Saturday 29 Jun 2024 | Actualizado a 00:37 AM

Jerarquía de campeón… y Messi

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 21 de junio de 2024 / 22:41

Debemos dar vuelta la media del comentario y empezar por Canadá. Un equipo físicamente muy duro. Y lo hace sentir: raspa. Siete de sus once titulares afrodescendientes, que ya sabemos son atléticamente fantásticos, ágiles, fuertes, rápidos, resistentes.

El Canadá que en Catar compuso un partido sensacional ante Bélgica y el Canadá que hace 13 días empató 0 a 0 con Francia en Burdeos. Ese día, Deschamps alineó completo el once que debutó en la Eurocopa ante Austria. Todos, Kanté, Camavinga, Dembelé, Griezmann, Thuram, salvo Mbappé, que entró en el segundo tiempo por Giroud.

Con un agregado: jugó a fondo Francia, pero no lo peloteó, fue parejo. Ese Canadá evolucionado y que dejó la piel en el estreno de la Copa América fue el rival de Argentina. El Canadá de Alphonso Davies y de Jonathan David, quien marcó 26 goles y dio 7 asistencias esta temporada en el Lille.

El que tiene a todos sus jugadores actuando en Alemania, Inglaterra, España, Italia, Escocia o en la Premier League. Y que posee, además, un técnico de prestigio, Jesse Marsch, quien entrenó en Austria, Alemania e Inglaterra (salvó del descenso al Leeds en la última fecha de 2022).

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Para muchos, por desconocimiento, Canadá es un rival para hacerle cinco. Pero no. Puede que Perú y Chile le ganen al equipo de la hoja, pero les va a costar un poco.

A Argentina le costó, debió trabajar el partido más de la cuenta, sin embargo, impuso su jerarquía de campeón y superó el debut, siempre difícil en todo torneo. Aunque a los 8 minutos Di María quedó sólo con el arquero Crépeau y definió apurado, al cuerpo, dando la primera señal de peligro a favor, se vio sorprendido en el primer tiempo el equipo de Scaloni por la desenvoltura y la potencia física de los americanos del norte.

“Finaliza el primer tiempo en el que Canadá estuvo mucho, mucho más cerca del gol que Argentina”, dijo el relator de la televisión. No fue así. El computo de las situaciones claras de gol, que es la más importante de todas las estadísticas, dice que Argentina tuvo 8 (aparte de los dos goles), frente a 3 de los canadienses, que debutaban en la Copa América y lo hicieron muy bien.

«Tuvimos una gran actuación, creamos ocasiones, aunque también cometimos errores tontos en defensa», dijo Jesse Marsch en conferencia. Y aseguró que, en general, su equipo estuvo mejor incluso de lo que esperaba. Luego, se refirió al partido de Lionel Messi y lo elogió: «Creo que hemos tenido un buen plan de partido (contra el juego de Leo) y hemos ejecutado muchas cosas bien, pero es tan bueno que sigue haciendo esas jugadas. Las dos pelotas que dio en los dos goles son de clase mundial».  

Efectivamente, el genio de Rosario definió el partido en dos pases notables, uno a Mac Allister y otro a Lautaro Martínez. Insólitamente, falló en lo que nunca falla: dos ocasiones clarísimas, que tratándose de él son goles seguros, se le escaparon. Pero luego inventó los dos tantos del triunfo. “Si Messi está feliz, todos estamos felices”, dijo hace muchos años Pep Guardiola. Entendía que, si lo tenía a gusto, el Barcelona disfrutaría. Así fue. Así es con Argentina desde hace tiempo, se lo ve radiante dentro de la selección, con el grupo, con el cuerpo técnico (Scaloni es otro Guardiola en el trato especialísimo con el 10). Desde lo deportivo, lo habíamos advertido en los últimos partidos con el Inter Miami y, sobre todo, en el cotejo preparatorio ante Guatemala: está bien en lo físico, Leo, rápido, aguanta la pelota en los cuerpo a cuerpo y, si puede hacer eso, desnivela desde lo mental. Su inteligencia, su magia, su técnica, pero especialmente la velocidad con que procesa las jugadas es muy superior al resto de los futbolistas, infinitamente más que Bellingham, Vinicius o Mbappé, los tres candidatos al Balón de Oro. Mapea la cancha y decide en el acto. Y siempre con brillantez.

Arrancó bien la Copa. En líneas generales, bello espectáculo, sobre todo por el grado de oposición que presentó Canadá, que se ganó el respeto de todos. Bien plantado, generando riesgo al rival. Lo inentendible es que el DT norteamericano Marsch alineara de entrada a Buchanan, jugador limitadísimo, y dejara en el banco a Shaffelburg, un puntero derecho a la antigua, de raya, con habilidad y desborde a pura gambeta, que complicó seriamente a Argentina cuando entro, tanto que obligó a Scaloni a cambiar toda la defensa: Tagliafico por Acuña (no lo podía parar a Shaffelburg) y Otamendi entró por Paredes para hacer una línea de cinco atrás y cuidar la ventaja, hasta ese momento, de 1 a 0.

