El Tigre no sabe perder
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
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Introducción: es el segundo “round” entre los púgiles Wilstermann y The Strongest. Cabanillas -también platinado esta vez- cambia nueve hombres del “eleven” que ganó al Rojo por la Copa.
Solo sobreviven Arias y el entonado Isnaldo. El resto son los habituales titulares del torneo liguero: Viscarra vuelve al arco; la defensa son los de siempre (Bustos-Pedraza-Jusino-Roca); el doble cinco es para Quiroga y López; por los costados, Chura e Isnaldo; y arriba Ortega y Arias. Es un 4-4-2 con una novedad táctica: Ortega va de punta por izquierda. Acabará retrasándose para tener la pelota y jugar de enganche, su posición favorita.
La dupla Díaz-Ramondino no cambia a nadie: juegan los mismos que no pudieron vencer al campeón. Wilstermann necesita los tres puntos para abrochar la Sudamericana. No lo logrará por culpa del enésimo planteamiento conservador, timorato y ratonero del técnico argentino.
Hay dos por uno por el Capriles. Hay menos gente que el otro día. “Pipo” recibe una camiseta por los 200 partidos; y la dupla argentina otras dos por sus cien. El fútbol es un deporte generoso.
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Nudo: el partido -cerrado- va a tener un ritmo monótono. Nota mental: eufemismo que sustituye al vocablo aburrido. El Tigre no se juega nada, salvo el honor. Y el “Aviador” pareciera que no se jugara nada. Los de Cabanillas van de menos a más. El mejor de los “rojos” es el ex gualdinegro Chumacero (de más a menos). El Tigre abusa del pelotazo a la olla, buscando al soldado Arias. Con cambios de frente y en plan dominador, la visita crece pero apenas inquieta la valla del “Pipo”. El cero-cerismo es ley. Ninguno quiere ganar.
Desenlace: el libreto de la segunda es una “fotocopia idéntica”. Los de Díaz/Ramondino se meten más atrás para jugar como le gusta a la dupla: a la contra, confiando a ciegas en el soldado “Papu” (el hombre que pertenece a Bolívar y volverá seguramente a la Academia por su excelente temporada). En uno de esos contragolpes y gracias a los errores no forzados del Tigre llega el uno a cero, obra y gracia del teniente Amaral.
El Tigre no encuentra los espacios pero tiene pelota y paciencia. En una bola filtrada por Leo López (¿quién sino?) llega un desborde de Valda (que ha entrado en el descanso por Bustos) y un penal que cambia por gol el soldado Arias, fusilando al general “Pipo”. Wilstermann se dejará dos puntos vitales porque Díaz no puede dejar de ser Díaz (incluida su tardanza a la hora de hacer los cambios).
Post-scriptum: el tercer “round” (el más importante) llegará el domingo diez para la vuelta de los cuartos de copa. Cabanillas -in crescendo en su tarea de técnico- debería apostar por los titulares. La hinchada quiere otra, otra vuelta, otra.