El tren de Rescalvo
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: el Tigre cierra los primeros cuatro partidos en Santa Cruz antes de irnos al parón de mes y medio por Copa América. El rival es Oriente Petrolero, un “refinero” castigado por una crisis interna de dimensiones gigantes; con siete jugadores “apartados” por “Tucho” Antelo.
Cuando termine el partido (con derrota) quedará a dos puntos del descenso indirecto en la tabla acumulada. Rescalvo solo repite tres jugadores con respecto a la última victoria ante Guabirá.
Son Bustos, Chura y Miranda (amén del verdadero intocable Viscarra, apellido legendario en la historia gualdinegra con aquel gran goleador de los años 30/40, el “Pichín” Viscarra). Hay surazo en la capital oriental y la hinchada cruceña stronguista se hace presente, como siempre.
Nudo: la primera parte no es buena para el gualdinegro. Los hermanos Rescalvo se desesperan en la banca. El Tigre no tiene/sostiene la pelota. Al “refinero”, el diesel le dura un cuarto de hora.
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Parece una radiografía del país. La semana sin prácticas pasa factura. Irá de más a menos. Al contrario que The Strongest que sabrá manejar los tiempos e imponer su chapa, su jerarquía. Una de las “novedades” del “team” Rescalvo son las jugadas preparadas a la salida de los saques de esquina.
En uno de esos “corners” vemos un trencito con cinco vagones gualdinegros. Todos se han subido -no a la vagoneta- sino al tren de la dupla española. Ya va a partir el tren, gualdinegro, ya va a partir el tren.
Desenlace: la “bronca” en el vestuario surte efecto. Y los cambios, también. Ursino ocupa el lugar de López y Ortega se coloca en la media punta (en vez de Angulo, quedando Miranda, como nueve). El dibujo no se mueve: es un 4-4-1-1. El Tigre de la segunda parte se parece (mucho) más al Tigre de Rescalvo. Hace presión alta y roba arriba.
Sostiene/tiene más la pelota. Y así, a la hora, llega el gol de Miranda a pase de Chura. ¿Cómo ha recuperado el valenciano a estos dos jugadores? No lo sé pero Chura vuelve a ser ese Chura que nos enamoró a todos con su gambeta zurda; y Bruno regresa a su momento más dulce: todo lo que toca va para dentro.
Con 20 minutos por delante, Rescalvo se da el lujo de preparar/ensayar el partido de la Libertadores en Brasil y ordena línea de cinco atrás con la entrada del “Maxi” Caire. Y de yapa, da minutos a Triverio (por Miranda) para que el nueve no pierda ritmo. Mucha cosa, pariente.
Post-scriptum: El tren de Rescalvo sigue invicto en el torneo liguero desde que llegó a Bolivia. Con mes y medio para trabajar/aceitar, el gualdinegro no tiene techo; podrá rozar “un cielo celeste que me mira y me miente”, como canta Basualdo y su banda El Último Cocalero, la mejor banda de “blues” de la ciudad.