No fue la Argentina irresistible de la Copa del Mundo, sí tuvo solidez y supo cambiar en el entretiempo para ganar el partido. Nos dijo una vez Bolillo Gómez: “La diferencia entre Argentina y Brasil y los demás sudamericanos es que lo que ellos hacen mal en el primer tiempo lo corrigen en el segundo, nosotros al partido siguiente”.

Los números son contundentes: 65% a 35 de posesión en favor de Argentina, 8 situaciones de peligro a 3, 7 córners a 4, 9 remates a portería contra 2. Y 2 goles a 0. Mucha diferencia. Igual, algunas lucecitas amarillas en la Albiceleste para prestarles atención: se sostuvo una vez más en Messi, en Dibu Martínez, que salvó un gol en notable tapada, y en Cuti Romero, zaguero extraordinario, de cualquier época. El resto acompañó, no todos bien. Argentina tiene un promedio de edad de 28,5 años. Para esta Copa le da, más adelante debe rejuvenecerse. Lo bueno: de los últimos 40 partidos, Dibu lleva 29 vallas invictas, de lo que se infiere que no es fácil convertirle. Otro positivo: marcaron sus dos delanteros, Julián Álvarez y Lautaro.  

Lo bueno: la imponencia del Mercedes Benz Stadium de Atlanta, Georgia, y la puesta en escena inaugural dieron tinte de Copa Mundial. Lo malo: el campo es de piso sintético, lo cambiaron a césped natural 48 horas antes. Para hacerlo rápido plantaron los panes de pasto sobre el artificial. No pegó bien y los jugadores resbalaban. Una falla gruesa, hace siete meses que se sabía que el juego de apertura era allí.

Hagan goles, caballeros

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 28 de junio de 2024 / 00:23

Las colonias de residentes latinoamericanos en Estados Unidos agradecen tener la Copa América allí. Es un contacto maravilloso con su país, con sus raíces. Acude gente que en muchos casos ni es futbolera, pero que hace un viaje a la patria a través de la camiseta.

Y se reúnen en familia. Un señor boliviano que trabaja en Naciones Unidas compartió vuelo con nosotros y nos comentó: “Tengo cuatro hijos y varios nietos en Estados Unidos, ya arreglamos hace dos meses juntarnos todos en Orlando para el partido Bolivia-Panamá del 1° de julio”. No les molesta hacer un gasto importante una vez que su selección los visita.

Se embanderan con sus colores, sonríen, se ven felices. El resultado es accesorio, igual van. Son los mejores clientes de la Conmebol y de los organizadores norteamericanos. Los que llenan los estadios y consumen generosamente.

“Decepción nacional”, “Estamos en el hoyo”, “Negro panorama”, son los encabezados de los diarios mexicanos y resaltan que es la primera derrota de su selección ante Venezuela en la historia (0-1).

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La afición de México recontraabarrotó el SOFI Stadium de Inglewood, en Los Ángeles. Una mole gigantesca que oficialmente tiene un aforo para 70.000 espectadores, pero en el que se vendieron 72.773 boletos. Un penal de Salomón Rondón le dio el triunfo y la clasificación a la Vinotinto. Hace 49 años, en la Copa América de 1975, Venezuela caía 11 a 0 ante una Argentina “B”. O “C”, sin jugadores de Boca, River, Independiente, San Lorenzo… El tiempo no les ha pasado en vano, crecieron.

Venezuela ha clasificado con antelación a la fase siguiente y puede darse el lujo de poner suplentes en la última fecha, pero seguramente no lo hará pues en caso de perder el primer lugar debería jugar con Argentina y todos prefieren esquivar a los campeones.

No obstante, México se debatió con grandeza y merecía llevarse algo. Los últimos quince minutos fueron de un dramatismo asfixiante. México atacando por aire, mar y tierra, Venezuela defendiendo con el alma. Hasta un penal tapó su magnífico arquero Romo. En la última fecha chocan México y Ecuador, un duelo imperdible.

Los cuatro goles del Ecuador 3 – Jamaica 1 fueron bienvenidos para mejorar aunque fuera levemente el raquítico promedio de gol que se registra hasta ahora: era de 1,70 y pasó a 1,83, pero la Copa sigue con menos de dos goles por partido. Algunos lo adjudican al calor extremo que azota algunas ciudades, a los criticados campos de juego, pero en 2016 también se jugó en la misma fecha en Estados Unidos y hubo muchas más conversiones, la media fue de 2,84. O sea, un gol más en cada juego. Mucho.

En aquel torneo de 2016, el chileno Claudio Bravo, por entonces en el FC Barcelona, fue declarado el mejor arquero de la Copa América Centenario. Ocho años después, ya con 41 y dos meses de edad, volvió a la titularidad de la Roja y mostró un nivel sorprendente. Es sin duda el mejor guardameta de la historia de Chile. Evidenció dos cosas: la evolución notable del puesto de arquero y la extensión de la carrera de los futbolistas. Aún cuando los arqueros perduran más porque deben trajinar menos. Pero también los reflejos se van. Bravo luce impecable y sigue en el Betis español.

