Cumbre del TSE
La Sala Plena del TSE ha convocado a una reunión multipartidaria e interinstitucional para conversar sobre el próximo ciclo electoral. Se realizará en julio. Es una muy buena iniciativa, pues busca despejar el camino hacia las elecciones generales de 2025. Ojalá los actores políticos, así como las autoridades electorales y del Órgano Legislativo, estén a la altura.
En un contexto de crisis política, bloqueo institucional y alta incertidumbre, es una buena noticia que se generen espacios plurales de diálogo para analizar temas de preocupación colectiva. Uno de esos temas es precisamente el ciclo electoral 2025- 2026, que en rigor debería iniciarse ya este mes de agosto con la convocatoria a elecciones primarias para binomios presidenciales. El desorden en el campo político y las barreras decisorias en la Asamblea Legislativa Plurinacional complican el panorama.
¿Por qué es necesaria y relevante la “cumbre” convocada por el TSE? Porque, luego de mucho tiempo, los actores políticos saldrán de sus trincheras para compartir un espacio común. Es valioso en sí mismo que se reúnan los líderes o delegados de los 11 partidos políticos, las dos alianzas con representación nacional y los presidentes de las cámaras legislativas. Claro que no basta juntarse: hay que lograr acuerdos mínimos. El acuerdo esencial es que ningún hecho puede mover o malograr los comicios de 2025.
En el itinerario del próximo ciclo electoral, aparece en el corto plazo la realización de primarias. Por ello, la primera definición de la cumbre político-institucional tiene que ver con estas elecciones establecidas en la ley como requisito obligatorio para postular candidaturas al binomio presidencial. ¿Es posible realizarlas este año? Parece difícil, sobre todo porque están en agenda los ya postergados comicios judiciales. Tampoco hay condiciones para iniciar pronto la competencia electoral.
Pero no basta resolver el tema de las primarias. Como señaló el TSE, hay otras cuestiones fundamentales para la integridad de las elecciones generales de 2025. Se han mencionado tres: la redistribución de escaños y consecuente delimitación de circunscripciones conforme a los datos del Censo, la confiabilidad del padrón electoral biométrico y la impostergable necesidad de un sistema de resultados preliminares. Son temas complejos que requieren no solo capacidad técnica, sino también voluntad política.
Por todo ello, la reunión multipartidaria e interinstitucional convocada por el TSE puede ser un valioso momento de acuerdo que brinde certidumbre. Pero también podría ser un fallido espacio de desencuentro. Dependerá de los participantes. Se espera que los líderes políticos estén a la altura del desafío. Pero también deben estarlo los propios vocales, sin exabruptos. Y por supuesto es clave la convergencia de los presidentes de Diputados y del Senado. Ojalá prime el interés común y no los cálculos particulares.