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Sunday 23 Mar 2025 | Actualizado a 10:16 AM

Ultraderechista Kast e izquierdista Boric disputarán segunda vuelta de presidenciales en Chile

Tal como ocurre en Chile desde 1999, la elección se definirá en segunda vuelta ya que ninguno superó el 50% de las preferencias para suceder al actual mandatario, el conservador Sebastián Piñera.

/ 21 de noviembre de 2021 / 20:56

El ultraderechista José Antonio Kast y el izquierdista Gabriel Boric, con programas y conceptos antagónicos del futuro de Chile, pasaron este domingo a una segunda vuelta que se definirá el próximo 19 de diciembre.

Kast lideraba la elección presidencial con un 28,52% de los votos, seguido por Boric, con un 24% tras escrutarse un 65,52% de los votos, informó el Servicio Electoral.

Tal como ocurre en Chile desde 1999, la elección se definirá en segunda vuelta ya que ninguno superó el 50% de las preferencias para suceder al actual mandatario, el conservador Sebastián Piñera.

El populista Franco Parisi (derecha liberal), un economista que vive en Alabama, sur de Estados Unidos y no ha pisado el país en toda la campaña electoral, figura tercero con el 13% de las preferencias tras concentrar su proselitismo en las redes sociales. Muy cerca la senadora demócrata-cristiana, Yasna Provoste, con el 12% y del oficialista Sebastián Sichel con 11%.

«Nos vamos con la frente alto, ya le mandé las felicitaciones a Kast», dijo Sichel, al reconocer tempranamente su derrota. En segunda vuelta, afirmó que no votaría por Gabriel Boric pero tampoco llamó abiertamente a votar por Kast.

«Ese espíritu totalitario y fascista es lo que representa la candidatura de José Antonio Kast. Nosotros jamás podríamos tener una posición neutra respecto de lo que esto significa para le país. No queremos que se repitan esos dolores y esos horrores (ocurridos durante la dictadura de Augusto Pinochet)», dijo Provoste, también al reconocer su derrota.

Sobre su apoyo a Boric, aliado a los comunistas, dijo que no se va a mantener neutral pero no le entregó un apoyo explícito.

Elecciones inciertas

Las elecciones de este domingo fueron las más inciertas desde la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), con la idea previa de cambiar el modelo neoliberal que permitió crecimiento económico y estabilidad política en las tres últimos décadas pero es señalado como el origen de la desigualdad que propició las protestas desde octubre de 2019.

Pero también de restaurar el orden y la estabilidad perdida tras las masivas protestas sociales que se iniciaron el 19 de octubre de 2019.

Boric, de 35 años, la edad mínima para postular a la presidencia de Chile, propone un cambio al modelo económico neoliberal, mientras que Kast, de 55 años, promete restaurar el orden y seguridad tras dos años turbulentos.

Las mesas cerraron a las 18.00 locales (21.00 GMT), con largas filas de votantes esperando sufragar en las cuartas elecciones realizadas desde octubre del 2020, cuando se llevó a cabo el plebiscito para definir el cambio a la Constitución heredada de Pinochet.

En Chile el voto es voluntario desde 2012 y pueden votar extranjeros con más de cinco años de residencia en el país. Suele haber una baja participación electoral, sobre todo entre los jóvenes.

«Hay que venir a votar para pasar esta página de división y lío en las calles», dijo a la AFP Cristina Arellano, una contadora de 42 años en un colegio de Ñuñoa, comuna de clase media de la capital.

Polos opuestos

«Representamos el proceso de cambio y transformación que viene, (pero) con certezas, con la gradualidad que sea necesaria», dijo Boric al votar en Punta Arenas, su ciudad natal, en el extremo sur.

Por su parte Kast, que después de 20 años de militancia en el ultraconservador partido Unión Demócrata Independiente (UDI) es uno de los fundadores del Partido Republicano, intenta mantener el modelo neoliberal heredado de la dictadura y promete imponer «orden, seguridad y libertad».

