Salió el fútbol
Imagen: Oswaldo
Jorge Barraza, columnista de La Razón
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‘Salió el gol’, titulamos nuestra columna del domingo. Después de un bajísimo promedio de gol que se venía registrando en la Eliminatoria (1,77), la última jornada deparó 17 tantos en cinco partidos, producto de las goleadas de Argentina (6-0 a Bolivia), Colombia (4-0 a Chile) y Brasil (4-0 a Perú). Fue un resplandor en medio de oscuros y escuetos resultados. Hoy debemos decir que salió el fútbol, tras ver duelos espectaculares por Champions y Libertadores, sobre todo el del Real Madrid 5 – Borussia Dortmund 2 y, aunque menos, el del Atlético Mineiro 3 – River 0. Pero hubo varios así: Barcelona goleó al Bayern Munich 4 a 1 y Botafogo destrozó a Peñarol 5 a 0. Fue abrir un ventanal y que entrara el fútbol a pleno, el que hizo de este deporte el rey del planeta, el que nos enamoró, el fútbol de marca, pero sobre todo de ataque, de ambición, de anhelo de victoria por encima de cualquier elucubración táctica.
Si hay un equipo en el mundo que no presume de táctica es el Madrid. Por eso tantas veces lo dominan y parece vulnerable. Lo suyo son más flechitas en el corazón que en el pizarrón. El cuadro blanco es todo fervor, carácter, apetencia, pasión, ir para adelante. Y tan mal no le va. Así como los amantes del ultradefensivismo (los Mourinho Boys) se irritan con el Manchester City de Guardiola porque toca y ataca, los tacticistas se muerden los codos al ver al equipo de Ancelotti ganar partidos épicos en los que va perdiendo, es dominado, a veces vapuleado, desordenado, pero saca el alma, se sube al caballo, empieza a galopar y pasa por encima de sus rivales. Ancelotti ni debe saber si terminaron jugando 4-3-3 o 2-2-6. Sabe que eran controlados, que perdían 2 a 0, se fueron todos arriba y terminaron haciendo cinco goles en una remontada que no es histórica, ha hecho tan habituales estas remontadas que el mismo Madrid les despintó el cartel de históricas. Incluso acabaron ridiculizando a un Borussia Dortmund que había compuesto un excelente primer tiempo, moviendo bien la pelota, circulándola al pie.
Pasaron tres cosas: primero, el joven técnico Nuri Şahin (36 años, ex Borussia y también Real Madrid) hizo dos cambios que parecieron insólitos: sacó a los dos atacantes, Donyell Malen (holandés) y Jamie Gittens (inglés), autores de los goles, que estaban generando problemas al fondo del Madrid. Sobre todo, el moreno Gittens, valor interesante, de flamantes 20 años. Segundo, el cambio de postura: de jugar desde el medio hacia adelante con armonía y peligrosidad, pasó a meter los once atrás, a cuidar el 2-0 como si faltaran tres minutos, pero restaba un tiempo entero, y 45 minutos frente al Madrid -en el Bernabéu- es una vida. Como le pasa a todo equipo que se mete escandalosamente atrás, termina perdiendo. Y la tercera causa se llama Real Madrid, su ímpetu, su rebeldía, su irrefrenable ADN ganador.
Salió al segundo tiempo como tromba marina y en el momento en que Rudiger anotó el descuento (minuto 60) quedó claro que el Borussia no soportaría la presión. Fue desbordado por aire, mar y tierra, sobre todo desde la izquierda, donde Vinicius hizo destrozos. Fue demasiado para su marcador, el noruego Ryerson, tanto que a los ’76 éste fue sustituido. No sabía dónde estaba parado. Terminó 5-2 para el Madrid y quedó la sensación que si duraba diez minutos más era 10 a 2.
