Cero en conducta
Hace 80 años Jean Vigo estrenaba Cero en conducta (1933) —para Godard, la película fundacional del cine francés—, mediometraje de ficción del cineasta que fundara con escasas tres cintas el naturalismo y renovara el documentalismo.

Hace 80 años Jean Vigo estrenaba Cero en conducta (1933) —para Godard, la película fundacional del cine francés—, mediometraje de ficción del cineasta que fundara con escasas tres cintas el naturalismo y renovara el documentalismo.
Cero en conducta transcurre en un internado donde la represión y el abuso por parte de la autoridad es una constante. Ahí, cuatro adolescentes decidirán declararle la guerra a la institución y sus operadores, los profesores.
Este canto a la rebelión contra toda autoridad, jerarquía e imposición es también una mirada nostálgica hacia la adolescencia, a ese terreno ideal que ofrece la condición postinfantil. Vigo no critica con dureza, ni pesimismo o tristeza, sino que se refugia en la sátira como método de lucha y resistencia. Película censurada en Francia acusada de antipatriota, fue exhibida recién por segunda vez en 1945, y la cinta vuelve a cuestionar abiertamente a la iglesia, al estado y a la familia.
Arropado por mecanismos del surrealismo, Vigo, quien procedía del documental (registro de la cotidianidad), introduce en esta ficción elementos que permiten identificar los gérmenes del cine moderno, desde la manipulación del tiempo hasta la construcción espacial de escenarios oníricos.
En este sentido, Cero en conducta introduce elementos formales y estilísticos novedosos que serán recuperados recién a finales de 1950 con la irrupción de la modernidad. Sin embargo, esta pieza, en su tiempo, se constituye en el primer filme anarquista por su carácter antiautoritario y libertario, además de reconocer un sujeto nunca antes representado de manera protagónica, los adolescentes.
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