«Lo principal (hoy es que) pueda concurrir mucha gente a votar y que cada uno se pueda pronunciar en libertad» y «votar informado», dijo el abogado, quien sostiene que Boric y su alianza con el Partido Comunista traerán «caos» a Chile.

Competían también el profesor de extrema izquierda Eduardo Artes, el cineasta y político progresista Marco Enríquez-Ominami.

Fin de ciclo

Varios analistas consultados por la AFP consideran que estas elecciones cerrarán el viejo ciclo político del país, pues los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta son ajenos a las coaliciones de partidos tradicionales que han gobernado Chile en las últimas décadas.

«Se puede sostener que son las últimas elecciones del viejo ciclo, ya que pueden terminar con un resultado diferente a los (políticos) que ha habido», dijo Raúl Elgueta, politólogo de la Universidad de Santiago.

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Jóvenes en Chile votan por ‘un cambio’ con su futuro ‘en juego’

Chile estableció en 2012 el voto voluntario, lo que hizo bajar la participación electoral a menos del 50%

/ 21 de noviembre de 2021 / 15:40

«Es nuestro futuro el que está en juego», afirma a la AFP la publicista Constanza Vargas mientras hace una larga fila en un local de votación en Santiago en el marco de las elecciones generales. Su argumento es el de miles de jóvenes: «un cambio» en Chile tras dos años de turbulencias políticas.

A sus 32 años, Vargas reconoce que acostumbra a votar pero llama a la juventud a acudir a las urnas en busca de «un cambio» al modelo neoliberal heredado de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), que si bien entregó estabilidad económica y política al país en los últimos 31 años agudizó la desigualdad social.

Ella forma parte de la primera generación de jóvenes que vivió íntegramente en democracia y junto a cientos de miles de personas impulsaron en octubre de 2019 las mayores protestas sociales desde el regreso a la institucionalidad plena.

«Somos el futuro», remarca Vargas, una de los 15 millones de ciudadanos -sobre una población de 19 millones- llamados a las urnas este domingo para elegir al sucesor del actual presidente, el conservador Sebastián Piñera.

Son siete los candidatos, entre ellos dos favoritos según las cuestionadas encuestas -que por ley no se publican desde hace 15 días-: el diputado izquierdista y exlíder estudiantil Gabriel Boric (35 años), que va por la alianza Apruebo Dignidad, y el ultraderechista José Antonio Kast (55), por el Partido Republicano.

Votar para cambiar

En las interminables filas y aguantando el calor a la espera de sufragar en un barrio populoso de la capital, Felipe Rojas, estudiante de 24 años, declara rotundamente a la AFP: «Hay que votar».

Chile estableció en 2012 el voto voluntario, lo que hizo bajar la participación electoral a menos del 50%.

«El país necesita cambios; estamos aburridos de los mismos políticos», dice enojado por la demora y la desorganización.

Carla Fuenzalida, estudiante de 19 años, se queja de lo mismo metros más allá en las pobladas filas de ese local, donde abundaban los gorros, sombreros, paraguas y sombrillas para evadir el sol.

«Estamos haciendo fila por más de una hora, esto no está bien, queremos votar, basta de este Chile», señala a la AFP.

De la calle a las urnas

En un barrio residencial de Santiago, el director de arte Pedro Tórtora (35 años), explica a la AFP que la juventud que participó de las protestas sociales desde octubre de 2019 debe ahora revalidar esa revolución social con su voto.

«Los cambios no solamente se hacen en la calle sino también en las urnas. Por eso es muy importante, no solo que los jóvenes voten, sino que toda la población vote para poder hacer el cambio verdadero», alega Tórtora.

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Chile vota pendiente de convocar a indecisos en su elección más incierta en 31 años

En unas elecciones marcadas por dos años de duras protestas sociales, el presidente saliente Sebastián Piñera fue la primera figura pública en ir a votar en un colegio en Las Condes, un barrio acomodado de Santiago.

/ 21 de noviembre de 2021 / 12:04

Chile vota este domingo en las presidenciales más inciertas en 31 años de democracia, mientras candidatos y dirigentes políticos multiplican sus llamados para que los indecisos, un 50% entre 15 millones de electores, acudan a ejercer su derecho.

