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‘Cuando deje de jugar, tiraré el televisor’

Jorge Barraza, columnista de Marcas

/ 16 de octubre de 2022 / 23:17

Faltaban 8 minutos más el descuento en el Estadio Olímpico de Montjuïc. El FC Barcelona vencía al Espanyol 1-0 en el derby de Cataluña y el cuarto árbitro, desde el costado, marcó cambio: sale Deco, entra el número 30, Lionel Messi, un chico de 17 años. Fue el 16 de octubre de 2004.  Ese día, sin que nadie lo advirtiera, un genio hacía su estreno en el fútbol profesional. El tiempo iba borrando la fecha, luego la leyenda de Leo la convirtió en efeméride. Pasaron dieciocho años. ¿Cómo imaginar que esa menudencia de 55 kilos y 1,69 nos regalaría miles de gambetas, túneles, pases-gol, controles sublimes, amagues y enganches deliciosos, arranques fulminantes siempre en línea recta al arco, internándose por estrechos pasadizos, entreviendo pases puerta a puerta para compañeros agradecidos…? ¿Cómo aventurar que estaríamos frente al rey del uno contra uno…? Goles a los ángulos, de derecha, de cabeza, picándosela al arquero, eludiéndolos, de emboquillada, de tiro libre… Tantas capacidades juntas posibilitaron decenas de títulos y goles, pero ese es el costado prosaico de su obra, el poético es el otro, el juego. Su fútbol razonado, aún a toda velocidad, pleno de sabiduría. En la relación con la pelota es el as de oro, mata la carta que venga.

Leo no es un jugador, son cuatro dentro de ese breve envase: la seriedad competitiva de Di Stéfano, el sentido del gol de Pelé, la habilidad extrema de Maradona y la inteligencia superior de Bochini.

Dieciocho años después de aquel cambio por Deco, atraviesa un momento fantástico, acaso el mejor de su carrera en cuanto a visión periférica, construcción de juego, generación de situaciones de gol, asistencias, creación de maniobras de ataque que desnivelen las pobladas defensas. Hace unos días, una estadística de Opta reflejaba que es el jugador más peligroso de las cinco grandes ligas europeas midiendo remates al arco y jugadas de gol creadas. Jamás un futbolista mantuvo tan alto nivel de excelencia durante dieciocho años. “El tiempo debería hacer una excepción con Messi”, tuiteó Diego Latorre. ¿El secreto de su extraordinaria vigencia…? Ama jugar a la pelota, entrenar haciendo el rondo y pateando tiros al arco, pasar horas en el vestuario, concentrar con sus compañeros. Y en la vuelta a casa, mensajearse con otros futbolistas, ver partidos por televisión, ensayar tiros libres y jugar con sus hijos en la canchita del fondo. Ama el fútbol. Y eso hace la diferencia.

Su último gol, al Benfica por Champions hace doce días, podría ser el mejor de la carrera de cualquier futbolista, incluidos los grandes, en Messi es uno más, reluciente, pero una perla más en el fondo de su mar de tesoros inagotables. Y son 781 goles. ¡Setecientos ochenta y uno sin ser delantero neto…! Ahí mueren todas las discusiones. Incluso puede que sume algunas docenas más. Esta actividad nunca había asistido a tal dualidad: que el artista del pase-gol sea además una máquina de gol.

“Soy Ronaldista y Messi no es mi ídolo, me parece un jugador frío -analiza Ricardo Montoya, periodista peruano, además de psicólogo y profesor de literatura-, pero indudablemente es el mejor de la historia, su nivel de perfección técnica es increíble, nunca vi nada igual. Tiene todo: gol, definición, pase, gambeta, maneja los dos perfiles, tiene pelota parada. No ha habido un jugador así. Si alguien prefiere a Pelé o Maradona está bien también, pero este es el mejor”. En cambio, Ricardo Vasconcellos, brillante opinador, editor de Deportes de El Universo, es resueltamente más enfático: “Messi no jugó solo 7 partidos en un nivel excepcional (México ‘86), sino 700. Para mí es el mejor que vi y, cuando se retire, el fútbol volverá a ser común y corriente”. Cierto, todo lo ha dado en copiosas cantidades, triunfos, bellezas, genialidades.

