La crisis del nido vacío es una oportunidad para crecer
La crisis del nido vacío permite enfrentar los pendientes que tiene una persona consigo misma. Y esto implica la tarea de asumir responsabilidad con la propia vida.
Llegaba a mi casa de la oficina y al ver su dormitorio vacío sentía un dolor y un vacío muy grandes”, cuenta Carmen Buitrago, sobre los años cuando su única hija se fue a estudiar Hotelería a México, tras salir bachiller.
Lo que ella estaba experimentando entonces es lo que en psicología se conoce como la crisis del nido vacío, una “etapa del ciclo vital familiar en la cual los hijos dejan la casa, se emancipan, se desvinculan y hacen sus vidas”, explica la psicóloga Scherezada Exeni.
Los sentimientos y emociones que embargan a los padres, ya sea que vivan juntos o separados, son “una reacción, una respuesta de duelo, de pérdida, frente a lo que los ha mantenido por mucho tiempo ocupados”, en este caso, la crianza de los hijos, afirma su colega Tatiana Jáuregui.
“Ya era sola de nuevo, mi hija no estaba. Y el motivo por el que tenía que despertarme, ir a trabajar, a un trabajo que de repente no me llenaba, no estaba”, relata Buitrago.
Lo que sucede entonces es que el nido vacío obliga al progenitor a mirarse nuevamente a sí mismo; así, se hacen evidentes otros vacíos.
“Se descubren los espacios que no habían sido atendidos y que están descuidados”, como la relación de pareja y el desarrollo personal, afirma Jáuregui. La crisis del nido vacío suele coincidir por eso con una crisis en la pareja.
“Muchas veces pasa que hay heridas, reclamos y cosas no resueltas, pero el matrimonio ha sobrevivido con la excusa de los hijos”. Por eso, este tiempo “puede ser una oportunidad para resolver estos temas, ya sea con separación o reconciliación, para tener una vida plena”, anima Exeni.
¿Ahora qué hago con mi vida?, ¿soy feliz?”, ¿estoy dispuesta (o) a seguir encarando esto ya en otra faceta, que no va ser la de padre y madre, sino la de pareja?, son preguntas que anima a hacernos Jáuregui.
La crisis del nido vacío permite enfrentar los pendientes que tiene una persona consigo misma. Y esto implica la tarea de asumir responsabilidad con la propia vida.
Ambas especialistas aseguran que esta fase vital es necesaria, pues unos padres funcionales permiten a los hijos volar y dejar la casa. Por esto, advierten ante actitudes como la sobreprotección y el no dejarlos independizarse.
“Hay una parte natural de sentir que los hijos son la razón de vivir. El problema es que, por hacer de los hijos la razón de vida, uno los carga con algo así como: ‘Yo por ti estoy ‘, ‘yo por ti me cuido’, ‘yo por ti no soy alcohólica’, ‘yo por ti no me divorcio’. Entonces, ¿qué pasa? El hijo recibe sin querer, la carga de: ‘No me puedo ir y no puedo hacer mi vida; si yo me voy, mi padre se va morir, no se va cuidar, va ser alcohólico’?, relata Exeni.
Y ese es un pésimo mensaje para los hijos. Es una carga terrible y disfuncional que no los deja responsabilizarse de sus cosas y volar, explica.
“El mejor consejo que puedo dar es que no le allane el camino a su hijo porque igual se va caer. Enséñele a pararse cuando se caiga, porque no es allanándole el camino que vamos a lograr que el hijo venza sus dificultades, sino enseñándole a superarlas y a afrontarlas. Los padres funcionales son aquellos que permiten que los hijos alcen vuelo de sus hogares”, anima Jáuregui.
Ante la tristeza profunda que estaba viviendo Buitrago con la partida de su hija, ella se dio cuenta de que el trabajo que tenía no la llenaba. Aceptó una invitación para ir a Italia y allí desarrolló su vocación como sommelier (experta catadora de vinos), que ejerce hoy con gran éxito en México.
“Si mi hija no se iba, creo que nunca hubiese agarrado una decisión tan fuerte, como dejar mi país, familia y amistades; especialmente las mujeres somos un poco, a cierta edad, miedosas de tomar decisiones”.
Diez años después, ella ha descubierto que la relación con su hija se mantuvo a pesar de la distancia y, debido al trabajo de las dos, hoy viven en la misma ciudad, ambas, mucho más realizadas y fuertes que antes.
Con datos de: Tatiana Jáuregui
(psicóloga, Tel.: 72074737), Scherezada Exeni
(psicóloga, Tel.: 70614427) y Carmen Buitrago
(sommelier, Tel.: +52 1 624 132 4242)