En un día de primavera austral particularmente caluroso -con más de 30 grados Celsius-, se veían largas filas en centros de votación en Santiago y ciudades del norte y sur de Chile, donde el voto es voluntario desde 2012 y suele haber baja participación electoral, sobre todo entre los jóvenes.

«Hay que venir a votar para pasar esta página de división y lío en las calles», dijo a la AFP Cristina Arellano, una contadora de 42 años en un colegio electoral en Ñuñoa, comuna de clase media de la capital.

En unas elecciones marcadas por dos años de duras protestas sociales, el presidente saliente Sebastián Piñera fue la primera figura pública en ir a votar en un colegio en Las Condes, un barrio acomodado de Santiago.

«Démosle un ejemplo al mundo entero de cómo funciona la democracia en Chile», pidió Piñera al sufragar.

Varios analistas consultados por la AFP consideran que las elecciones de este domingo podrían cerrar el viejo ciclo político del país, pues los dos favoritos -y la mayoría de candidatos- son ajenos a las coaliciones con partidos tradicionales que han gobernado las últimas décadas.

Los cuatro rivales principales, el diputado izquierdista Gabriel Boric, el abogado ultraderechista José Antonio Kast, la senadora demócratacristiana Yasna Provoste y el abogado de derecha liberal Sebastián Sichel, fueron cautos, y pidieron a los chilenos celebrar votando en «esta fiesta democrática», «informarse» y «evitar extremismos».

Las urnas estarán abiertas hasta las 18.00 locales (de 11.00 a 21.00 GMT) para votar por presidente, renovar la totalidad de la Cámara de Diputados y la mitad del Senado, además de consejeros regionales.

Llegan como favoritos representantes de los dos polos políticos más antagónicos: el diputado del Frente Amplio de izquierda Boric, el aspirante más joven en la historia con 35 años; y el abogado de ultraderecha Kast, de 55 años y del Partido Republicano.

«Es un ciclo de consolidación de un modelo de acumulación capitalista (…) que se cerraría ahora», señaló a la AFP el analista político de la Universidad de Santiago Marcelo Mella.

Un 50% de indecisos, voto voluntario y restricciones sanitarias por la pandemia, configuran el escenario más incierto desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Boric votó en la ciudad donde nació, Punta Arenas, a orillas del Estrecho de Magallanes, más de 3.000 km al sur de Santiago; la candidata Provoste, lo hizo en Vallenar, su ciudad natal 660 km al norte de la capital; y Kast en Paine, una zona de campo cercana a Santiago.Rostros de partidos nuevos – Exlíder estudiantil y defensor del proceso constituyente en curso, Boric es el candidato más joven que se haya presentado a la Presidencia de Chile.

Pero ni él, ni Kast, ni la mayoría de los siete rivales, forman parte de las coaliciones políticas que se turnaron el poder desde el retorno a la democracia en 1990.

«Se puede sostener que son las últimas elecciones del viejo ciclo, ya que pueden terminar con un resultado diferente a los (políticos) que ha habido», dijo el politólogo de la Universidad de Santiago Raúl Elgueta.

Según los sondeos, ningún candidato alcanzaría el 50% de los votos para asegurar un triunfo en primera vuelta, por lo que se pronostica un balotaje el 19 de diciembre.

Polos opuestos

Aunque los dos favoritos tienen programas ideológicamente opuestos, ningún candidato pudo evitar en su campaña prometer bienestar y asegurar derechos sociales, porque es el gran reclamo transversal en Chile desde la revuelta de octubre de 2019.

«Representamos el proceso de cambio y transformación que viene, (pero) con certezas, con la gradualidad que sea necesaria», dijo Boric al votar en Punta Arenas, donde reivindicó un cambio al modelo neoliberal de desarrollo del país.

Por su parte Kast intenta mantener el modelo neoliberal heredado de la dictadura de Pinochet y promete imponer «orden, seguridad y libertad», tras dos años de revuelta social.