Ecuador cambió el chip frente a Jamaica, salió con una notable decisión de triunfo, aunque no fue tan sencillo como indica el resultado. Y la fatalidad que tuvo ante Venezuela en el minuto 18 esta vez se revirtió completamente en fortuna. Primero porque Hincapié (sigue en alto nivel) quiso mandar un centro desde la izquierda, la bola rozó el botín del jamaiquino Palmer y se coló en un ángulo alto del golero Waite. Luego, porque un cabezazo de Félix Torres en el área adversaria pegó en codo del lateral Gregory Leigh. No hubo intención alguna de tocarla con la mano, pero el VAR y el juez entendieron que sí era falta y se sancionó penal. Importantísimo que lo haya ejecutado Kendry Páez, y que fuera gol, para darle confianza y galones al joven de 17 años, quien, como ya dijimos, tiene enormes facultades técnicas, pero al que hay que ayudar en este comienzo de carrera en la más difícil de todas las funciones del fútbol: crear juego.

Fue un partido de ida y vuelta, con alta intensidad, en el que se percibió una diferencia de calidad a favor de Ecuador. Hubo 24.074 aficionados en las tribunas, casi todos ecuatorianos. Que podrían colmar un estadio, pero el sorteo destinó a Ecuador en la costa oeste, donde no está su colonia más grande. En Nueva York podría completar un estadio solo: en todo el estado viven 300.000 inmigrantes del Ecuador.

Lo más lindo de la tarde llegó final, en el minuto 91: el gol de Alan Minda. Por lo electrizante de la maniobra y por el corolario de la misma. Pugnaba Jamaica por el empate, hubo un despeje en el área tricolor y nació una contra mortífera. Minda corrió 60 metros con la pelota sin perder el dominio ni que se le adelante; aún perseguido, siempre mantuvo el control de la acción, y al llegar al área definió con gran seguridad al segundo palo. Un gol que dice mucho del autor y lo eleva a la categoría de jugador de selección, variante interesante para titular o primer cambio. Nadie hace ese gol sin ser bueno. Ya había mostrado las uñas en el debut ante Guatemala, en marzo. Y llega a la red.

¿Qué es Jamaica…? Un equipo físicamente espectacular, aunque sólo físicamente. Técnicamente les da con lo justo y poseen baja comprensión del juego. De los 16 que enfrentaron a Ecuador, hay doce ingleses -juegan ahí por la nacionalidad de sus padres-, un estadounidense y tres jamaiquinos puros. El hecho de que ocho de sus jugadores habituales actúen en Inglaterra no se nota, no hacen diferencia. Sí hay tres que, se advierte, son de otra categoría: Mikhail Antonio, goleador del West Ham, De Córdova-Reid, armador del Fulham y Ethan Pinnock, excelente zaguero del Brentford. Son dirigidos por un islandés, Heimir Hallgrímsson, quien no se levanta del banco en todo el partido para dar una indicación. Ni pestañea, nada lo altera.

Hallgrímsson combina su trabajo de técnico con el de odontólogo. Alcanzó la fama por tres sucesos: siendo DT de Islandia eliminó a Inglaterra de la Eurocopa 2016 al vencerlo 2 a 1; clasificó a Islandia por primera vez a un Mundial en Rusia 2018 y finalmente igualó con Argentina 1 a 1 en ese mismo torneo. Tres hitos. Los pacientes lo esperan impacientes en Reikiavik, pero ya mismo vuelve, Jamaica es el primer eliminado de la Copa.

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El carácter intacto

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 26 de junio de 2024 / 21:03

Benjamín Méndez Vasconcellos, licenciado en Finanzas e Historia, 22 años, nacido en Nueva Jersey de familia ecuatoriana, fue este martes una de las personas más felices del mundo:  cumplió su sueño de ver en vivo a su ídolo Lionel Messi en su propia ciudad.

Pagó 450 dólares por una entrada al Metlife Stadium, compró la camiseta albiceleste con el número 10 y fue uno de los 81.106 espectadores que presenciaron el Argentina 1 – Chile 0. Desde los 6 años sigue a Messi. No hizo goles, Leo, pero Benja estaba exultante como el día de su graduación. Es lo que despierta Leo.

A la misma hora que el cotejo entre los trasandinos, cruzando la ciudad, jugaban los Mets y los Yankees, el clásico del beisbol neoyorquino con estadio a reventar: vendieron 42.824 boletos. “Messi los dobló. Él solo llena los estadios”, dice Rafael Crisóstomo, peruano con cuarenta años en Iuesei. Con lo que generó este tradicional choque, casi se solventa la participación de todos los equipos.

Es la mayor concurrencia en los 48 partidos que se llevan disputados conjuntamente entre la Copa América y la Eurocopa. Como contrafigura, en el duelo Canadá 1 – Perú 0 en Kansas City, tres horas antes, los pagantes fueron 15.625.

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Si mañana Messi jugara en Pakistán, Finlandia o Australia, también metería 80.000 personas. Y con entradas a precios exorbitantes. Son otros tiempos, es cierto, pero esto no se vivió nunca ni con Maradona ni con Pelé. En el país del béisbol, Messi está convirtiendo al soccer en fútbol. La AFA, la Conmebol y la FIFA desearían que Messi tuviera diez años más para seguir explotando su fenomenal magnetismo. Pusieron a Argentina en los estadios más grandes justamente para que los llene. Y los dos que lleva la Copa con entradas agotadas fueron los dos del campeón del mundo.

