que reinventarlos; tenemos que resolver la cuestión del financiamiento de las pensiones en el futuro, la calidad del empleo, cómo organizar los servicios sociales, la educación como un bien público y no algo privatizado, hecho solamente para los ricos.
—Desde Latinoamérica, ¿qué cuestiones plantean los partidos progresistas?
— Aquí, cuando se discute el Estado de Bienestar, estamos muy lejos de ese modelo; pero sí se puede empezar asegurando una protección social, sería un gran logro; la reducción de la pobreza también es central. Otra cosa que no se discute mucho aquí pero está muy presente en África, en América Latina son las consecuencias del cambio climático. Pero la política de aquí no me da la impresión de que esté buscando respuestas, porque la explotación de las industrias extractivas no es muy sostenible; pero, claro, cuando necesitas ingresos no vas a discutir mucho el medioambiente, pero esto es la mirada a corto plazo, necesitamos la mirada a largo plazo; es algo que tenemos que poner en la mesa como Alianza Progresista, desarrollar una posición, que llamamos la dimensión social del cambio climático.
—Hay algo que trabajó mucho usted, esta idea de que la protección social, la seguridad social, antes que una antítesis o traba del desarrollo económico, empresarial, es una forma de mejorar la producción, el desarrollo empresarial.
—Esta es una tontería de la derecha y de empresarios idiotas. Concretamente, lo que sabemos, lo que hemos probado a través de estadísticas es muy claro: un trabajador con protección social, que tiene seguridad social, basado sobre esta seguridad social en su trabajo es normalmente mucho más productivo que alguien que vive en la inseguridad; por eso, en el fondo la cuestión es económica, la protección social no es un gasto, es una inversión. Si habría más empresarios inteligentes, verían que la protección social es una ventaja competitiva. Se ha olvidado que el progreso societal que hemos conocido los últimos cien años tiene que ver con la introducción del sistema de protección social, y los progresistas tenemos que arrancar de la derecha el argumento de que la seguridad no es más policía, más armas, la seguridad es más seguridad social, y que cuando hay seguridad social, hay menos criminalidad, menos problemas de este tipo.
—Bolivia. Acabamos de salir de una crisis y estamos en pleno proceso electoral.
—El problema con la democracia es que no siempre produce el resultado que nos gusta, pero tenemos que aceptarlo; es algo fundamental. Y las protestas, todos han entendido lo que había detrás de estas protestas; era una derrota, obviamente; y ahora la cuestión está clara; si antes de las elecciones hay una parte que dice que si no ganamos no vamos a reconocer las elecciones, no es posible. Por eso me parece muy importante crear en la opinión la pacificación en el sentido de que si hay un resultado que no nos gusta, tenemos que aceptarlo. Y espero que vayan bien las elecciones aquí, en República Dominicana y en Chile, el referendo, para volver a la solución política de la crisis, y no al enfrentamiento.
Conny Reuter. El Modelo Social Europeo: “Europa hablamos de la inversión social. No es cuestión de abandonar el Estado de Bienestar, es una referencia. En muchos países está reducido, no visible como debería, pero en el fondo continúa existiendo, por eso hablamos de un Modelo Social Europeo”.
Datos
Nombre: Conny Reuter
Ocupación: Es especialista en políticas sociales, educación y asuntos de justicia social global. Su trabajo se desarrolló entre las ONG europeas.
Perfil
Fue Secretario General de SOLIDAR, organización no gubernamental europea fundada en 1936 por la Unión Sindical Suiza y el Partido Socialista suizo.