«Lo principal (hoy es que) pueda concurrir mucha gente a votar y que cada uno se pueda pronunciar en libertad» y «votar informado», dijo Kast, quien sostiene que Boric y su alianza con el Partido Comunista traerán «caos» a Chile.

Provoste, exministra de Michelle Bachelet, es la única que integró la Concertación, la coalición de partidos de centroizquierda que gobernó 20 años seguidos tras el fin de la dictadura. «Es necesario recuperar la gobernabilidad y paz perdida», dijo al votar.

Sichel, sin afiliación política pero con un paso previo por la Democracia Cristiana, es el representante de la alianza oficialista, y señaló tras sufragar que «no sirven los presidentes caudillos que creen que van a gobernar solos», confiando en que hará una gran elección este domingo.

Compiten también el profesor de extrema izquierda Eduardo Artes, el cineasta y político progresista Marco Enriquez-Ominami y el economista del llamado Partido de la Gente, Franco Parisi, que vive en Estados Unidos y no pisó el país durante la campaña por problemas con la justicia chilena.

https://dev-qa.la-razon.com//twitter.com/sebastianpinera/status/1462379467687538689

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Piñera, el presidente que no pudo reponerse tras la feroz crisis social de Chile

Piñera terminó su primer mandato con una aprobación del 50%. Pero ahora su gobierno concita apenas al 12%, según la encuesta Data Influye publicada el 3 de noviembre.

/ 17 de noviembre de 2021 / 20:51

El empresario multimillonario Sebastián Piñera soñó con ser presidente de Chile y lo logró dos veces, pero su segundo mandato chocó con un estallido social sin precedentes del que no pudo reponerse y acabó con su ambición de convertirse en referente de una derecha moderna.

Con una fortuna valorada por Forbes en unos 2.900 millones de dólares, Piñera buscó convertirse en ejemplo de una derecha democrática, cuando en su primer mandato (2010-2014) llamó «cómplices pasivos» a los civiles defensores de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y cerró una cárcel especial para violadores de los derechos humanos, algo que ningún gobierno de izquierda se atrevió a hacer.

En su segundo gobierno, que comenzó el 11 de marzo de 2018 y empieza a despedirse este domingo cuando 15 millones de chilenos voten por su reemplazante, buscó mostrarse como líder regional a la cabeza de un país que él definió como «un oasis» en América Latina.

En febrero de 2019 se mostró solidario en la ciudad colombiana de Cúcuta cuando ofreció a los venezolanos una visa especial para recibirlos en Chile. Mientras en el plano interno, profundizaba el modelo neoliberal y frenaba las reformas sociales iniciadas por la socialista Michelle Bachelet.

Pero sus ambiciones se fueron al sumidero el 18 de octubre de 2019, cuando tras días de protestas de estudiantes por el alza en el pasaje del metro de Santiago, se inició la mayor revuelta social en décadas en el país, que dejó 34 muertos y cientos de heridos.

«Piñera tenía como anhelo representar a una derecha moderna, democrática», señala a la AFP Claudia Heiss, académica de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile.

«Tenía la intención de cerrar definitivamente la transición» de Chile, agrega.Punto de inflexión – A la espera de consolidar su liderazgo internacional al ser anfitrión de la cumbre climática COP25 y del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) a finales de 2019, Piñera tuvo que cancelar ambos eventos en medio de las masivas protestas, en reclamo de una mayor igualdad social.

«Al siguiente día del estallido social se acabó el gobierno de Piñera en términos políticos, de influencia», afirma a la AFP el analista electoral chileno y director de la agencia Tuinfluyes.com, Axel Callis.

Esa revuelta ciudadana pasó de la calle a la institucionalidad a través de un acuerdo político para llamar a un plebiscito para que la ciudadanía decidiera sobre la redacción de una nueva Constitución. Ese proceso fue aprobado y está en curso, tras la elección en mayo de 155 convencionales, de forma paritaria y con 17 escaños reservados a indígenas.

«Lo que hubo es un cambio del eje del poder. De alguna u otra forma se instaló, sin la institucionalidad correspondiente, un régimen parlamentario -cuando Chile es un régimen presidencialista- y todo empezó a ocurrir en términos políticos relevantes en el Parlamento», señala Callis.