“Chile no es el clásico de Argentina, el clásico nuestro es con Brasil”, pregona fuerte Oscar Ruggeri en ESPN. No obstante, se ha convertido últimamente en un partido picante, esperado, donde uno preveé que se sacarán chispas. Y así fue. Primero porque a Argentina todos le hacen una fuerza adicional por ser el campeón, segundo por la historia entre ambos. La Albiceleste y la Roja se enfrentaron en 30 ocasiones por Copa América, con 22 triunfos argentinos y 8 empates. Chile nunca ganó. Pero los Chi-Chi-Chi le arrebataron dos finales por penales (2015 y 2016)  después de empatar las dos veces 0 a 0.

Y el atractivo lo aportó la aspereza, el rigor y la tensión con que se jugó. La atmósfera que adquirió el juego le confirió una belleza morbosa. Se jugó al límite, con gran despliegue físico. Argentina fue más, lo dicen la observación, las llegadas netas al arco rival y las estadísticas: 62% de posesión a 38%, 22 remates al arco frente a 3 de Chile, 11 córners a 0, situaciones de gol 8 a 2. Más el gol victorioso. Cifras demoledoras.  

No obstante, le costó a Argentina. Recién en el minuto 88 llegó a la red. Las aproximaciones al arco chileno fueron forzadas. La razón hay que buscarla en su mediocampo. Rodrigo De Paul, jugador clave, deja el alma en la cancha, como siempre, sin embargo no está claro; Mac Allister, el reloj que da siempre la hora exacta, ha bajado su nivel después de una temporada brillante en el Liverpool, aunque ante Chile esbozó una levantada. Y Enzo Fernández definitivamente está bajo, errático, desaparecido, sin peso en la creación de juego del equipo. Eso lo sufre el ataque, que no recibe balones con claridad. El arco, la defensa, Messi y los goleadores siguen en nivel óptimo y con eso le alcanza a Argentina para ganar partidos, como a Canadá o a Chile. Para aspirar al título deben volver a rendir a pleno los tres del medio.

Lo que sí mantiene el cuadro de Scaloni es el carácter. Esto sigue intacto. Muestran un temple fantástico, sobre todo algunos elementos como Cuti Romero, quizás el mejor zaguero del momento internacionalmente. “Es excelente. Tiene la mentalidad de un campeón del mundo. Tengo que trasladar lo que hay en él a algunos de los demás…”, señaló Ange Postecoglou, el técnico australiano del Tottenham. “A mí no me gustaría jugar contra Cuti. Y a la mayoría de los chicos no les gusta entrenar contra él. Es un verdadero competidor. Yo amo eso de él. Ya sea un entrenamiento o un partido, lo que ves es lo que obtienes con Romero», cerró. Alto elogio. Como Cuti, Dibu Martínez, Tagliafico, Nico González, Lisandro Martínez, el mismo De Paul, tienen una agresividad excepcional para presionar, pelear cada pelota y llevársela. Antes brillaban los del medio y no estaban finos los goleadores, ahora es al revés. Por eso los partidos le salen ajustados. Pero ganó el grupo y sigue en carrera. ¿Está para campeón…? Debería levantar el mediocampo, justo la zona donde menos variantes tiene. Pero es un equipo que va siempre de menos a más. Pasó en Catar. Insistimos, lo más notable es el carácter fantástico de estos gladiadores y la serena inteligencia de su técnico, Lionel Scaloni.

Ricardo Gareca mejoró a Chile, se nota aún perdiendo. Tiene otra actitud la Roja y va a pelear duro en los dos tercios que quedan de Eliminatoria. El DT mostró personalidad al dejar afuera a Arturo Vidal y Gary Medel, los capangas de la Generación Dorada. En el cotejo ante Argentina se pasó la mitad del tiempo gritando a cada uno de sus jugadores “apretá, apretá…”. Quería sudor y pierna templada. Los jugadores le respondieron. Va a ser otra cosa Chile con el Flaco.

En Kansas City, con 38/39 grados a la sombra, Perú cayó ante Canadá y ya marcó los pasajes de regreso. No fue menos, pero una irresponsabilidad de su zaguero Miguel Araujo lo dejó con diez hombres y esa es demasiada ventaja. Después de haber rechazado una bola, Araujo siguió con la pierna y metió un planchazo. Ahí se vio que Perú no podría aguantarlo. Le da con lo justo para empatar. Y Canadá lo aprovechó ganándole 1-0. Ya Perú llegó a la Copa sin Yotún y Renato Tapia, sus dos elementos de más jerarquía. Fossati lo paró defensivamente bien, pero adelante tiene carencias enormes. “Ya estamos muertos, eliminados. No queda otra que reestructurar la selección. Apostemos por un equipo fresco y nuevo. Más oportunidades a Zanelatto, Grimaldo, el gringo Sonne, quizá ellos nos hagan salir de este pozo doloroso en el que estamos”, escribe, Fernando Jiménez, director de Todo Sport, de Lima. “Pero qué les va a interesar a nuestros dirigentes, si determinan que en los equipos jueguen seis extranjeros y sumando también los nacionalizados. Cómo van a aparecer valores si nuestras divisiones menores no tienen oportunidad de mostrarse. No podemos tener tantos viejos en nuestra selección”, concluyó. Lapidario.