Hay una partida de póker, juegan Di Stéfano, Pelé, Maradona y Messi. Los demás, en otras mesas. En tal escenario, Leo saca una cabeza. Los técnicos y jugadores -en ese orden-, las personas que más saben lo que se puede hacer o no dentro de un campo de juego, por amplísima mayoría, coronan a Leo como el uno de la historia.

“Pero no fue campeón del mundo”, objetan sus muchos ateos (cada vez menos). Nadie es campeón solo, el fútbol es un juego de once. Se necesita un excelente entrenador y grandes compañeros. Y que todos estén en forma durante el mes mundialista. Si el fútbol fuera un deporte individual, como el tenis, Messi jugaría mil partidos y ganaría los mil. ¿Brasil fue campeón por Pelé en 1970…? ¿O por su constelación de monstruos…? La delantera formaba con Jairzinho, Gerson, Tostão, Pelé y Rivelino. Bien, si sacamos a Pelé y ponemos a Messi en ese quinteto, ¿no sale campeón…? No sólo sale, tal vez gane 10 a 0 todos los partidos. La hazaña de Leo es superior a eso: haber sido subcampeón con compañeros tan terrenales como Chiquito Romero, Zabaleta, Campagnaro, Garay, Rojo, Biglia, Enzo Pérez, Lavezzi, Higuaín, Palacio, Augusto Fernández, correctos elementos que acariciaron la gloria eterna por compartir con el 10.

Tampoco es que quedó virgen con la celeste y blanca: fue campeón mundial juvenil siendo el goleador y la estrella del torneo; campeón olímpico, de América, marcó 90 goles, más que ningún otro futbolista sudamericano.

El fútbol es juego, pasión, entretenimiento e industria. Reina sobre los demás deportes por el grado de dificultad: es el único que se juega con los pies. Y el fútbol de este tiempo supera largamente al de hace cincuenta o sesenta años por la misma razón: su nivel de obstáculo. Hoy es infinitamente más complicado lograr proezas por la velocidad, la presión, la intensidad, porque se defiende con once, hay menos espacios y se enfrenta a atletas de alta competencia. Antes el marcador más cercano estaba a cinco metros, hoy a veinte centímetros. En esta época escribió Messi su leyenda. Eso explica su primer puesto en casi todos los ránkings.

“Anda bien, pero en Francia…”, detractan los soldados del ya diezmado ejército de contras. La francesa es una liga africana con clubes galos. La potencia física imperante allí es atemorizante. Hay otras con mejores equipos (Inglaterra, España, Alemania, Italia), pero no es una liga de granjeros. Francia es el medio que más cantidad de figuras genera desde hace treinta años: Zidane, Henry, Thuram, Desailly, Cantona, Blanc, Pires, Vieira, Ribery, Benzema, Mbappé, Kanté… Ningún granjero.

Más allá del rectángulo está el deportista intachable, el ídolo manso, el personaje tímido y silencioso que acrecienta su leyenda. El que hace un mes enloqueció a Estados Unidos. “Nunca se vio una euforia igual con un futbolista en este país”, dice Luis Sánchez, peruano, columnista del Miami Herald. “Es un mago, el Harry Potter del fútbol. Cuando deje de jugar, tiraré el televisor”, exagera Christian Vieri. Y ya está rumbo a los 36…

Hace mucho tiempo escribimos: no se pierdan un minuto de Messi, estamos viendo la historia del fútbol. La hemos visto. Tuvimos la suerte de ser sus contemporáneos. Y dieciocho años para disfrutarlo. De ahora en más, todo lo que quede es propina.

‘¡Marquen a los nuestros…!’

Jorge Barraza, columnista de La Razón

Por Jorge Barraza

/ 9 de febrero de 2025 / 22:04

Con su 5 a 0 a domicilio al Valencia por Copa del Rey, el Barcelona alcanzó un impresionante promedio de 3,11 goles por partido. Desde la llegada de Hansi Flick dejó los pases laterales, la cadencia, la posesión y va directo al ataque.