Con ese protagonismo de la ciudadanía, del Parlamento y de la Convención Constituyente, el Ejecutivo quedó en un segundo plano y Piñera «dejó de ser un actor valorado, estratégico o significativo», según el analista.

Piñera terminó su primer mandato con una aprobación del 50%. Pero ahora su gobierno concita apenas al 12%, según la encuesta Data Influye publicada el 3 de noviembre.

Gobierno de doble cara – Si bien la intención de Piñera fue, según Heiss, «poner fin a las divisiones que vienen de la dictadura», su gobierno «osciló entre dos versiones», lo que generó «una posición ambigua» respecto a los temas que han marcado su segundo mandato.

«Nunca fue muy claro respecto del apoyo al acuerdo político (para llamar a un plebiscito constitucional); nunca quiso decir si estuvo por el ‘apruebo’ o ‘rechazo’ en ese referéndum», dice Heiss.

Para la académica, esta ausencia provocó el crecimiento de la ultraderecha, representada por el candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast; abierto crítico de Piñera, en desmedro del candidato del oficialismo, el exministro Sebastián Sichel.

Con un parlamento muy activo, Piñera terminará su mandato con el triste récord de haber sido el único presidente en 31 años de democracia en ser dos veces acusado constitucionalmente por el Congreso.

La última de ellas, por haber vendido una minera en una operación realizada en un paraíso fiscal, un caso denunciado en los llamados «Papeles de Pandora».

También resuenan las acusaciones de violaciones a los derechos humanos durante las protestas sociales, denunciadas por organismos internacionales.

Vacunas contra la pandemia

Con críticas iniciales a sus tardías medidas para controlar la pandemia y entregar ayudas sociales, seguidores y detractores coinciden sin embargo en destacar las gestiones de su gobierno para contar tempranamente con vacunas para toda la población.

Chile es hoy uno de los países con el mayor porcentaje de población inmunizada contra el coronavirus, con el 90,38% de la población con al menos dos dosis (13,7 millones de personas), entre sus 19 millones de habitantes.

También ha sido pionero en aplicar a su población una tercera dosis de refuerzo.

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Un ojo de la cara, el alto precio de un año de protestas en Chile

Un mes después del inicio de las protestas y tras las acusaciones de violaciones a los derechos humanos por parte de varios organismos internacionales, la policía chilena anunció la suspensión del uso de perdigones en las protestas pero su utilización continuó para repeler a los manifestantes más violentos

/ 14 de octubre de 2020 / 16:36

Nada les devolverá la visión, pero un año después del inicio de las protestas en Chile y cuando se acerca el plebiscito constitucional ganado en las calles, varios heridos oculares creen que esta pérdida «no puede ser en vano».

Son 460 personas con sus ojos mutilados por perdigones o el impacto de bombas lacrimógenas lanzadas por los agentes antidisturbios en las manifestaciones, según el Instituto Nacional de Derechos Humanos.

Ha sido un alto precio a pagar en busca de derechos sociales cercenados por la Constitución heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), pero que «valió la pena» si Chile se embarca en la redacción de una nueva Carta Magna el próximo 25 de octubre, según explicaron a la AFP las propias víctimas en los alrededores de la céntrica Plaza Italia de Santiago.

Este punto ha sido el epicentro de las protestas y en ocasiones de enfrentamientos muy violentos con la policía, donde la mayoría de los heridos oculares recibieron los disparos.

Dos de estos heridos quedaron totalmente ciegos: el estudiante Gustavo Gatica, por perdigones, y Fabiola Campillai, una trabajadora impactada por una bomba lacrimógena cuando se dirigía a su trabajo.

A días del 18 de octubre, el primer aniversario de lo que los chilenos bautizaron como «el estallido», y a menos de dos semanas del plebiscito, algunas víctimas ven la consulta como un «nuevo inicio y el principio del fin de la dictadura de Pinochet».

Otros la consideran sólo «migajas», pero hay también quienes piensan que la violencia de las protestas callejeras sólo le hace daño a un reclamo social que es transversal y condena la violencia.

