El avión y la tortuga
Imagen: Archivo La Razón
Ricardo Bajo
Imagen: Archivo La Razón
Introducción: la Sociedad Deportiva Palmeiras y el Club Bolívar -ya clasificados a octavos de la Libertadores- se juegan el primer lugar del grupo.
Ninguno quiere quedar segundo y chocar con primeros como Boca, Inter, “Flu” o Paranaense. Los dos desean definir de local en el “mata-mata”.
La presidenta de Palmeiras, Leila Pereira, acaba de comprar un avión de 60 millones de dólares para que viaje el equipo.
El fútbol en Brasil está en otro nivel. La hinchada del “Verdão” reclama fichajes, entradas más baratas y canta: “Tía Leila, presta atención; mi Palmeiras no necesita avión”.
Beñat sorprende con un nuevo dibujo (4-2-3-1): vuelve a la línea de cuatro. El vasco nunca estuvo muy conforme con el sistema que prefieren los jugadores (desde la era Zago): los tres centrales con dos carrileros para protegerse mejor. En la banca hay duelo de europeos: portugués (Abel Ferreira) contra vasco (Beñat San José).
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Nudo: la “Academia” se atreve de inicio con presión alta; va a terminar arrollada por el “avión”. Beñat coloca a uno de sus mejores hombres -Villamil- fuera de su sitio.
Primer error. El tarijeño va de ocho y en el costado derecho perderá toda la noche al carecer de velocidad para marcar al lateral zurdo uruguayo Piquerez.
La línea de cuatro sufrirá especialmente por el lateral derecho de Jesús Sagredo. También hace aguas por el medio donde el “doble cinco” (Justiniano y Saucedo) es improvisado.
Segundo error. Roberto Carlos Fernández, en el tridente ofensivo por izquierda, también está fuera de sitio.
Tercer error. Y “Patito” -de enganche- no sabe donde tiene que jugar. Cuarto error. Bolívar insiste en jugar con su arquero cuando Lampe no sabe salir con los pies.
Quinto error. ¿De verdad tiene dudas el seleccionador Costas sobre quien debe ser el arquero titular de Bolivia?
Desenlace: los de Ferreira no dan descanso y salen en modo avasallador con toques de primera. A la hora, Beñat se da cuenta del desastre táctico.
Saca a un Saucedo (deprimente) para meter a Hervías que ocupa el sitio Villamil, volviendo éste a su lugar. Así, mejora el juego hasta que el vasco hace un cambio inexplicable: Sagredo por Algarañaz.
A estas alturas, los jugadores no saben donde están parados: sin marca, descolocados/desconocidos, muertos físicamente. Así llegarán dos goles más del “Verdão”, el equipo con mejor puntaje en toda la Copa.
Total: cinco errores y cuatro goles en contra.
Post-scriptum: la diferencia entre el fútbol brasileño y el boliviano no solo está en la cuenta del banco; está en la velocidad. Mientras uno va a en avión, el otro camina a paso de tortuga. Si Bolívar quiere avanzar como en 2014, su entrenador debe dejar de improvisar.
(29/06/2023)