El triplete y la actuación de Vinicius fueron suficientes para darle legitimidad al Balón de Oro que, aseguran, recibirá el lunes. Una actuación estelar que ratifica que la punta izquierda del Madrid es suya. Nadie lo mueve de ahí. Esto, dicho porque Mbappé sigue mostrándose incómodo como nueve o en el otro extremo. Él juega de lo mismo que el brasileño y, fuera de la banda izquierda, no se halla. Fue el más flojito de un equipo que hizo cinco goles. No convirtió, se lo vio impreciso, torpe en grandes lapsos, salvo en el perfecto centro del primer gol.
Seguimos con Vinicius. Parecen dos jugadores: uno el del Real Madrid, otro muy inferior el de la Selección Brasileña. En el Madrid lleva 91 goles en 278 cotejos con una media goleadora de 32,73%; en Brasil suma 5 goles en 35 encuentros, lo que da 14,2%. La influencia en uno y otro lado es muy distinta. Emilio Butragueño, aquel cerebral delantero madridista, hoy director de relaciones institucionales del club, declaró tras el partido: “Vinicius me ha recordado a Pelé”. Pensamos que algún rasgo, un gesto o acción le pudo haber sonado parecido, caso contrario es una exageración. La semana anterior hicimos una pregunta en Twitter sobre qué puesto ocuparía Vinicius entre todos los fenómenos brasileños de la historia, la mayoría respondió: “Ni entre los primeros 50”. Si jugara siempre como el martes cambiaría el concepto.
Por la noche vimos Atlético Mineiro 3 – River Plate 0 en el precioso y flamante Arena do Galo, el primer estadio propio del cuadro de Minas Gerais. En los papeles asomaba como un choque parejo. No lo fue. Y no sólo por el rotundo 3-0 final logrado por el club brasileño sino por el desarrollo, totalmente a favor del local. Lo abrumó a River, lo atribuló en el mediocampo, le ejerció una presión superior a sus capacidades. Nunca lo dejó armarse ni crear una sola jugada de peligro. Y, como réplica, aprovechó al máximo sus oportunidades.
Un partido en el que Gabriel Milito, entrenador del Galo, le torció el brazo a Marcelo Gallardo. El Muñeco le ha ganado 5 veces a Gaby, pero este lo superó con cuatro clubes diferentes: Independiente, Estudiantes, Argentinos Juniors y ahora Mineiro. No obstante, aunque fue una sólida actuación de conjunto, sobresalió nítidamente una individualidad, como aconteció con Vinicius. Se trata de Deyverson, el centrodelantero que recién se incorporó en agosto al equipo albinegro y ya dejó una marca: le hizo los dos goles a Fluminense para eliminarlo y pasar a semifinales y ahora dos goles impresionantes a River que le dan una ventaja muy grande de cara a la revancha en Buenos Aires. El primero, con una gambeta corta y oportunísima a Leandro Armani cuando ya el arquero lo había atorado. El segundo, con un zurdazo cruzado estando muy sesgado, que dio en un palo y tocó red. Por si faltaba algo, dio la asistencia del tercero.
Tremendamente influyente en el triunfo y en lo abultado del mismo. Deyverson ya fue héroe en la Copa. Marcó el gol definitivo que le dio la Copa Libertadores a Palmeiras en 2021. Entró de cambio en el minuto 91 y cuatro más tarde batió a Diego Alves. A los 33 años el longilíneo atacante encuentra el reconocimiento general después de haber trotado mundo. Jugó en Portugal, España y Alemania. Una actuación extraordinaria en un partido vibrante.
El momento de Atlético Mineiro lo explica también que el sábado pasado eliminó a Vasco da Gama y llegó a la final de la Copa do Brasil, la cual disputará contra Flamengo. Los clubes brasileños dan enorme importancia a esta competición porque, además de otorgar un cupo directo a la Libertadores del año siguiente, recompensa con una millonada al campeón.
¿Es remontable un 0 a 3…? Es muy difícil, casi nunca pasa, pero es la ilusión a la que se aferran los hinchas millonarios. La realidad es que River iba invicto en la Copa, pero sin mostrar nada y ante rivales muy frágiles. Cuando le tocó uno fuerte, lo golearon.
El estadio Monumental de River alojará la final el 30 de noviembre: ¿será entre Botafogo-Atlético Mineiro…? ¿O resucita River…?