Hombres que ‘comen’ mujeres (frases del machismo)
Este mirar a la mujer como un cuerpo-objeto-comida en el marco de las relaciones de pareja revela un machismo latente y vigente en la sociedad boliviana.
“¡Qué rica que era!”, se relamía Jorge (65) cuando recordaba a su última conquista. Para él, “comerse” a una mujer era el sinónimo del acto sexual. Cuando le pregunté si volvería con una de sus exparejas me dijo: “No, yo no soy una hiena que se ‘come’ sobras”.
Este mirar a la mujer como un cuerpo-objeto-comida en el marco de las relaciones de pareja revela un machismo latente y vigente en la sociedad boliviana, opinan los psicólogos Juan José Vargas y Cecilia Bandín.
Enrique (38) contaba que sus compañeros lo habían incitado a acostarse con una compañera. “Para qué voy a ‘comer’ una hamburguesa si en casa tengo un filete de primera”, les había respondido, en referencia a su esposa y madre de sus hijos. “Pero de vez en cuando, uno se antoja una hamburguesa”, remató.
“Yo soy aquí el que se satisface a partir de un consumo”, es la lógica detrás de estas expresiones, según Vargas. “No se va a oír mucho que las mujeres se refieran al sexo en esa forma: ‘Me lo he comido, me lo he cenado’. Pero en los hombres se da más por el hecho de que buscan la dominancia, por eso dicen ‘me la he cascado’”.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, comer es un acto que se puede interpretar más allá del nivel sexual, dice Bandín. “Me trago, me devoro a esa persona, en su característica de persona, en su integridad, decisiones y costumbres, no dejo nada de la persona como tal y la transformo en algo que yo deseo”.
“Entonces me devoro lo que la persona es en esencia y dejo la estructura, que es fácil de moldear, le digo por ejemplo: ‘Córtate el cabello’, ‘no te pongas esa falda para la fiesta’, etc. Lastimosamente, después de un tiempo, esa pareja pasa a ser reemplazable porque engorda, enflaquece, etc. y ya no es algo que pueda moldear a mi antojo, entonces la reemplazo por otra para hacer el mismo ciclo: devorarme nuevamente a esa otra mujer”.
Pero Bandín hace notar un aspecto fundamental en esta “mujer comida” y es que, para que se dé el machismo, se necesitan dos partes. “La otra persona no va a poder devorarme si es que yo no lo dejo, entonces tengo que permitirle devorarme, así sea sutilmente y por pedacitos, para que se presente esta situación”.
Un “‘mamita te voy a devorar’, que es algo que a veces se escucha, puede haber hecho que yo sienta que necesito a alguien que me quiera tanto que se apropie de mí, pero eso en realidad no es amor”, advierte la especialista.
Cascándole. “Es muy frecuente que los hombres quieran dominar la relación, por eso dicen ‘me la he cascado’(…) hay nomás un tono de machismo: el hombre se satisface a partir de un consumo”, dice Vargas.
Complacientes. “Muchas veces se tiene el concepto equivocado en que la mujer debe asumir el rol de complacer a la pareja… reducirme a ese objeto de placer para la otra persona, reducirme a esa cosa”, explica Bandín.
Camuflado. “Es un machismo camuflado. Son varones los que más hablan en ese lenguaje. Claro que también existen mujeres que dicen ‘me lo he comido’, ‘me lo he cenado’, pero son muchas menos”, afirma Vargas.
Reducida. “La mujer tiende a ceder el lugar de persona y asumir el de cosa, por condicionamientos sociales y familiares. Al final, ella se da cuenta de que ni estando despojada de su ser puede satisfacer la necesidad de alguien más”, asegura Bandín.
Con datos de: Juan José Vargas (tel: 72505966) y Cecilia Bandín (tel: 70126602)
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