Juega al espacio para Lamine Yamal, Raphinha y Lewandowski y estraga defensas. En once ocasiones marcado 5 goles o más. Y aunque falta todavía mucha temporada, está a un solo gol de igualar su marca global del curso 2023-2024. El año pasado cerró con 110 goles en 53 partidos, ahora está en 109 con 35 salidas al campo.

Es un rodillo. En los dos choques de Copa le anotó 12 al Valencia: 7-0 y 5-0. Esto nos trajo a la mente un suceso acaecido en los albores del profesionalismo, referido por viejos maestros del periodismo que nos dieron aulas de profesión en nuestros inicios.

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Los hijos y los nietos, felices

Hace ya muchos años -86 exactos- el Racing Club de Corbatta y Perfumo, actual campeón de la Copa Sudamericana, produjo un hecho sensacional, que seguramente es un récord mundial, sobre todo por haber acontecido en el máximo nivel de juego. Marcó 8 goles en tres partidos consecutivos.

En tres domingos, uno detrás del otro, 24 gritos. Y en partidos oficiales. El 2 de octubre de 1938, en Avellaneda, aplastó a Platense 8 a 2. Siete días después, en La Plata, goleó a Estudiantes 8 a 2, y el 16 de octubre, nuevamente en su viejo estadio de madera, le hizo 8 a Lanús: 8 a 1.

Una proeza goleadora jamás repetida. Diez de esos goles fueron de Evaristo Barrera, un cordobés tan grandote que le llamaban “El Ómnibus”. Al año siguiente Racing lo transfirió al Lazio de Italia y, dicen, no volvió nunca más, ni de vacaciones, murió allá. Había surgido del mismo club de Dybala, Dertycia y Mario Kempes: Instituto.

Otros seis tantos fueron del Chueco García, de cuya fabulosa pierna izquierda supimos también por nuestros mayores. “La derecha la usaba para caminar solamente”, evocaba mi padre, simpatizante de Rosario Central, donde el zurdo deslumbró. Contaba maravillas del Chueco, refería una costumbre suya de limpiar todo el camino de rivales y dejársela en bandeja al “9” para que anotara, tras lo cual le decía “¡servido…!”.

También fue el ídolo del escritor Osvaldo Bayer, otro centralista irredento. Enrique García rivaliza con Félix Loustau, de River, y con Juan Ramón Verón y Oscar Mas por el cetro de mejor puntero zurdo de la historia del fútbol argentino. No obstante, hay coincidencias en sentar en el trono al Chueco.

Los hinchas y los diarios le amontonaban apodos como si fueran ofrendas florales: El Fenómeno, El Imparable, El Mago; finalmente se impuso y perduró para siempre El Poeta de la Zurda. Era de la época de los wines-wines, esos sujetos peculiares pegados a la raya que hacían maravillas y tiraban centros venenosos, más orgullosos de bailar al marcador que de marcar goles.

Enrique García excitó tribunas en los años ’30 y ‘40. Los futbolistas estaban lejos todavía de adueñarse del fútbol (hoy son los patrones que deciden cuando se van, cuando se quedan). El romanticismo era un manto que abrigaba toda la actividad. Se jugaba por el aplauso, por la camiseta y por el honor. Los jugadores soñaban con el pase a un cuadro grande, pero si se daba, se daba, si no, felices igual.

Con el Chueco se dio el primer caso de la historia en que hubo de recurrirse a una votación para decidir si era transferido o no. Defendía los colores de Rosario Central y Racing ofreció un dineral por su pase. Los hinchas centralistas no querían saber nada de perder al gestor de sus mayores alegrías domingueras. Se opusieron tenazmente. Sin embargo, la plata estaba, y era grande.

La directiva, para no sufrir costos políticos, llamó a asamblea de socios. Que decidieran ellos. Y se votó por el sí. En enero de 1936 Racing pagó unos 12.000 dólares más lo recaudado en un partido amistoso entre ambos. Era una cifra altísima. El Chueco se mudó a Avellaneda, para felicidad de la grey racinguista.

El segundo caso, en Argentina, se dio también en Central. Había surgido otro gigante: Mario Kempes. El Valencia de España lo quería sí o sí. El público canalla decía no y no. Y se llamó a votación. Se impuso, como siempre, el vil metal. Y el Matador se convirtió en el ídolo supremo de la historia futbolera valenciana. Nadie lo supera hasta hoy.

