Partidos ‘chicos’, la fe en dar la sorpresa
Claro que ninguno acepta lo de ‘chico’, todos reivindican estructura nacional, y que la elección es lo que vale.
Una peculiaridad de las encuestas efectuadas hasta ahora es la distribución de la preferencia electoral en dos grandes grupos: uno, el de los tres candidatos con mayores posibilidades de voto (sobre el 10% del electorado); y, dos, el segmento de los partidos que individualmente considerados no pasan del 2-4% de la preferencia electoral, los denominados “partidos chicos”, los restantes seis.
Con el rasgo común, por supuesto, de dudar de las encuestas, que no reflejarían lo que en realidad está pasando, esgrimen diversas razones para afirmar, palabras más, palabras menos, que en la elección de octubre (“la verdadera encuesta”, reivindican) habrá muchas sorpresas. Una cosa muy difícil, según un análisis desde fuera. Otra razón común, enfatizan todos, es la “presencia nacional” de su estructura partidaria. He aquí un repaso de sus posibilidades en sus propias palabras.
Es Víctor Hugo Cárdenas, candidato a la presidencia por Unidad Cívica Solidaridad (UCS), el más explícito en su crítica a las encuestas: “Es una chacota la elaboración de encuestas en nuestro país”, deplora que, por ejemplo, tras los recientes incendios no se note ninguna afectación a los tres candidatos que lideran las consultas: “Los autores directos e indirectos del incendio de la Chiquitanía, según últimas encuestas, no solo que están con los mismos datos de opinión pública, sino que han mejorado; o sea que Santa Cruz y Bolivia les están premiando”.
Además de señalar que el actual proceso electoral no deja de ser fraudulento, porque apunta a la reelección de Evo Morales, Cárdenas dice que además de reconstruir la “estructura nacional” de UCS, tienen “una red de alianzas donde están kataristas, plataformas ciudadanas, grupos católicos y evangélicos; gente del transporte pesado internacional. Tenemos la candidatura que tiene la mayor cantidad de gente del 21F”.
En cuanto al Movimiento Tercer Sistema (MTS), su portavoz, Édgar Ramos, destaca: “Nosotros estimamos que la elección va a terminar en tres votaciones: primero, el MAS, que no va a pasar de 33%; segundo, nosotros, que vamos a estar rondando el 30%; y, tercero, los dos partidos de derecha, de Carlos Mesa y Óscar Ortiz, alrededor de 28%; entre los tres se va a definir la elección”. En el MTS están convencidos de que las encuestas están como están porque “los medios de comunicación a través de éstas han tomado posición y ya saben a quién van a apoyar; por tanto, han perdido su valor científico de mostrar la preferencia electoral”. Ramos asegura que el MTS ganará al menos cinco diputaciones uninominales en el departamento de Santa Cruz; “en La Paz estamos disputando el primer lugar en el área rural, y el segundo en la ciudad de La Paz y El Alto”.
El Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), en palabra de su vocero Luis Eduardo Siles, habla de una “viabilidad absoluta” del partido en la próxima elección, “por la gente que se nos acerca y habla con nosotros”. Siles, si bien reconoce que el actual MNR no tiene la militancia que la que tuvo “en las épocas gloriosas del MNR, tenemos la militancia más sólida del país. No hay ningún partido político en Bolivia; hay uno solo, el MNR”. En ese sentido, afirma que su expectativa se basa no tanto en el candidato, sino en la estructura partidaria: “Para nosotros estas elecciones no son sobre los candidatos en general ni sobre el jefe del partido, es sobre el partido”. “Objetivamente hablando”, afirma que puede alcanzar el primer lugar en Beni y Pando, y estar entre los tres primeros en Santa Cruz, Tarija, Chuquisaca, Potosí y Oruro. Para ilustrar su descreimiento de las encuestas, Siles señala el caso en que en una consulta al MNR le dan 1% en Beni, lo que significaría 1.000 votos, “cuando nosotros allí hemos inscrito 21.000 militantes”.
En lo relativo al Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-Bol), su candidata a la presidencia, Ruth Nina, insiste en que la “verdadera encuesta son las concentraciones de gente que logran reunir. Si bailamos con 30, 10 o miles, eso debieran ver”. “Nosotros estamos con la agenda llena a nivel nacional, porque tenemos estructura nacional; en ese sentido, para nosotros el objetivo es el primer lugar; para nosotros no hay otro que no sea el primer lugar”. En cuanto a la pelea interna que tuvo con su vicepresidenciable, si eso no les desprestigia, pues da la idea de un partido no compacto, dice: “No somos el único partido con este problema, el PDC, FPV, 21F, todos han sustituido”.
Por su lado, Luis Ayllón, presidente del Partido Demócrata Cristiano (PDC), enfatiza en que si bien ellos no hablan de “primeros lugares” se anima a dar un límite: “Nosotros estamos pensando que nuestro techo está alrededor del 18-19%; ese es el techo que nos hemos propuesto por todo el análisis político que hemos hecho”. Y es que el PDC introduce un nuevo criterio, el del voto indeciso. “Luego del MAS y CC, ¿quién es en realidad el tercero? El no sabe/no responde, que está alrededor de un 28%, y en ello, el 21-23% dice que no votaría por ninguno de los candidatos que se estaban presentando en ese momento; nosotros no diríamos que el 28% va a ser nuestro, pero [con ese 21-23] lo real es que podríamos alcanzar un techo del 18%”.
