Tigre, ¿de quién es la culpa?
Imagen: La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el Tigre visita a Aurora -el tercero- en el “Capriles” sabiendo que Bolívar ha cumplido goleando en casa. Rescalvo mete cuatro cambios con respecto al último partido, amén del regreso de Viscarra al arco. Los cuatro son: Roca, Jusino (capitán), Ursino y Chura. La dupla de ataque (que no se entiende) es Guerrero y Triverio. Falta un mes y medio para que todo termine y el técnico español sigue probando arriba.
Rescalvo es reincidente: no solo en sus constantes fugas, consentidas por un presidente interino/ilegítimo, sino en sus planteamientos/oncenos que no funcionan, con jugadores fuera de sitio/fuera de forma. La presencia de hinchas gualdinegros en la Llajta no se negocia. El equipo celeste del uruguayo/paraguayo Sergio Órteman va a leer mejor lo que pide el partido. Y se va a poner a tres puntos del Tigre en la tabla.
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Nudo: la primera parte es de ida y vuelta. Está para cualquiera, aunque el Tigre tiene más la pelota y por momentos hace presión alta. Los problemas en la zaga no han desaparecido. Y las obstinaciones de Rescalvo, tampoco: Chura por derecha es menos (¿por qué no juega por izquierda y Amoroso por derecha?); Ortega se esconde por el medio; y Guerrero no cae a la banda. El costado zurdo queda para un buen Roca (no importa: en la segunda es sustituido).
Los contragolpes no son liderados por el colombiano sino por Chura, que también se mete al medio porque está incómodo por derecha. Rescalvo es el máximo responsable de este desorden crónico/absoluto.
Desenlace: en la segunda parte el Tigre desaparece. ¿De verdad quiere pelear el campeonato o ha decidido regalar el título a su máximo rival? El gol tempranero del ecuatoriano Simisterra agarra dormidos a los stronguistas. En 45 minutos los de Rescalvo son incapaces de crear una sola chance clara de gol. La lesión de Triverio obliga a probar varias duplas de ataque: Guerrero y Miranda, Miranda y Sotomayor.
El español, terco y reincidente, coloca de nuevo a Chura en el lateral zurdo. Y cuando entran Ramallo y Arrascaita no saben ni donde jugar. Ortega opta por borrarse otra vez: y ni siquiera patea las faltas que debe patear un diez. El único recurso son los pelotazos para un nueve que no existe: la línea de cinco de Aurora saca todo porque quiere ganar. El Tigre hace mucho rato que no juega bien.
Desenlace: el estado de descomposición de The Strongest es progresivo. ¿Tiene toda la culpa Rescalvo? No. ¿Tienen toda la culpa los jugadores que han bajado los brazos, colectiva e individualmente? No. ¿Tiene toda la culpa un presidente que lleva casi un año en el cargo cuando llegó solo para convocar elecciones? No. Es la mezcla de todo eso y algo más.