Hubo dos casos más de voto popular, estos dos en Uruguay. El primero fue el de Alcides Silveira, el inefable Cacho, fantástico zaguero y volante. Jugaba en Sud América, clubcito montevideano donde también apareció Alzamendi. Lo pretendía Independiente y la gente se oponía a venderlo.

Hubo sufragio. Aquí la anécdota: todos lo querían a Cacho, mas en la asamblea sorprendieron muchas voces desaprobatorias. “Que se vaya”, “No lo queremos…”, “Fuera, vendido”, “Andate, mercenario…” Resultado: ganó el sí. Pero ¿Qué había sucedido? ¿Por qué esos gritos? Pícaro, Cacho pretendía emigrar a toda costa y llevó a la asamblea a amigos, primos y vecinos. Ellos eran los que gritaban, armaron el clima e influyeron en los votantes.

El último, en 1983, fue el de Enzo Francescoli. Los parciales de Wandereres lo querían matar a Mateo Giri, presidente del club, por intentar cederlo a River Plate. Y el hombre se lavó las manos: que lo decidan los socios en asamblea. Ganó la venta y Francescoli pasó a ser un histórico de los Millonarios. Wanderers sigue igual.

Además de fantástico gambeteador, el Chueco fue un personaje que hablaba todo el tiempo en el campo. Ocurrente, bromista con sus compañeros, irreverente con los rivales. Más de una vez, luego de una jugada genial, volvía por donde había pasado y frotaba el césped con sus botines, como cepillándolo. “¿Qué estás haciendo…?”, le inquirían sus compañeros: “Estoy borrando la jugada para que no me la copien”, respondía.

Ponciano Souto, masajista de Racing durante aquellos años, contaba que cuando le tocaba trabajar sobre la pierna derecha del Chueco, éste le decía: “Esa no, esa dejala, ni la toques que la tengo de palo”.

Sin embargo, aquel Racing ultragoleador lo ponía muy serio a Enrique. Le tocaron años malos, sin títulos. Era un equipo muy irregular. Después de aquella proeza de los 24 goles en tres fechas, perdió con Tigre 2 a 1, con Independiente 3 a 2 y con San Lorenzo 5 a 3. El Chueco deslumbraba, el ataque era contundente, pero la defensa era un peligro, recibía muchos goles, sobre todo de cabeza. Una tarde, ante un nuevo córner para el rival, García bajó gritando “¡Marquen a los nuestros…!”

La frase entró en la mitología popular y el fútbol, constituido en una metáfora permanente de la vida, la incorporó a las cosas cotidianas.

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Ascarrunz y Pacheco, hoy en La Razón

/ 15 de enero de 2025 / 09:01

¿The Strongest es un club secuestrado…? ¿Por qué se perpetúa la crisis institucional en el club de Achumani…? ¿Hasta cuándo será gobernado interinamente…? ¿La Federación Boliviana de Fútbol tiene atenazado al club…? ¿Quién contrata técnico y jugadores…? ¿Montes, elegido democráticamente, no puede reasumir…? ¿En catorce meses no se han podido adecuar un puñado de artículos de los estatutos…?

Todos los interrogantes serán develados hoy a las 12.00 en Fútbol sin Anestesia, por el streaming de La Razón y en Palenque TV a través de una entrevista con Douglas Ascarrunz y Jorge Pacheco, expresidentes atigrados que se reunieron ayer a la mañana con Fernando Costa, titular de la FBF, para tratar de encausar institucionalmente al club oro y negro.

(15/01/2025)

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‘Montes puede asumir, nunca fue notificado’

Montes nunca fue notificado de sanción alguna, por lo que podría reasumir su cargo se supo en Achumani

Héctor Montes en su etapa anterior en la presidencia de The Strongest

Por Jorge Barraza

/ 3 de enero de 2025 / 13:01

Alguien alertó a Héctor Montes de que, pese a que el Tribunal Constitucional Plurinacional lo restituía en el cargo de presidente de The Strongest, no podría hacerlo por una suspensión de 2 años que le habría impuesto la Federación Boliviana de Fútbol, en la que, al parecer, encuentra grandes resistencias.