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Colombia y Brasil confirmaron su momento

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 25 de junio de 2024 / 21:38

Los organizadores se frotan las manos: apenas cumplida la primera fecha de la Copa América, el juego de momento no deslumbra, pero el negocio va de maravillas.

Este lunes Colombia-Paraguay vendieron 67.059 boletos (la colonia colombiana en EE.UU. es inmensa y esta selección cafetera despierta las máximas expectativas).

Y una hora después, Brasil-Costa Rica tuvieron 67.158 pagantes. Las taquillas son apenas una entrada del colosal movimiento económico que genera la Copa. El parqueo en los estadios es otro, fantástico, va de 40 a 100 dólares según la cercanía con el escenario; las comidas son otro, en Estados Unidos el público acostumbra ir a comer al evento deportivo.

El mercadeo de camisetas, bufandas, gorros, etc., un rubro más. La publicidad en las pantallas y el movimiento colateral que genera en hotelería, restaurantes, empresas de movilidad como UBER, en las compañías de aviación.

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Y, por supuesto, lo grueso: la venta de los derechos televisivos. La Conmebol informó oficialmente el lunes el alcance global de la competición: los partidos van a 192 países, o sea al mundo entero. La ONU tiene 193 miembros. Alguna islita habrá quedado descolgada, el resto, todo. Se está cumpliendo lo previsto: la Copa América en Estados Unidos es un monumental fenómeno de ingresos.

Es altamente probable que genere unos 2.000 millones de dólares en conjunto. Pero la selección que se va en primera fase se llevará míseros 2 millones. Por esto no será sencillo devolver el torneo a Sudamérica. En cualquiera de nuestros países no se recaudaría ni el 10% de estas cifras. Nuestras mismas asociaciones pedirán que se juegue allá.

Los números que no son tan elevados son los de goles: 15 en los primeros 8 partidos: no llegan a 2 de promedio, 1,88. En ese contexto, tal vez los partidos más bonitos de la primera fecha sean Uruguay 3 – Panamá 1, por el persistente ataque de Uruguay, por los progresos de Panamá, y Colombia 2 – Paraguay 1.

Este último, un duelo áspero, vibrante, de alta tensión, en el que Colombia confirmó la presunción de que hará un excelente torneo, incluso llegar bien arriba. La tarea de Néstor Lorenzo allí es redentora, tomó una selección vencida, atribulada, sin figuras, y la convirtió en una eficiente maquinaria que hilvana 21 partidos invicto, con 16 triunfos y 5 empates. Lo insólito es que Colombia, que juega al ras, ganara haciendo dos goles de cabeza… ¡a Paraguay…!  

A diferencia de otras selecciones anteriores, esta Colombia no promete, cumple. Sabe a qué juega, se despliega en campo contrario, tiene variantes de gol. Y está funcionando sin 9, porque da la ventaja de jugar con Borré, que ni es referencia de área ni es goleador.

Tampoco muy influyente en el juego. Pero ¿quién puede contradecir al técnico Lorenzo…? Ha puesto feliz a un país. Le ha dado un estilo de juego a Colombia y, sobre todo, una mentalidad ganadora. La selección que batió un récord de ineficacia en la Eliminatoria con 7 partidos sin gol ahora tiene gatillo fácil, convierte seguido.

Ha encontrado un once fijo, potenció a todos los jugadores, recuperó a James Rodríguez, gestor de los dos goles con exquisitos centros. James, sin dudas, es el mejor centrador del mundo. Por encima de Messi, de Alexander Arnold, de Modric, de Kroos… Se lo ve exultante a James ahora. Lo increíble: no lo tenía nadie a Lorenzo, es un descubrimiento tan notable como el de Machu Picchu.

No obstante su derrota, vimos un nuevo Paraguay. Volvió a verse aguerrido como antes, pero con variantes y tres o cuatro elementos ofensivos que, si Garnero los junta, pueden hacer ruido: Julio Enciso, habilísimo y talentoso, Micky Almirón -ambos actuando en Inglaterra-, Ramón Sosa, de quien se rumorea pasará a Europa en 20 millones de euros, y el ya conocido Ángel Romero. Cuatro que saben mucho. Está en el técnico atreverse a ponerlos.

Y luego Brasil, este Brasil desteñido, una rémora de aquellos Brasiles de tiempos pretéritos, donde había cinco o seis monstruos. Empató 0 a 0 con una Costa Rica que puso una línea de cinco pegada a su arquero, otra de cuatro al borde el área y uno más corriendo a los volantes rivales. Como contaba el Chiqui Úbeda un 10 de Huracán, cuando le preguntaban por un técnico argentino ya fallecido: “Antes del partido hablaba con los periodistas y les decía: ‘Vamos a salir a buscar el partido’. Después, cuando estábamos en el túnel para entrar al campo nos paraba y cambiaba el discurso: ‘Muchachos, ocho atrás y dos defendiendo’…”

Esa fue la forma de Gustavo Alfaro, pero le dio resultado: le arrancó un empate a Brasil. Que pujó y pujó, dominó los 98 minutos, pero no tuvo claridad. “Hoy se estrena Brasil en la Copa en busca de una nueva identidad”, tituló el lunes Folha de São Paulo. Al menos ahí no la encontró. Fue el mismo equipo mediocre de la Eliminatoria, en la que marcha sexto con 7 puntos sobre 18 disputados y sin grandes figuras. Vinicius se fue reemplazado después de fracasar por completo ante el marcador Jeyland Mitchell. “Una actuación digna de un Balón de Hojalata: cero finalizaciones, ningún regate completado y 18 balones perdidos”, escribió el diario Sport, de Barcelona. Fue reemplazado a los 70 minutos.