Valió la pena

El soldador Felipe Riquelme, de 41 años, recibió el disparo de una bomba lacrimógena en uno de sus ojos pese a la máscara de gas industrial que usaba para cubrirse.

«Me asomé detrás de una palmera, vi un policía que me apuntó y eso fue lo último que vi. Sentí un golpe en mi frente y caí. Sentía un zumbido en los oídos, un dolor supergrande», cuenta a la AFP en el lugar donde ocurrieron los hechos el 22 de noviembre en medio de violentos enfrentamientos.

El impacto le reventó el globo ocular y le fracturó el cráneo, y un año después sigue viendo en sus pesadillas al policía que le disparó.

Con un parche en el ojo que perdió la visión, dice sentir «pena, rabia y frustración» al no saber quién le disparó, pero afirma que «volvería a la calle».

«De hecho, estoy ahora venciendo mis demonios, temores y pesadillas, porque no puedo dejar que la impunidad gane sobre la democracia», agrega.

Un mes después del inicio de las protestas y tras las acusaciones de violaciones a los derechos humanos por parte de varios organismos internacionales, la policía chilena anunció la suspensión del uso de perdigones en las protestas pero su utilización continuó para repeler a los manifestantes más violentos.

Ahora que volvieron las manifestaciones en Plaza Italia tras el fin del confinamiento decretado por la pandemia en Santiago, la policía -que afirma hacer frente a una violencia social inusitada en Chile- no ha vuelto a usar las escopetas antidisturbios.

Como el principio del fin – Riquelme es consciente de que una nueva Constitución, si gana la opción «Apruebo», no le devolverá su ojo ni curará sus cicatrices, y aunque cree que «no es la solución total», tiene esperanza en el proceso.

Sin embargo Hernán Horta, de 52 años, estima que esta consulta es «una burla, planeada por una clase política con miedo a perder el poder». El acuerdo político que permitió la realización del plebiscito le parece «migajas» pudiendo tener «la torta entera».

Horta recibió un perdigón que lo dejó casi ciego de un ojo y con el cráneo «hecho añicos». La agresión ocurrió mientras participaba de enfrentamientos contra la policía también en la zona de Plaza Italia.

«Estaba sacando fotos y le empezaron a pegar a un niño. Cuando crucé, empecé a gritarles y de repente: ‘pum’. Lo único que sentí fue como que se me dobló la cabeza», describe en la misma calle donde recibió el disparo.

Mostrar los abusos

La fotoperiodista independiente Nicole Kramm, de 30 años, vivió las protestas a través de su cámara y documentó cada día las manifestaciones hasta que el 31 de diciembre, mientras caminaba junto a otras personas rumbo a Plaza Italia, donde esa noche hubo manifestaciones, recibió un balín en el ojo izquierdo.

«No tuve capacidad de reacción, no pude correr ni hacer nada. Me caí inmediatamente al piso y era tanto el dolor que sentía que la cabeza me iba explotar», dice a la AFP cuando acude por primera vez en un año al lugar donde fue herida.

«Parte de mi trabajo es una convicción política y hay que desvelar y denunciar lo que está pasando», afirma.

(14/10/2020)

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Entre homenajes y disturbios Chile conmemora los 47 años del golpe al gobierno de Allende

Enfrentamientos violentos con la policía se vieron frente al Cementerio General de Santiago, al final de una marcha de familiares de las más de 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos, que dejó la dictadura, y luego en los alrededores de la plaza Italia de Santiago.

/ 11 de septiembre de 2020 / 19:58

Chile conmemoró el viernes los 47 años del golpe de Estado que derrocó al gobierno del socialista Salvador Allende, con protestas a casi un mes del plebiscito para cambiar la Constitución heredada de la dictadura y a un año del estallido social que sacudió este país.

Partidos de izquierda y agrupaciones de víctimas de la dictadura destacaron la figura de Allende, el primer mandatario marxista en llegar al poder a través de unas elecciones democráticas hace 50 años, derrocado el 11 de septiembre de 1973 por el golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet.