Por ello, Montes no acudió la mañana de este viernes al club para reasumir sus funciones en prevención de encontrar algún tipo de conato o resistencia. O para evitar un mal momento. The Strongest es un club excesivamente politizado. Por ello fueron de avanzada el vicepresidente Jorge Nolasco y el directivo Marco Villegas para examinar en detalle la situación legal.

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Héctor Montes restituido como presidente de The Strongest

No obstante, apersonados en el Complejo de Achumani para recabar información, periodistas de La Razón fueron informados de buena fuente que Héctor Montes nunca fue notificado de sanción alguna, por lo que podría reasumir hoy mismo su cargo.

Una veintena de periodistas se dieron cita en el complejo de Achumani esperando encontrar a Montes, pero éste no estaba y tras una hora de espera los periodistas fueron notificados de que no habría rueda de prensa, por lo cual se retiraron.

(03/01/2025)

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Héctor Montes restituido como presidente de The Strongest

Las esperadas elecciones en The Strongest no tendrán lugar: Héctor Montes fue restituido como presidente de la entidad decana del fútbol profesional boliviano. El Tribunal Constitucional Plurinacional con asiento en Sucre dejó ayer por la tarde sin efecto la medida por la cual había separado de su cargo al dirigente atigrado.

Héctor Montes delante de un mural en el Complejo Deportivo de The Strpngest

Por Jorge Barraza

/ 3 de enero de 2025 / 10:28

La medida generó un gran entusiasmo en el stronguismo, que ya no soportaba más ver a su club bajo un interinato que en principio debía ser por 45 días y que finalmente se prolongó por un año y 50 días.

La Razón fue el primer medio periodístico que logró comunicarse con Héctor Montes, quien hoy regresaría a su despacho en el Complejo Rafael Mendoza de Achumani, aunque desde las primeras horas de la mañana ya hizo su desembarco en el club parte de su directorio, en las personas de Jorge Nolasco y Marco Villegas.

-¿Feliz, Héctor…?

-Imagínese… Feliz porque se ha hecho justicia y por la dimensión de la gente a la que me he enfrentado, gente muy poderosa.

-¿Cuándo fue informado de que volvía a su cargo…?

-Ayer como a las nueve de la noche. El abogado me comunicó.

-En un encuentro casual, usted nos había adelantado hace mes y medio que podía darse esta resolución.

-Sí, era cuestión de esperar, finalmente se resolvió para bien.

-¿Va a ir hoy a Achumani?

-Estoy analizando diversas cuestiones. Mi directorio ya está allá.

-Están circulando noticias de que Strongest tiene casi contratado como entrenador a Antonio Carlos Zago y a algunos jugadores, ¿se corta todo eso…?

-Hay que ver, lo estudiaremos, no tenemos que apresurarnos.

Héctor Montes ganó las últimas elecciones de la institución atigrada y asumió como presidente el 30 de julio de 2022; el 13 de noviembre de 2023 fue apartado del cargo por una resolución del Tribunal Constitucional Plurinacional, que ahora da marcha atrás.

-Héctor, ¿hasta cuándo entonces estará al frente del club?

-El abogado estudiará bien la sentencia y me dirá, pero entiendo que debo cumplir íntegramente mi mandato de cuatro años.

A último momento circuló una versión de que Montes no reasumiría por estar suspendido internamente por el club por dos años, lo cual está por resolverse.

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Fútbol mundial: Las claves del 2025

Por Jorge Barraza

/ 2 de enero de 2025 / 18:08

¿Cómo viene futbolísticamente el joven 2025…? ¿Qué nos depara…? No habrá torneos de fútbol de selecciones como Copa América o Eurocopa, pero sí de clubes y se abrigan grandes expectativas. 

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Individualmente, un nombre apunta directo al Balón de Oro: Mohamed Salah. El egipcio ha tenido un primer semestre hollywoodense: 20 goles y 17 asistencias en sólo 26 partidos. Es una bomba. Y muy difícil que se caiga: vuela.

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