“Brasil tuvo un debut frustrante”, tituló Tostão en su columna de la Folha. “Le faltó calidad para construir maniobras de ataque desde el mediocampo”, agregó el excrack. El flamante entrenador Dorival se quejó del juego defensivo de los Ticos.

“Dorival Junior, con un equipo repleto de estrellas que juegan en las mejores ligas del mundo, criticando el juego de Costa Rica, que salió ayer con un once repleto de chavales sin ninguna experiencia internacional. No le pudieron hacer un gol a un portero que juega en la tercera categoría del fútbol español y resulta que el problema fue el planteamiento defensivo de Alfaro. Llevan sólo 2 victorias en 9 partidos y 5 encuentros no amistosos consecutivos sin ganar y ahora el problema va a ser el sistema defensivo de Costa Rica. Váyase usted a esparragar y devuelva a Brasil a donde merece, que ya va siendo hora”. Esparragar: echar a una persona de un lugar, su actitud me crispó y lo mandé a esparragar.

El tema es que Colombia navega a toda vela y no es descabellado pensar que clasifique como primero. Si ello ocurre, Brasil podría ser segundo y se encontraría con Uruguay en la fase siguiente. Un Uruguay que es una tromba física y voraz en ataque. Se cumplió la primera fecha de la Copa, no es para descorchar champán, tampoco decepcionante.

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¿Hay una Copa América…?

Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 24 de junio de 2024 / 23:25

“Hay dos países donde en la prensa escrita no existe la Copa América 2024: Estados Unidos y, más marcadamente, Brasil (¿el país del fútbol…?)”. La sentencia corresponde a Ricardo Vasconcellos, editor de Deportes de El Universo.

Efectivamente, si uno se guía por esos medios, casi no se entera de que se está disputando una Copa. Brasil siempre vivió un poco de espaldas al resto del continente, es como otro mundo. Y en Estados Unidos apenas si aparece alguna noticia en los periódicos en castellano.

En el Diario Las Américas, de Miami, de habla hispana, la sección deportiva está encabezada por una amplia nota sobre la Copa Stanley, de hockey sobre hielo, el anuncio de un duelo en los Oilers de Edmonton y los Panthers de Florida. A un costado, mucho más pequeña, la información del estreno estadounidense en la copa de fútbol: “EEUU debuta con mano dura sobre Bolivia en Copa América”, titula, con una fotito de Pulisic.

Folha de São Paulo, el diario más importante de Brasil le da, entre muchas otras noticias, un mínimo recuadrito al legendario torneo sudamericano: “Brasil se estrena en la Copa América en busca de una nueva identidad”. Y adentro da la misma noticia junto a otras de básquet, vóley y una de Flamengo donde, dice, le desapropian el terreno donde iba a construir su estadio.

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Lo mismo acontece en Globoesporte, de la Rede Globo, en la revista Placar y otros. ¿Será que esta Selección Brasileña no despierta emociones…? Nosotros cubrimos la Copa América 2019 en Brasil y tampoco el despliegue era importante, aún jugándose allí. En el resto de los medios sudamericanos las coberturas son amplias, con suplementos, ediciones especiales, guías para seguir la Copa y muchas páginas.

La Razón, nuestra Razón, dio en su cuadernillo de deportes 16 páginas, 14 de ellas dedicadas a la Copa, y este lunes, 12. También regaló fixtures de bolsillo, de la Eurocopa y la Copa América. Olé, de Buenos Aires le destina 20 páginas diarias. El Universo otorga entre 5 y 6 páginas cada día a la Copa, sin contar que en su portal de internet y en redes sociales publica innumerables novedades del torneo.

Coincidentemente, en ambos países no se ha parado el campeonato local. La Major League Soccer sigue normalmente, hasta con dos fechas por semana. Y el Brasileirão marcha a todo vapor, jugándose también miércoles y domingo. Aparte, la Selección Brasileña actual, aunque pueda lograr el título, no conmueve a las multitudes. A propósito: Vinicius es hoy el principal candidato a ganar el Balón de Oro (Bellingham se desinfló un poco en la Eurocopa), pero ¿atrae público…? ¿Alguien irá al partido de Brasil para ver a Vini…? Pareciera haber un Vinicius popular y admirado en Madrid y otro en la selección, donde aún debe componer su historia. Aunque esta puede ser su eclosión con la Verdeamarilla. Cumplirá 24 años en pleno torneo, está en su cénit. Veremos.