Este fue el primer aniversario de una fecha que divide a buena parte del país, que se conmemora en estado de excepción -por las restricciones sanitarias-, desde que se recuperó la democracia en 1990.

Enfrentamientos violentos con la policía se vieron frente al Cementerio General de Santiago, al final de una marcha de familiares de las más de 3.200 víctimas, entre muertos y desaparecidos, que dejó la dictadura, y luego en los alrededores de la plaza Italia de Santiago.

Cuando finalizaba la tradicional romería hacia el memorial de víctimas de la dictadura que arrancó en la mañana en el centro de Santiago, cerca de 50 personas se enfrentaron con piedras y palos a las fuerzas especiales de la policía.

Por la tarde, cientos de manifestantes se congregaron un viernes más en la céntrica plaza Italia de Santiago, donde volvieron los enfrentamientos con la Policía.

Piedras y otros objetos volaron del lado de manifestantes, mientras gases lacrimógenos, gas pimienta y carros lanza-agua contrarrestaron el avance de la masa desde el otro, en una lucha por dominar la simbólica rotonda, centro del estallido social del 18 de octubre de 2019.

Con un repicar metálico de cacerolazos, la protesta fue una de las más grandes en los seis meses de pandemia y se encontró con un inmenso dispositivo de agentes antidisturbios, carros blindados, lanza-agua y lanza-gases.

«Desde el estallido social he estado viniendo para que esto no baje de intensidad; con la pandemia obviamente me quedé en casa y ahora que ya está pasando esto, vamos a volver», dijo a la AFP Sergio Valenzuela, de 30 años, que acudió hasta la plaza Italia en su bicicleta, portando una máscara antigases.

Protestas, plebiscito y pandemia

La ola de protestas sociales, las más masivas en los 30 años de democracia y que se saldaron con más de 30 muertos y miles de heridos, forzó la realización de un plebiscito para definir el cambio o no de la Constitución que se mantiene como herencia de la dictadura.

La consulta, en que se debe definir si se «aprueba» o «rechaza» el cambio constitucional, debía realizarse en abril pero fue pospuesta por la pandemia y se realizará el próximo 25 de octubre.

«Estamos aquí por el apruebo, para reestructurar la Constitución», agregó Sergio.

Para Camila Henríquez, de 23 años, la protesta «no es en contra de los Carabineros (la policía) sino en contra del sistema». Sobre el próximo plebiscito, no cree que cambie todo pero por «algo tenemos que empezar», dijo a la AFP, en medio de la acción policial.

Los seis meses de pandemia dejan más de 430.000 contagiados de coronaviris y 15.800 fallecidos, si se consideran también los casos sospechosos.

El gobierno prorrogó el viernes por 90 días más -hasta el 15 de diciembre- el estado de emergencia que deja en manos de los militares el orden público, con toque de queda nocturno.

Homenajes a Allende

Ante un monumento a Allende frente al palacio presidencial, dirigentes de los partidos Comunista, Socialista y representantes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) expresaron su esperanza de que los cambios sociales que él propuso se concreten a través de este plebiscito.

«El mejor homenaje que podemos rendirles a aquellos que dieron su vida por la causa democrática, como el ejemplo del presidente Salvador Allende, es trabajar unidos por un triunfo amplio de la opción ‘apruebo'», dijo el presidente del Partido Socialista, Álvaro Elizalde.

«Este es un año lleno de esperanza, más difícil y en cuarentena, pero de posibilidades de cambios reales. Primera vez en la historia del país que tenemos al frente la posibilidad real de terminar con esta Constitución pinochetista», afirmó a la AFP Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos.

En un mensaje desde el palacio de La Moneda, bombardeado por aire y tierra el día del golpe militar, el presidente Sebastián Piñera llamó a la unidad y pidió a los chilenos que participen en el plebiscito que se realizará en 44 días.

«Hoy, en que se aprecian signos de divisiones, violencia, intolerancias y debilitamiento de nuestra democracia y de nuestras instituciones, la unidad, la paz, el diálogo, la colaboración y los acuerdos son más necesarios que nunca», afirmó el mandatario.

(11/09/2020)

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