‘Socios por accidente’: un engendro
Socios por accidente fracasa de pleno como entretenimiento familiar (deja gusto a muy poco); no entretiene, carece de ritmo y viene a confirmar que la comedia es una cosa seria, al alcance de muy pocos.

No es habitual que una película argentina se exhiba en varias salas de un mismo multicine boliviano al unísono. Socio por accidente —que se estrenó de manera simultánea en Argentina y Bolivia (dato no menor)— tiene como gancho a dos personajes televisivos del “show” de Marcelo Tinelli.
El espectador acude para ver y gozar con José María Listorti y Pedro Alfonso en una clásica comedia de buddy movie (policial): esas famosas parejas que comenzaron con Laurel y Hardy en los años 30 y tuvieron en los 70 su punto álgido con Jerry Lewis y Dean Martin. Disculpen que haga comparaciones realmente odiosas, pues Socios por accidente es un intento fallido: ni tiene el humor esperado (las risas son contadas), ni la pareja citada rezuma química. Incluso una de sus patas (Alfonso) desentona estrepitosamente, dada entre otras cosas su nula formación actoral. Listorti (también productor), a ratos, la rema.
Socios por accidente fracasa de pleno como entretenimiento familiar (deja gusto a muy poco); no entretiene, carece de ritmo y viene a confirmar que la comedia es una cosa seria, al alcance de muy pocos. El híbrido-engendro (dupla de directores del cine independiente argentino con Forte-Loreti sumado al marketing televisivo) tiene todo para defraudar y lo consigue.
Ricardo Bajo es periodista.