Si el PDC ha destacado en estos días, para mal o para bien, es por su nuevo candidato, el boliviano de origen coreano Chi Hyun Chung, por sus polémicas declaraciones sobre la población LGBTI y las mujeres; si esto no menoscaba sus posibilidades: “Nosotros estamos polarizando el voto; ante el centralismo estamos ofreciendo la república federal; ante la autocracia, la democracia horizontal”. Con Chi pastor evangélico, con un ascendiente cultural y espiritual asiático al lado de la Biblia, él es, dice Ayllón, “un outsider en el que nosotros estamos trabajando”.
Finalmente, el Frente Para la Victoria (FPV) que en el pasado reciente tuvo interesantes logros en el nivel municipal, cree lo mismo que obtendrá “buenos resultados” en Potosí, Tarija, Sucre, Oruro, Cobija, Santa Cruz, en las provincia paceñas. Israel Rodríguez, su candidato a la presidencia, remarca enfático:
“Nosotros vamos a ganar las elecciones, y a lo mucho tal vez en segundo lugar”. ¿Por qué tanta seguridad? “Es que lo que nosotros estamos rescatando y estamos haciendo valer es que realmente la población está cansada de los partidos tradicionales, del partido de gobierno; hay un porcentaje de indecisos que sobrepasa el 50%, y eso no lo muestran las encuestas”. Cuando el jueves su vicepresidenciable dijo a La Razón “cero coca, cero cocaína”, en realidad la propuesta es cero coca del Chapare, y mejor, al contrario, cien por ciento, potenciar la hoja de coca de los Yungas”, aclara el presidenciable del FPV.
Aquí, con todo, el necesario contrapeso lo brinda la socióloga cochabambina María Teresa Zegada.
“En verdad, de los nueve partidos en carrera, solo dos están con posibilidades de obtener los mayores lugares, y uno tercero que podría acercarse a esos dos primeros. Los restantes seis no creo que cambien la actual situación”, destaca.
Si hay alguna modificación en las cifras mostradas hasta ahora en las encuestas, señala Zegada, dicho movimiento estará entre los tres primeros: que Morales baje o suba, los mismo Mesa u Ortiz. “Los otros seis, en realidad, lo que están haciendo es quitarle alguna votación a alguno de los tres primeros, pero opciones de que volteen el tablero electoral, no veo ninguna posibilidad”.
Ahora, enfatiza la socióloga, todo esto no está mostrando sino la magnitud de la “crisis partidaria que hay en Bolivia”, del sistema partidario como una forma de representación política de la ciudadanía. “El MAS mismo no es un partido político al viejo estilo, es una organización muy particular por su base sindical. Comunidad Ciudadana tampoco es un partido, se asienta en el FRI pero no tiene la característica de un partido, es una articulación de plataformas y personalidades; el único partido con estructura que está tratando de consolidarse es Demócratas, que tiene presencia regional pero que todavía no ha logrado una vigencia nacional”.
Dicha crisis partidaria ya se vio antes de las primarias, con la práctica de “candidatos que se han montado sobre sillas partidarias”, lo cual, por ejemplo, hizo crisis en primer lugar con Jaime Paz Zamora y su renuncia a la candidatura por el PDC.
Un hecho contra el que se enfrentan las aspiraciones de los partidos de menos de 2-3% de preferencia electoral es que invariablemente las encuestas, de diferentes fuentes, dan los mencionados dos grandes grupos: tres primeros que se llevan más de 70% de la preferencia, frente al grupo de los seis, cuyo techo individual está en 2-4%, siendo superados incluso por los llamados “indecisos”.
Al respecto, Zegada llama a ser objetivos también con las encuestas: Mal que bien, “muestran un escenario de un momento determinado, y más allá de los problemas que puedan tener, si técnicamente están bien hechas o no, son un dato de la realidad. Con encuestas desde hace dos o tres meses, podrían haber variaciones en las tres primeras fuerzas, pero en las otras ya es imposible que a un mes de las elecciones se pueda pensar que alguno de estos partidos dé una sorpresa electoral; viendo sus campañas, tampoco se percibe candidatos con un carisma importante como para atraer al electorado en tan poco tiempo; tampoco tienen propuestas interesantes que puedan movilizar a la preferencia electoral en ese sentido. Son partidos bastante opacos en su propuesta, no están dándole a Bolivia soluciones o alternativas diferentes. No encontramos realmente nada nuevo, ni en personajes, ni en discursos, ni en programas”.
Al final, si bien todos de alguna manera reniegan de las elecciones primarias, y algunos, como el MNR o el PDC, enfatizan que ellos más bien llamaron a no votar, no deja de ser un indicador que dadas sus militancias declaradas, el nivel de participación de su voto militante no pase 9%, como muestra el cuadro adjunto.