Estados Unidos jugó su primer partido ganando 2-0 a Bolivia. Weston McKennie, el volante norteamericano de la Juventus y excepcional cabeceador, fue titular. Le había pegado un palo a la competición: “Es frustrante estar en un estadio con capacidad para 70.000 personas y que apenas entren 25.000. No hay atmósfera. Los terrenos son irregulares, se rompen a cada paso. En la Eurocopa todo el mundo juega en campos grandes y con césped espléndido. El juego se ve afectado positivamente”, reclamó. Sin embargo, ante Bolivia se registraron 47.873 asistentes, o sea el 59,84% de ocupación del AT&T Stadium de Arlington, en Dallas.

El problema con los rectángulos de juego es que son escenarios de fútbol americano y poseen campos sintéticos. Y, para la Copa, algunos simplemente han pegado planchas de césped encima del original, que no siempre agarra bien. Esto hace que los panes se deslicen o bien se levanten. De allí la queja de varios técnicos y futbolistas.

Bolivia sufrió un dominio aluvional en los primeros veinte minutos del juego con los locales, algo realmente pocas veces visto. A los 30 segundos ya su notable arquero Viscarra había salvado dos jugadas netas de gol. Y antes de los tres minutos perdía 1 a 0. Bolivia estuvo en algún momento en el pelotón de abajo de Sudamérica junto a Ecuador y Venezuela, pero la Vinotinto creció notablemente y Ecuador ni hablar, ha alumbrado excelentes futbolistas y para algunos es el tercero de Sudamérica, en cambio la Verde quedó atornillada al último puesto. “Todos avanzaron y Bolivia no sólo se estancó, retrocedió”, se lamenta Carlos Mesa Gisbert, expresidente de la República e historiador futbolístico. El partido terminó apenas 2-0 porque Estados Unidos pareció levantar el pie del acelerador. Bolivia no contrata técnicos consagrados para su selección (el actual es Antonio Carlos Zago, brasileño) y tampoco trabaja en la formación de juveniles. Y cuando no hay abajo, no hay arriba. Por ahí pasan sus males y sigue engrosando decepción tras decepción en los torneos internacionales. Si sumamos Eurocopa y Copa América son 40 participantes, Bolivia está último entre los 40 en el Ránking Mundial en el puesto 84. Una pena porque se trata de un país muy futbolero, como los demás de América del Sur.

“Que los jugadores pongan actitud, corazón”, eran los comentarios de los hinchas bolivianos en las redes. Nada que ver, los futbolistas dejan todo, simplemente son lo que son. No les da. En Bolivia hay una carencia de formación, no se trabaja en captar y producir jugadores. Y cuando no hay materia prima, la posibilidad de éxito es cero.

La costa este de Estados Unidos está sufriendo una ola de calor insoportable. “Hace semanas estamos con 38 /40 grados y con una humedad terrible. No puedes estar un minuto sin aire acondicionado”, dice Johani Ponce, periodista venezolana que vive en Miami. Allí, en el Hard Rock Stadium donde se jugará la final, ante 33.425 espectadores, Uruguay le ganó a Panamá 3 a 1. Partido raro. Pudo ser 6-1 o, en un momento, 1-1. Es el Uruguay de Bielsa, fuerte candidato por su entrega y por su voluntad de ir hacia adelante. Ataca, finaliza, recupera y enseguida vuelve a atacar. Una y otra vez. Falló muchos goles. Darwin Núñez, delantero inaguantable por ambición y potencia, erró varios, pero hizo uno preciso de volea. El equipo uruguayo que saltó al campo tiene el promedio perfecto de edad: 26 años y 3 meses. O sea, juventud y experiencia.

Ronald Araujo, el magnífico zaguero del FC Barcelona, sufrió un golpe de calor y debió ser reemplazado. “Casi me desmayo”. En esta Copa no hay estadios refrigerados como en Catar. A aguantar…

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Jorge Barraza, columnista de La Razón

/ 23 de junio de 2024 / 23:39

La Copa América es el gran karma del fútbol ecuatoriano. Sus dolorosísimas estadísticas a lo largo de la historia en este torneo (ganó sólo 16 partidos sobre 126) echan sal en la herida y hacen aún más cruenta la derrota inaugural ante Venezuela.

Por inesperada y porque rompe la ilusión de arrancar, por fin, con el pie derecho en este torneo que le ha sido tan esquivo. También golpea doble por el exceso de confianza de mucha gente, entre la que se incluye a sus jugadores.

“Nosotros venimos acá a ser campeones”, dijo con total seguridad el zaguero Félix Torres un día antes del estreno, frase ya pronunciada por otros miembros del equipo, como si se tratara de un intento de autoconvencimiento.

Frase altiva que ni siquiera sale de la boca de jugadores brasileños, argentinos, uruguayos, colombianos. Estos hablan con cautela.

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Desde luego, el 1-2 ante la Vinotinto no significa la eliminación del torneo, pero complica mucho y es un mazazo a la ilusión. Para peor, que haya ganado México dificulta más el panorama, lo ideal era que empatara con Jamaica y quedaran ambos con un punto.

Hay que empezar por el minuto 18 con 24 segundos, donde una desgracia doble para Ecuador condicionaría el resultado final. Una buena apertura de Kendry Páez a la izquierda para Hincapié, devolución perfecta del lateral al punto del penal, Páez va a buscar y toca bien con derecha para gol, pero una milagrosa tapada del arquero Romo evita la conquista. Era el 1-0.

