El exdictador que gobernó con la ‘Biblia y la metralleta’
Fue condenado en Guatemala a 80 años de prisión
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El temido Efraín Ríos Montt, de 86 años, primer exdictador latinoamericano condenado por genocidio, encabezó un corto pero duro régimen en Guatemala durante el cual se perpetuaron las peores masacres contra los pueblos indígenas de la región.
Treinta años después de haber gobernado con mano de hierro, el anciano general empezó a ser juzgado el 19 de marzo y el viernes fue sentenciado a 80 años de prisión —50 por genocidio y 30 por otros crímenes de lesa humanidad— por un tribunal que lo responsabilizó de la matanza de 1.771 indígenas mayas ixiles en el departamento de Quiché (norte) durante su mandato de facto, entre 1982 y 1983.
Un tanto robusto, de estatura baja (menos de 1,70 metros), Ríos Montt siempre se presentó a las audiencias con impecable traje formal oscuro, su bigote bien recortado y gel en su cabello cano. Usa anteojos y durante todo el juicio unos audífonos para escuchar mejor, pero pese a su edad no tiene mayores problemas de salud.
INOCENTE. “No soy genocida (…). Nunca autoricé, nunca firmé, nunca ordené que se atentara contra una raza, una etnia o una religión. ¡Nunca lo hice!”, dijo el jueves Ríos Montt, en el banquillo de los acusados, al declarar inocencia en víspera de que se emitiera la sentencia.
En el marco de las operaciones contrainsurgentes, su régimen de facto ejecutó la política de “tierra arrasada” sobre poblaciones indígenas del norte y noroeste del país, a las que acusaba de apoyar a la guerrilla.
Nacido el 16 de junio de 1926 en Huehuetenango, departamento fronterizo con México, Ríos Montt ingresó a los 18 años al Ejército como policía militar, y a los 20 pasó a la Escuela Politécnica para comenzar su carrera de oficial, hasta llegar a general.
Incursionó en política en 1973 como candidato presidencial de una coalición de centro-izquierda que luego giró radicalmente a la derecha. Según las crónicas de la época ganó esos comicios, pero un fraude dio el triunfo al general Kjell Eugenio Laugerud.
En premio de consuelo fue enviado a España como agregado militar, de 1974 a 1977. De familia fervientemente católica —su hermano Mario Ríos Montt es obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Guatemala— renunció al catolicismo al regresar al país y hasta fue pastor de una iglesia protestante.
Fanático evangélico, siempre mencionaba a Dios en sus discursos y mensajes televisivos dominicales vistiendo un impecable traje militar verde, marcadamente moralistas, mientras en la nación imperaba la sistemática violación de derechos humanos.
En una ocasión afirmó que el “buen cristiano” era quien se desenvolvía “con la Biblia y la metralleta”.
Llegó al poder el 23 de marzo de 1982 al dar un golpe de Estado contra el general —ya fallecido— Romeo Lucas García (1978-1982), antes de que éste entregara el mando presidencial al general Ángel Aníbal Guevara.
Pero su ministro de Defensa, Óscar Mejía Víctores, le dio a su vez un golpe de Estado el 8 de agosto de 1983 y convocó elecciones dos años después.
Aunque le está prohibido a los golpistas aspirar a la presidencia guatemalteca, fue candidato hace una década atrás, pero quedó en tercer lugar.
Historia de golpistas
Ascenso
Llegó al poder el 23 de marzo de 1982 por golpe de Estado contra el general Romeo Lucas García.
Salida
El 8 de agosto de 1983 dejó el poder también por un golpe de su ministro Óscar Mejía Victores.
Amnistía Internacional aplaude la sentencia
EFE – LONDRES, MADRID
Amnistía Internacional (AI) aplaudió ayer la condena del exdictador guatemalteco Efraín Ríos Montt por genocidio, que consideró una “medida histórica” en la lucha por la justicia en ese país y “un ejemplo” para América Latina.
En un comunicado, Amnistía Internacional recordó que, en 1999, una comisión de la verdad respaldada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) determinó que unas 200.000 personas murieron o desaparecieron durante los 36 años de guerra civil en Guatemala (1960-1996), un 80% de ellos indígenas mayas. “Con esta condena, Guatemala lidera con el ejemplo en una región donde la impunidad de crímenes pasados es tristemente la norma”, apuntó en un comunicado Sebastián Elgueta, experto en Guatemala de AI.
Al tiempo, Elgueta señaló que “Guatemala debe persistir en este momento histórico y garantizar que todos los implicados en el asesinato, tortura, violación y desapariciones de decenas de miles de personas sean sometidos a juicio”.
Amnistía Internacional denunció además la falta de cooperación mostrada por las fuerzas armadas de la nación guatemalteca en la búsqueda de justicia sobre pasados abusos cometidos durante el conflicto armado.
DICTADOr. Ríos Montt, que gobernó de facto Guatemala entre marzo de 1982 y agosto de 1983, fue condenado el viernes a 80 años de prisión, 50 años por genocidio y 30 por crímenes contra la humanidad, por la persecución llevada a cabo durante su gestión contra la etnia indígena ixil.
Por su lado, el director de Amnistía Internacional para España, Esteban Beltrán, consideró que la condena es un gran paso en contra de la impunidad, pero también lamentó que sin la colaboración del Ejército no serán posibles más juicios.
“A diferencia de lo ocurrido en el cono sur, el Ejército en Guatemala sigue siendo el que era entonces, no ha sido reciclado al ámbito de los derechos humanos, no ha abierto los archivos, ni colaborado en la investigación”, señaló. “Por eso el juicio tiene más mérito, ya que no ha contado con la colaboración del Ejército ni del Estado”, subrayó el activista.