Dos informes denuncian la muerte de periodistas en ataques de Israel
"Rechazamos esas cifras, no creemos que sean correctas", reaccionó el portavoz del gobierno israelí, David Mencer, en declaraciones a la AFP.
Dos informes presentados esta semana denuncian la muerte de decenas de periodistas en 2024 por ataques del ejército israelí, aunque las cifras definitivas difieren.
El informe de Reporteros sin Fronteras califica de ‘hecatombe’ la situación de los reporteros en zonas de combate en Oriente Medio, en particular en Gaza, mientras que la Federación Internacional de Periodistas (FIP), que publica las cifras más elevadas, la califica de ‘masacre’.
Cincuenta y cuatro periodistas murieron en el ejercicio o debido a su profesión en todo el mundo hasta el 1 de diciembre de 2024, de los cuales un tercio por el ejército israelí, principalmente en Gaza, denuncia RSF.
En concreto, «las fuerzas armadas israelíes son responsables de la muerte» de 16 periodistas en Gaza y 2 en el Líbano.
Por su parte la FIP duplica prácticamente la cifra mundial de periodistas fallecidos, hasta 104, y asegura que la mitad (55) murieron en Gaza.
«Rechazamos esas cifras, no creemos que sean correctas», reaccionó el portavoz del gobierno israelí, David Mencer, en declaraciones a la AFP.
«Sabemos que la mayoría de periodistas en Gaza operan probablemente bajo los auspicios de Hamas y mientras Hamas no sea destruido no estarán autorizados a informar libremente», añadió.
Lea: Al menos 104 periodistas fueron asesinados en 2024https://la-razon.com/lr-article/al-menos-104-periodistas-fueron-asesinados-en-2024/
Demandas ante la CPI
Las cifras de RSF y de la FIP difieren a causa de un desacuerdo sobre el modo de contabilizar a los periodistas en el ejercicio pleno de su labor.
RSF solo registra a los periodistas cuya muerte ha sido establecida «de forma comprobada como resultado de su actividad» y no «aquellos atacados por motivos ajenos a su profesión o para los cuales aún no se ha podido confirmar el vínculo con su trabajo».
Más allá de las cifras, ambas ONG coinciden en su evaluación.
«Palestina es el país más peligroso para los periodistas, con un saldo de muertes más alto que cualquier otro país en los últimos 5 años», asegura RSF en su informe anual.
En total, «más de 145» periodistas han muerto a manos del ejército israelí desde octubre de 2023 en Gaza, de los cuales «al menos 35 en el ejercicio de sus funciones», según la ONG.
Estas cifras aumentan a 155 y 40, respectivamente, si se incluye el Líbano, añade RSF, que lamenta «una hecatombe sin precedentes».
La organización, con sede en París, presentó cuatro demandas ante la Corte Penal Internacional (CPI) por «crímenes de guerra contra los periodistas por parte del ejército israelí».
En declaraciones a la AFP, la directora editorial de RSF, Anne Bocandé, denuncia «los ataques cometidos directamente contra los periodistas» y el hecho de que el acceso a Gaza «está prohibido desde hace más de un año».
Por su parte el secretario general de la FIP, Anthony Bellanger, denuncia «la masacre que está ocurriendo ante los ojos del mundo entero en Palestina».
«Muchos periodistas son atacados» deliberadamente, aseguró a la AFP.
El portavoz del gobierno israelí negó esas acusaciones. Israel «evidentemente no ataca a los periodistas», explicó.
Después de Gaza, los países más peligrosos para ejercer el periodismo son Pakistán (7 muertes), Bangladés y México (5 muertes respectivamente).
En un informe separado sobre la situación en América Latina, RSF reitera la importancia ‘esencial’ de mecanismos estatales de seguridad para los periodistas.
«En los últimos diez años, Colombia, México, Brasil y Honduras han establecido mecanismos de protección de este tipo. Más recientemente, Ecuador y Perú han lanzado iniciativas de protección en respuesta al aumento de ataques», explica el texto.
«Tras varias administraciones hostiles hacia los medios, Guatemala también está intentando implementar una política de protección, mientras que en Chile y Paraguay se están discutiendo proyectos de ley al respecto», añadió.
RSF en América Latina preconiza diez medidas concretas, entre ellas un protocolo específico que tenga en cuenta las necesidades de viajar de los reporteros, o la salvaguardia de la privacidad de sus fuentes.