En el mismo instante, Enner Valencia comete una falta tremenda sobre el Brujo Martínez: planchazo en el cuello del venezolano. Enner no es un jugador violento, pero la falta fue insólitamente brutal y, tras ser amonestado, el VAR llamó al juez Wilmar Roldán para hacerle ver que era roja y no amarilla. Ecuador no abría el marcador, como esa bonita jugada merecía, y además se quedaba con diez.

Una auténtica fatalidad. Significaba quedarse sin su gran goleador por dos partidos, ése y el siguiente. Y jugar con diez los siguientes 85 minutos, porque el tiempo añadido fue muchísimo.

No obstante, un mal rechazo de Yordan Osorio y un notable gesto técnico de Jeremy Sarmiento en la pegada le permitieron a la Tricolor abrir la cuenta: ahora sí 1-0. Y estando en desventaja numérica. Incluso con justicia: Ecuador era más que una confundida Venezuela, que hizo un primer tiempo de espanto. Pero el hombre de menos y los acertados cambios realizados por Fernando Batista en Venezuela dieron un vuelco fundamental al juego. El dominio caribeño se acentuó, para redondear al final un 66% de posesión.

Los delanteros Jhonder Cádiz y Eduard Bello le cambiaron la cara a su selección y lograron los dos goles de la, hasta ahí, insospechada victoria vinotinto. En ambas acciones fue fundamental la experiencia y astucia de Salomón Rondón, primero para servirle el balón a Cádiz, quien con tiro bajo anotó, previo desvío en Félix Torres; luego, tras un centro de Alexander González, el veterano goleador conectó con una preciosa palomita, Domínguez salvó su arco atajando a medias y Bello aprovechó el rebote para enviarla a la red, en una acción en la que madrugó a William Pacho. Estando detrás del zaguero logró anticiparlo y convirtió. Reaccionó muy tarde Pacho.

Ahí se derrumbó Ecuador y, aunque quedaba tiempo de sobra para empatar, ya no tenía gasolina ni variantes ofensivas. Estando todavía 1-0 arriba, había salido Sarmiento, el mejor atacante, el más movedizo y peligroso, para que entrara Gruezo. Entonces Félix Sánchez alineó tres volantes de marca para contener el dominio venezolano, pero apenas un minuto después llegó el empate de Cádiz y Ecuador quedó en terapia intensiva, sin ofensiva. La derrota parecía inevitable y se consumó. Nuevamente un mediocampo exclusivo para luchar, con cero creatividad. Apenas unos metros adelante, Kendry Páez y, más arriba, Kevin Rodríguez como llanero solitario. Lo habíamos comentado en una columna anterior: es demasiado peso tirarle a un chico de 17 años la responsabilidad de crear todo el juego. No tiene socios, Páez. Además, sus virtudes técnicas son indiscutibles, pero entra poquísimo en juego. Tocó por primera vez la pelota al minuto 17. Puede llegar a ser una figura en Inglaterra, sin dudas, el tiempo lo revelará, hoy no es solución por sí solo.

Asimismo, se advierte una intención de hacerle sentir al rival el poderoso biotipo físico actual de Ecuador (Preciado y Gruezo son abanderados en este sentido), no obstante, hay que pensar más en la pelota, en jugar.

No es igual optimismo que triunfalismo. Hay una expectativa alta en Ecuador debido al hecho de tener varios jugadores actuando en Europa, pero este no es un factor diferencial, las demás selecciones también los tienen. Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia, Chile y otros cuentan con futbolistas en ligas importantes. Hasta Jamaica tiene 13 integrantes que militan en clubes de Inglaterra. También los títulos internacionales ganados por Liga de Quito e Independiente del Valle han sobreencendido la ilusión, al punto de considerar al ecuatoriano el tercer fútbol de Sudamérica. Y, por último, otro ítem que invita a la euforia es lo que se ha dado en llamar la Generación Dorada. Efectivamente, es dorada en defensa, del medio hacia adelante es una camada flaca en calidad y en cantidad. Y encima la defensa falló ante Venezuela en los dos goles. En el primero se durmió en un saque lateral, en el segundo hizo una siesta Pacho tras el rebote en Domínguez.

Igual, que quede claro: hay en general buenos jugadores y una mentalidad altamente competitiva, la entrega no puede ser puesta en duda, dejan todo. Esta derrota se puede dejar atrás con dos triunfos, pero hay que poner los pies sobre el piso, bajar las expectativas y la grandilocuencia, ir paso a paso.

Acerca de Sánchez Bas, hoy el hombre más detestado del Ecuador: tal vez no sea el técnico más adecuado. Lo que no se entiende es el apuro en ir a buscarlo inmediatamente después del Mundial sabiendo lo mal que le había ido con Catar. Pero es lo que le gusta a la dirigencia. Adora que tengan perfume europeo. Primero querían a Klinsmann, con asistentes alemanes, asesores alemanes y hasta con aguatero alemán. Luego fueron rimbombantemente por Jordi Cruyff, un fantasma de la dirección técnica que traía la receta para ser superpotencia mundial. Y tras aceptar a regañadientes a Gustavo Alfaro como última opción, porque no había más tiempo, volvieron por otro europeo. El hincha le apunta a Sánchez Bas, pero él no se contrató solo.

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