Droga incentiva el trueque de chutos en dos zonas rojas
Entre Bolivia y Chile existen 850 kilómetros en una zona desértica e inhóspita, se inhabilitaron en este año al menos 40 pasos ilegales por parte del Ejército para frenar el contrabando.

Un informe de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (FELCN) desvela que el negocio de la droga incentiva el trueque de vehículos indocumentados o chutos en dos zonas rojas: San Matías (Santa Cruz) y los poblados del norte de Potosí.
Según el informe de la Unidad de Inteligencia de la FELCN, al que accedió La Razón, estos trueques forman parte de las operaciones que activan los narcotraficantes en sitios vinculados con rutas claves para el trasiego de estupefacientes a mercados del exterior.
“Lamentablemente, el narcotráfico es dinámico, no solamente hay una forma para el trasiego de drogas, sino hemos visto que hay muchas como el que va creciendo con el intercambio de vehículos robados en otros países para hacer un trueque en Bolivia por sustancias controladas. Este ilícito es conocido como el famoso ‘truequeo’ que se desarrolla en San Matías y también en la frontera con Chile y por el norte de Potosí y otras regiones cercanas”, afirmó a La Razón el director nacional de la FELCN, coronel Marco Antonio Ibáñez.
Aseguró que ante los casos identificados en la frontera con Brasil (San Matías) se incrementó la presencia de efectivos antinarcóticos junto con operativos. Lo mismo se hace en la frontera con Chile desde donde existen varias rutas que incluyen al norte de Potosí, pese a que la actividad del narcotráfico es como “un globo, ya que cuando presionas en un lugar el aire se escapa por otro sitio”, ejemplificó la autoridad policial.
San Matías colinda con el estado brasileño de Mato Grosso. Allí se producen robos de vehículos, que luego son canjeados por droga. En tanto que los poblados rurales de norte de Potosí, muchos de ellos de difícil acceso, se vinculan con una ruta usada para el contrabando de motorizados y bienes que llegan a través de los puertos chilenos. De hecho, esta zona está conectada con Challapata (Oruro), un sitio clave que conecta al país con la frontera.
Ibáñez señaló que estas dos regiones son parte de “un corredor de salida para las sustancias controladas”, especialmente cocaína, que llega principalmente de Perú.
Encuentre la información completa en la edición impresa de La Razón. (02/12/2018)