¿Podrá el Bayern destronar al mejor Barcelona?
La forma en la que el Bayern de Munich liquidó al Barcelona en la instancia semifinal de la última Champions League, instaló predicciones sobre las posibilidades abiertas para destronar al equipo catalán como número uno durante por lo menos cinco años consecutivos. Su carrera ascendente orquestada por el retirado Jupp Heynckes estaba sustentada en la intensidad, el vértigo y la efectividad. Esas tres características le permitieron arrollar a un Barça en crisis, que sufría las consecuencias de la forzada salida del banco de Tito Vilanova y las comprensibles de un lustro en el que jugó rozando la perfección, ganándolo casi todo, demostrando una regularidad que será difícil de igualar.
Heynckes estaba de salida y se anunciaba con rimbombancia mediática la llegada de Josep Guardiola al banco que, ciertamente, ha encabezado una seguidilla de triunfos que han conducido a los muniqueses a ganar todos los títulos posibles durante la nueva temporada, sumando a su vitrina el trofeo de ese Mundial de Clubes tan notoriamente desigual que forma parte de la política globalizante de la FIFA en el que gestar torneos de todos contra todos es un deber inexcusable, pero a través de los que muy rápidamente se evidencian las asimetrías entre unos y otros, tal como acaba de verificarse en la final que ha permitido al cuadro alemán imponerse sin sobresalto alguno (2-0) al Raja Casablanca, el equipo seguido por los sectores populares marroquíes y que había cumplido con creces eliminando al Atlético Mineiro de Ronaldinho Gaúcho.
Si algo habrá que encomiar de los dueños de casa es que se empeñaron en ser tácticamente correctos, pues consiguieron casi siempre salir con pelota dominada desde la línea de fondo, sin recurrir al pelotazo desesperado, disponiendo incluso en tres esporádicos momentos de situaciones para batir a Neuer, aunque el control y posesión del Bayern, dosificando sus acciones sin necesidad de superar la media fuerza, no fueran puestos en riesgo en momento alguno, en un partido monocorde, carente de emociones y en el que Ribery volvió a ser manija en el ataque, pero que, ya está visto, juega más suelto de cuerpo cuando por el otro lado del campo va Robben, por ahora lesionado y poniendo en evidencia que su presencia se hace casi indispensable.
Con una apertura del marcador a cargo de Dante, producto de un mal achique de la línea de fondo de los locales y un rápida incursión de Alaba al área chica para meter un pase hacia atrás para el perfil de Thiago Alcántara, el Bayern concluye 2013 impresionantemente empeñado en aprender las lecciones de Pep como si se tratara de un curso acelerado y urgente, debido a que el contratado sustituto de Heynckes —ahora con la admirable marca personal de 16 títulos obtenidos en cinco años— es parte del objetivo de erigirlo como al mejor de todos con el desafío de que ya no más se vienen los octavos de final de la Champions frente al Arsenal, donde las cosas ya no tendrán que ver con trámites casi de entrenamiento en los 180 minutos a disputarse en Munich y en Londres.
Guardiola sigue siendo Guardiola, pero todavía no ha logrado superar los rendimientos del Bayern de Heynckes, más expeditivo, vertical y pragmático que éste con pretensiones distintas que pasan por esa muy holandesa vocación de elaborar mucho, de tocar el balón hasta bordear la exasperación y así conseguir los espacios para las puntadas finales, pero para eso hay que tener a Messi-Xavi-Iniesta, y una escuela gestada por lo menos durante dos décadas iniciada por Johann Cruyff, lo que pone en cuestión cuanto puede adaptarse el entrenador catalán al estilo histórico del equipo bávaro y viceversa, cuanta ductilidad son capaces de desarrollar sus dirigidos para aguardiolarse lo más posible.
El Bayern de instancias finales de la última Champions en la que terminó campeón exhibía una asombrosa mecánica a diferencia de éste en el que todavía su nuevo entrenador se encuentra en proceso de búsqueda del onceno ideal ensayando muchas rotaciones, pero gozando, eso sí, de una efectividad que lo sitúa, otra vez, en el primer lugar de la tabla de la Bundesliga.
El fabuloso salario de Guardiola
La plana mayor de la vieja guardia de grandes figuras del Bayern de Munich, sentada en el palco del estadio de Marruecos en la final disputada contra el Raja Casa Blanca, al frente de su presidente, Uli Hoeness, y de Franz Beckenbauer, subraya la importancia histórica de un club que ha puesto a Pep Guardiola a la cabeza de los entrenadores mejor pagados del momento, que cobra 23 millones de dólares anuales.
Muy lejos le sigue José Mourinho del Chelsea que se lleva a la alforja 13 millones, mientras que Carlo Ancelotti del Real Madrid cobra 10 millones, Gerardo Martino recibe del Barcelona 7,3 millones y Diego Simeone cobra 3,4 millones en el Atlético de Madrid.
La astronómica suma que percibe Guardiola por cada temporada la reciben, sumados, 17 entrenadores de la Liga Española en el burbujeante hábitat de los salarios millonarios que nada tienen que ver con las vidas cotidianas de la inmensa mayoría de los aficionados al fútbol en todo el mundo.
Julio Peñaloza Bretel es periodista y asesor de la Federación Boliviana de Fútbol (FBF).